Turtle Point y Shark Point (Perhentian)

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Los lunes me cuesta muchísimo levantarme para ir a trabajar, y más cuando se trata de la segunda semana de incorporación tras unas vacaciones inolvidables…
Ayer llevé a mi hija al cine, a ver una de esas películas para adolescentes que últimamente llenan las pantallas, Ciudades de Papel. Pensaba que me gustaría, que sería de amor, pasión, momentos mágicos y un sinfín de ideas para mis novelas New Adult, pero me equivocaba.
Me gustó a medias. Está muy bien hecha, con unos personajes que te llegan y una trama interesante. La idea que subyace al final es preciosa y te ofrece unos momentos de risa, otros más tiernos y algunos que te hacen pensar. Sin embargo ese final me dejó un mal sabor de boca. Si yo pudiera escribirlo sería tan diferente….
En fin, volvamos a Malasia, a la isla de Perhentian Kecil, subidos a una barca para descubrir los tesoros marinos que albergan esas increíbles aguas turquesas.
Buceamos durante largo rato en Turtle Point, en busca de las tortugas que viven ahí. Es una pasada nadar con ellas. Nuestro barquero las detectaba, nosotros las observábamos y las seguíamos nadando hasta que salían a la superficie a respirar, momento en el que las acariciábamos. Es una experiencia única.
Después nos fuimos a Shark Point, donde a pesar de nuestros esfuerzos no vimos ni a un tiburón. Fue un poco decepcionante la ausencia absoluta de escualos en ese instante, así que nos decidimos a repetir otro día, si se daba la ocasión.
A las tres llegamos al hotel, quemados por el sol, cansados por el ejercicio y felices por el día de barca y mar. Dejamos las pocas cosas que teníamos, preguntamos por las maletas, que todavía estaban desaparecidas, y nos fuimos a comer.
Parecía que acabáramos de atravesar una burbuja del tiempo y nos plantáramos en los chiringuitos de playa de la Costa Brava y el Maresme de hace cincuenta años. Techo de uralita, mesas de plástico colocadas sobre la arena, hules de mantel, una cocina casi a la vista…
Las cartas son extensas, con varias páginas dedicadas únicamente a diversos tipos de desayuno, un par de ellas de western food, que es como llaman ellos a cualquier comida no asiática, otras tantas de noodles, arroces, pescados y especialidades malayas y las dos últimas donde se presentaban las mil opciones de bebida.
Comer con agua es algo insólito para los asiáticos. Si tenemos en cuenta su comida picante y el clima, es fácil imaginar la preferencia de zumos de frutas, shakes y batidos. Lo mejor los shakes, eran una especie de sorbete hecho de frutas naturales, pero un poco más deshecho. Mmmmm, el de mango era excepcional.
Os dejo el enlace a una entrevista que me han hecho:
Blog El Aventurero de Papel (enlace)
 
¡Feliz día! J

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Rawa Island (Perhentian)

