Fuerte Kota y vuelta al hotel (Bantayan)

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Llevo una semana un poco estresada en el trabajo y apenas he tenido tiempo de pasarme por aquí, pero me apetece muchísimo seguir contando mi periplo por Filipinas.
Nos quedamos en Madrilejos, con las motos. Era tarde, no habíamos comido, pero la población tampoco era demasiado atrayente para ponernos a buscar un restaurante. Se trataba de una sucesión de casas bastante destartaladas con algunos comercios en los bajos.


Tiramos en busca de algún lugar donde poder comer hasta llegar a la punta de la isla y nos adentramos sin saberlo al  Fuerte de Kota, de origen español, que fue usado en los primeros años del asentamiento como defensa y refugio contra los piratas moros y chinos que saqueaban pueblos y ciudades por toda las costas de las Visayas. No había demasiado en pie, pero lo visitamos para descubrir la huella de nuestros antepasados.


Iniciamos el retorno hacia Santa fe por otra carretera más rural. El cielo empezaba a encapotarse y los caminos a llenarse de arena que las ráfagas de viento ensortijaban presagiando tormenta. Las primeras gotas cayeron en medio de un extraño camino. Como asfaltan las carreteras a mano tardan más de lo normal y muchas veces encuentras un sendero de arena estrecho para ambas direcciones al lado de uno más elevado con asfalto.
Nos cubrimos con los chubasqueros que siempre llevábamos en la mochila, tapamos como pudimos los bolsos y mochilas y seguimos bajo la tormenta tropical. Por suerte íbamos hacia la zona despejada y en pocos kilómetros nos deshicimos de la molesta lluvia.


Recorrimos la distancia hasta nuestro hotel sin encontrar un lugar para comer. De repente nos sentimos perdidos y mis hijos reconocieron el foot court donde llevábamos dos días cenando. Pero la mayoría de restaurantes estaban cerrados y decidimos aprovechar el del hotel.
Pasamos lo que quedaba de tarde descansando. Yo leyendo en la hamaca frente al mar y el resto de la familia en las habitaciones disfrutando del Wifi. Por la noche fuimos a cenar al Stumbleinn, un restaurante regentado por una pareja de australianos que vivieron muchos años en Bali antes de asentarse en Bantayan. Ese día coincidía con su primer aniversario de apertura y estaba lleno de los clientes habituales. Nos ofrecieron aparte de la comida tapas diversas para unirnos a la celebración. Comimos súper bien.


Para el día siguiente decidimos repetir Virgin Island porque habíamos agotado las otras opciones. Fue un día agradable donde disfruté de horas de hamaca, libro y baños maravillosos casi en soledad.
Ese día decidimos comer en el restaurante de la playa y resultó ser bueno y barato, aunque me llamó muchísimo la atención la cantidad de moscas que había. Para espantarlas nos dieron un palo con varias tiras de plástico que agitábamos mientras comíamos…

¡Feliz día! J

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