Fin de semana bailarín

7:07 Pat Casalà 0 Comments

     ¡Buenos días! Ayer me tomé fiesta de ordenador. Ni entrada en el blog ni novela ni lectura… Fue un día genial: clase de baile con Alberto por la mañana, comida en casa de mis padres y tarde de terraza con mi marido. Las plantas parecían una pequeña selva que se tenía que domar.
      El sábado también fue un día perfecto. Por la mañana escribí sin parar dos capítulos de LDE, ¡ya tengo noventa y tres folios enteritos! La historia avanza hacia el final que tengo en la cabeza, con unos sesenta folios más rubricaré el the end y me meteré de lleno con las correcciones que tengo en mente. Aunque mi cabeza ya tiene una idea de una nueva trama…
     Por la tarde fuimos al cine con los niños a ver Percy Jackson y el Mar de los Monstruos, una película de aventuras para jóvenes de las que a mí me encantan. Semidioses, mestizos, momentos cumbre, ideas locas… ¡Genial! Palomitas, momentos de familia y sonrisas.
      Y luego me fui a la Master class de Fran, una clase de baile de una hora y media divertidísima donde la música y los pasos son el centro de mis sonrisas. Después teníamos una magnífica cena con las compañeras de clase y un poco de bailoteo con profe incluido.
     Cenamos muy bien, ¡demasiado diría yo! Y en mitad de la cena una amiga me anunció que al día siguiente Alberto daba una clase de baile a las once. Y prometí que iría… Ufffff…
     Llegué tardísimo a casa, pero estaba tan desvelada que tardé mucho rato en dormirme. Al final caí en las redes de Morfeo y conseguí no pensar en nada. ¡Suerte que no necesito despertador para el día siguiente! ¡No me perdería una clase de Alberto por nada!
      Así que le digo adiós a un fin de semana bailarín y me pongo las pilas para iniciar una semana de trabajo intenso y con muchas cosas diversas sobre mi mesa. A ver si vuelvo a las entradas de introspección de estos últimos días y descubrimos cosas interesantes.
      De momento mi atención está puesta en ese maravilloso final de LDE y en saber si recibiré algún tipo de noticia interesante de mi agente. Ya, ya sé que es muy pronto, y que no tengo ni idea de si la LME está en proceso de búsqueda de editorial, pero soñar no cuesta dinero…
     ¡Feliz día! J

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Los sueños redimensionados

9:09 Pat Casalà 0 Comments


¡Buenos días! El sábado se despierta nublado y con pocas posibilidades de pasarlo en una hamaca bajo el sol… ¡Qué se le va a hacer! Llegamos al otoño y los días de piscina o playa se alejan de nosotros, pero poco a poco recuperaremos otros placeres como pasear sin el agobio del calor, sentarnos en una terracita a ver pasar a la gente…
Dicen que el tiempo lo cura todo, que el paso de los días te ayuda a alejar los malos momentos para delinear un nuevo ahora, que si algo te duele en un momento de tu vida en unos meses lo verás con una perspectiva distinta y encontrarás el modo de superarlo.
Cuando estás inmerso en el remolino de ansiedades que te inundan no ves esa realidad, pero cuando tú mismo decides aparcar de una vez por todas la frustración para abrazar con fuerza lo bueno que te ofrece la vida llega un día en el que miras atrás y descubres que ya no te pesa esa obsesión y que ya no duele.
Es la forma de reinventarse, de encontrar emoción en cada parcela de tu vida y de no empeñarse en una única dirección. La vida es un sinfín de encrucijadas que ofrecen demasiadas posibilidades como para empeñarse en dirigir el timón únicamente en línea recta.
Es fácil emperrarse en algo, desear lo imposible y dejarse arrastrar por ese anhelo. Y no es sencillo caminar hacia un lugar diferente, sin sentir el peso de lo que se quiere y no se puede lograr. Pero todo llega, cualquier persona puede encontrar la vía de escape a la situación y redefinir su visión de la vida.
Hay tantas cosas maravillosas por las que luchar… Los hijos, el trabajo, las amistades, el baile, la cocina, caminar, sonreír…
No os engañaré diciendo que mis deseos de dedicarme únicamente a la escritura han desaparecido, sencillamente ahora ocupan un espacio distinto en mi lista de prioridades y se han mitigado hasta el punto de entender que si no pasa no será el fin del mundo.
A mis lectores beta les gusta lo que escribo y yo me lo paso genial aporreando el teclado, buscando una alternativa a la historia convencional, intentando sorprenderme a mí misma con los giros de la trama. Eso me realiza como escritora, y si el Cosmos no tiene preparado ese futuro soñado para mí, pues voy a vivir el que tengo con una ancha sonrisa.
Me escoltan compañeros de viaje maravillosos, he asistido a verdaderos adelantos en personas a las que siento muy cercanas, sin ir más lejos el otro día Bea Magaña publicó su libro en Amazon: El Chico Perfecto no Sabe Bailar el Twist. ¡Es una gran novela que no deberíais perderos! María Martínez logró hace unos meses una editorial para El Encanto del Cuervo, y muchísimos compañeros siguen su estela.
Si no tienes capacidad para alegrarte por los demás deberías buscar la manera de apartar de ti los malos rollos y entender que el triunfo de un compañero es algo para celebrar. Por eso yo lo alabo y me siento contentísima por ellos.
Ahora voy a colgar estas palabras, a sonreír un par de veces, a iniciar el Spotify para escuchar una y otra vez las mismas canciones y a darle vida a los personajes de LDE. ¡Esa es mi dosis de ilusión diaria!
¡Feliz día! J