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Llegamos al viernes y apenas he contado con tiempo para darme cuenta del avance de la semana. Regresar a la rutina es duro, pero si le pones ganas y tesón consigues adaptarte enseguida.
Ayer salió una nueva reseña de Los Mundos de Esme. Por suerte la novela está gustando y las opiniones son positivas. Os invito a leer esta en el blog Libros en la eternidad (enlace).
Por las noches mi marido se pasa horas ordenando las fotos del viaje, preparando un álbum Hofman con las mejores instantáneas que sea un gran recuerdo de esta experiencia. Es una tarea difícil, tenemos nada menos que cuatro mil trescientas fotos del viaje… Y a veces le cuesta decidir cuál es la mejor y cuáles descartar.
Perhentian me ha arrebatado, cada noche me duermo recordando sus playas de arena blanca, la serenidad del paisaje, la facilidad de relajarme estirada en una hamaca, con el ordenador en el regazo, mientras dejaba volar la imaginación.
La primera tarde visitamos Coral Bay en busca de una excursión de snorkel al día siguiente. Es el lugar más barato para contratarlas. Caminamos por la arena, bajo un sol abrasador, leyendo los carteles con ofertas… Nos interesaba ir con una barca a explorar los puntos más interesantes de buceo. Tras consultar con varios agentes acabamos alquilando una barca con tripulante durante un día entero. Es un poco más caro, pero para cuatro sale bien y te permite elegir destinos sin ir apretados en un bote.
Nos bañamos en las aguas de Coral Bay, una playa llena de arrecifes de coral en la que cuesta encontrar arena para meterte en el agua. De vuelta al hotel unas nubes amenazantes coparon el cielo con una rapidez pasmosa. Mientras nos duchábamos en el baño al aire libre cayeron las primeras gotas de lluvia. ¡Suerte que la ducha tiene techo!
A las ocho, cuando nos disponíamos a explorar la playa en busca de un restaurante, la lluvia impidió movernos del hotel. Era torrencial, y nuestros chubasqueros estaban en las maletas desaparecidas, así que nos sentamos en The World Café y repetimos restaurante.
A la mañana siguiente, tras desayunar, nos fuimos a Coral Bay para tomar nuestra barquita rumbo a Rawa Islands, unos atolones pequeños de roca que ofrecen los mejores lechos marinos de la zona. Pasamos horas sumergidos con nuestras gafas, descubriendo arrecifes de coral, peces multicolores, Nemos…
Me encantó bucear con mis gafas ultra grandes, sin sacarme el tubo en ningún momento, con la mirada puesta en las mil maravillas que ofrecía ese paraíso tropical.
Tres horas después abandonamos Rawa para irnos a ver tortugas marinas en Turtle Point y tiburones pequeñitos en Shark Point. ¡El lunes os lo cuento!

¡Feliz día! J     

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Primeras horas en Long Beach (Perhentian Kecil)

7:07 Pat Casalà 2 Comments

¡Buenos días! Ayer por fin desencallé el capítulo que tenía atragantado de UUDC. Fui al gimnasio, solucioné un par de cosas en casa y conseguí avanzar muchísimo en la oficina.
Ahora mismo volvería a Malasia, de vacaciones, sin más obligaciones que escribir, descansar, descubrir mundo… Pero va a ser que no, hay que levantarse, trabajar, tirar adelante proyectos y ahorrar para el próximo verano. Aixxxx, me está costando más de lo normal ponerme en marcha.
Llegar a Long Beach, la playa de Perhentian Kecil donde nos alojamos, me trajo una sensación de paz difícil de explicar. Una extensión de arena blanca, con el mar turquesa, el hotel enfrente, con aquel techo de paja tan característico de los destinos tropicales y las hamacas de madera situadas estratégicamente.
El agobio por la falta de maletas se mitigó mientras accedíamos a la recepción, situada al lado del restaurante del Bubu Villa, llamado The World Café. Era al aire libre, de madera, con una chica simpatiquísima que rápidamente se ofreció a darnos la documentación para hacer el check in.
Nos sentamos a una de las mesas del restaurante, a degustar el magnífico cóctel de bienvenida y a esperar a que nos dieran la habitación. En Perhentian todo funciona a otro ritmo, nada es rápido ni estresado. Hay que ir con la predisposición a sentir la calma y la serenidad del lugar, sin que las prisas sean el motor de tu momento.
Comimos en el The World Café mientras nos preparaban la cabaña familiar que teníamos reservada y pagada desde marzo. Tardaron más de dos horas y media en tenerla preparada, pero no nos importó, el lugar era paradisíaco, el clima perfecto y estábamos cansados del viaje, de los nervios de las maletas, de la poca información que teníamos…
Cuando terminamos de tomar unos platos italianos, preparados y servidos con mimo por el personal del The World Café, aprovechamos para ir a la habitación. Por suerte mi talla de bikini es parecida a la de mi hija y pude usar uno de los suyos. Me vestí como pude, añorando mis prendas, la bolsa de playa que estaba perdida en algún aeropuerto, mis enseres personales…, y me di un baño en las aguas transparentes de Long Beach. ¡Fue espectacular!
Mientras mis hijos se duchaban hablamos con la recepcionista del hotel, quien rápidamente se brindó a ayudarnos a recuperar nuestras maletas. El Wifi es un bien preciado en Perhentian, así que nos costó bastante comprobar la ausencia total de noticias del servicio de equipajes del aeropuerto de Singapur en nuestro email. Perdimos un rato precioso reclamando, siempre con la ayuda del atento personal del hotel.
Cuando ya no podíamos hacer nada más tomamos el camino que comunica con el otro lado de la isla, una playa llamada Coral Bay. Me desencantó ese sendero, estaba sucio, descuidado y sin la preciosidad de paisaje del resto de la isla… ¡Mañana más!

¡Feliz día! J

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Rumbo a Perhentian

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Tercer día de trabajo… Parece mentira que los días avancen tan rápido en el calendario, apenas he contado con tiempo de saborear el lunes y el martes y ya nos hemos plantado en miércoles.
Llevo un par de días sin ganas de escribir, es como si al regresar a la rutina se me secaran las palabras. Sin embargo ni me agobio ni me estreso, no tengo ninguna prisa y contar una historia significa pasarlo bien, así que cuando mi mente decida colaborar avanzaré por el intrincado mundo de UUDC.
Almaceno recuerdos maravillosos de mi viaje veraniego y quiero compartirlos con vosotros, fue una experiencia increíble. A veces no somos conscientes del mágico poder de visitar otros lugares, aunque sean cercanos a tu hogar, no hace falta cruzar medio mundo para descubrir nuevas e interesantes ciudades o pueblos.
Para preparar el viaje a Malasia mi marido y yo nos pasamos más de cuatro meses buscando la mejor combinación de destinos. El país es grande y ofrece multitud de opciones turísticas. Al final nos decantamos por evitar la península y visitar tres islas. El recorrido quedó así: Perhentian, Langkawi, Kuala Lumpur, Kuching en Borneo, Parque Nacional de Bako y Singapur.  
De todos los puntos solo quitaría la visita relámpago a la capital malaya, ya que no me gustó. El resto es altamente recomendable para cualquier viajero intrépido.
Perhentian es un paraíso, el lugar donde ahora mismo me evadiría para pasar un largo año sabático. Quizás la única pega es la cantidad de transportes que has de coger para llegar, ya que son dos islas perdidas en la costa nororiental de Malasia, en el mar de la China Meridional, a unos setenta kilómetros de la frontera con Tailandia, y la solo son accesibles por mar.
Llegamos a Subang, el aeropuerto secundario de Kuala Lumpur, el día dos por la noche, tras veinticinco horas de viaje, con tres aviones, retrasos, prisas por los aeropuertos, nervios por la pérdida de nuestras maletas y un sinfín de instantes estresados.
Esa noche, tras una frugal cena en el restaurante del The Saujana Hotel Kuala Lumpur, un resort maravilloso muy cercano al aeropuerto, nos fuimos a dormir con la angustia de no saber qué pasaría con las dos maletas retrasadas en Singapur.
Mi marido y yo nos mantuvimos despiertos hasta las dos de la madrugada, llamando a Singapur para averiguar qué harían con el equipaje, nerviosos por los emails que nos mandaron y sin saber si retrasar nuestro viaje a Perhentian para rescatar las maletas.
A las seis y cuarto sonó el despertador, nos levantamos corriendo, nos duchamos y pusimos rumbo al aeropuerto, nerviosos, discutiendo en el taxi. Al final, tras dos llamadas más a Singapur, embarcamos las maletas de los niños y cogimos el avión a Kota Bharu, donde un transporte del hotel Bubu Villa nos esperaba para llevarnos al embarcadero de Kuala Besut, a una hora de trayecto.
Allí esperamos quince minutos, que aprovechamos para comprar un par de camisetas y un bañador para mi marido, y subimos a la lancha rápida rumbo a Perhentian. En media hora avistamos la playa de nuestro hotel. Llegar no es fácil, una vez cerca de la arena has de cambiar a una de las barcas pequeñas, que te deja en la orilla, mojándote los pies…

¡Mañana más! ¡Feliz día! J  

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¡He vuelto!

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Ya echaba de menos este rinconcito de la bloggosfera, con una página de Word por delante cada día donde dejar mis impresiones y constancia de mis devaneos con la vida. Es gratificador volver aquí, buscar de nuevo palabras para expresarme, encontrar un instante de paz cada mañana y escribir.
Ayer empecé a trabajar. Es curioso cómo mi cabeza consigue regresar lentamente de las vacaciones y se adentra en las tareas necesarias para adaptarse a la situación. Este año me ha costado más que nunca volver a la oficina, he tenido tres semanas de descanso, con mil momentos mágicos donde explorar nuevos mundos, sin olvidarme en ningún momento de UUDC, con una serenidad increíble.
He escrito, a pesar de volar dieciocho horas hasta Malasia, de disfrutar con el descubrimiento de un país multicolor, de vivir intensamente cada detalle del viaje mis ideas no se han secado. Tengo ganas de una novela más pausada, con mucho sentimiento y un sinfín de matices personales en los personajes.
Por primera vez en mi carrera me dedico a leer y releer lo ya escrito, en busca de mejoras, del tono concreto, de los detalles intrínsecos a la historia. Esta vez no quiero crímenes ni mucha acción ni demasiada adrenalina, simplemente busco una historia donde las emociones de los protagonistas describan sus dudas, sus acciones, sus deseos.
En el primer avión rumbo a Malasia escribí como una posesa, con las palabras fluyendo sin dificultad de mi mente ansiosa de contar una historia. Fueron dos vuelos larguísimos que se intensificaron por el retraso del primero, la prisa en Dubai para llegar al segundo y la pérdida de nuestras maletas al llegar a Singapur.
Teníamos que subirnos a otro avión a las tres horas y media para llegar a Kuala Lumpur, pero el equipaje de mi marido y el mío se había quedado en Dubai. Volábamos con Emirates, una compañía de prestigio, y parecía que nos ayudarían a solucionarlo, pero en el aeropuerto de Singapur se portaron fatal. Después de una hora y media explicándoles que nos íbamos al aeropuerto de Subang en Kuala Lumpur para coger un vuelo a la mañana siguiente a primera hora rumbo a Kota Barhu, donde nos recogían para llevarnos a una isla perdida, quedamos que ellos se encargarían de enviar las maletas a nuestro hotel, pero la realidad fue que nos dieron un dinero, nos hicieron firmar un papel y al día siguiente pusieron el equipaje en un avión rumbo al aeropuerto interaccionar de Kuala Lumpur (a una hora en coche de donde estábamos), y se desentendieron de lo demás.
Con el dinero que nos dieron compramos una crema solar, unos shorts de deporte para ir a la isla (iba vestida con unos vaqueros), y corrimos para coger el último vuelo del día.  Mi marido y yo dudamos de nuestros pasos al día siguiente, no sabíamos si anular el vuelo de primera hora, ir a por las maletas y volar por la tarde, a pesar del coste y de la pérdida de tiempo. Al final embarcamos rumbo a Perhentian, un paraíso donde ahora mismo me iría a vivir…
Os dejo dos reseñas de Los Mundos de Esme:

En el blog El Universo de los Libros (enlace)

En el blog Casa de los Libros Perdidos (enlace)


¡Feliz día! J

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