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Construir personajes

7:07 Pat Casalà 0 Comments

     ¡Buenos días! Por fin me levanto el viernes con muchísima energía y ganas de encarar el fin de semana con emoción. Es increíble cómo la rutina te trae maravillosos momentos; los lunes son tristones, pero los viernes son explosivos.
      Dice mi jefe que soy eléctrica en el trabajo… Antes también lo era en la escritura, pero ahora me lo tomo con más calma, al comprender que hay muchas maneras de disfrutar de esa capacidad de crear mundos paralelos que me ha dado la naturaleza, he aprendido a ser feliz con cada párrafo.
      Durante la construcción de la historia los personajes evolucionan en mi interior y se enfrentan a contradicciones, a decisiones difíciles y a situaciones que a veces les dan un giro inesperado. En ocasiones alguien que me ha parecido del bando bueno al principio se convierte al lado oscuro, y viceversa.
      Escribir como si la narración fuera un barco de vela que navega mecido por el viento hace que en momentos la embarcación zozobre, pero al final siempre endereza el rumbo.
     El otro día mi hermana fue otra de las lectoras beta de LME y me dijo que le había atrapado la historia, pero que ella hubiera reaccionado distinta que la protagonista en un capítulo concreto. Y sí, quizás hay muchas maneras de ver las cosas y cada uno de nosotros sentimos distinto, pero mientras escribía esa escena mi personaje femenino acompañó a mis dedos en el teclado.
      Las vibraciones de cada persona que engrosa el elenco de personajes son distintas, hay algunos que me caen bien desde el principio y con los que sintonizo a las mil maravillas, en cambio hay veces que no tengo empatía con un interlocutor en concreto.
      Sin embargo, ahora que escribo con introspección de la trama, permitiendo que los lectores respiren en algunos momentos, consigo ver la balanza que equilibra los dos lados de los personajes y comprendo mejor a los que son malos o a los que son buenos.
       Es importante entender que una persona no se puede representar sin sus dos pasiones contrapuestas. No hay un malo sin parte positiva ni un bueno sin parte negativa. Por eso hay que ahondar en las cuestiones humanas de cada  uno y concederles esa pizquita de sentimiento que nos ayuda a entender el conjunto.
      Construir al personaje a medida que caminas en la historia, acompañarlo en su maduración personal y sentirlo crecer es lo que me encanta de este trabajo no remunerado, a veces incluso creo que me entiendo mejor con ellos que con las personas que me rodean…
      ¡Feliz día! J

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En busca del final perfecto

7:07 Pat Casalà 0 Comments

      ¡Buenos días! Parece mentira cómo el tiempo complica a veces las cosas… Hay veces en las que deseas acabar con algo y las circunstancias te obligan a alargarlo demasiado. Supongo que es parte de la vida…
      Hoy quiero hablar acerca de algo importante para mí, la construcción de un final en una novela, mi propensión a dar giros inesperados antes de tiempo y de quedarme sin argumentos para continuar.
      Antes empezaba a escribir con un título, un principio y un final. El nudo se desarrollaba a medida que avanzaba la narración y no tenía dificultades en liar la trama y deshilarla. Cuando empecé a escribir LME me leí muchas veces las reseñas de El Secreto de las Cuartetas con la intención de mejorar.
      En general el libro gusta, pero en algunos casos lo tachaba de demasiado lineal y con unos personajes secundarios con poca profundidad. Cuando hay diversas personas que te avisan de algo, a pesar de que su crítica general sea positiva, has de pararte a escuchar. Nadie nace enseñado y es importantísimo no dejar nunca de aprender.
      La parte de los personajes la solucioné con un nuevo enfoque a la hora de escribir. Bastaba con alejar de mi mente la trama durante horas para que al retomarla necesitara situarme, y esa sensación de que faltaba explicar algo es la que me hace profundizar en los protagonistas y los secundarios.
     El tema de la linealidad era otro percal. Si empezaba con un final claro la novela seguía un camino claro, recto, marcado. Esa necesidad de llegar justo al lugar donde quería rubricar el punto y final desvirtuaba la posibilidad de dar rodeos y asombrar.
      Por eso decidí cambiar de táctica y dejar absolutamente abierto el final en mi mente hasta que se acercara. El único problema en este caso es que las ideas que tengo a medida que escribo las incluyo en el texto en ese momento y entonces necesito darle vueltas otra vez a las situaciones para sorprender.
      Lo bueno es que me asombro a mí misma al idear nuevos rumbos de los personajes. Con mi actual manuscrito, LDE, descubrí que las ideas de giros argumentales debían incorporarse a la trama antes del final, y de repente pensé en cómo terminarlo.
     Así que ahora camino por la cuerda floja, juego a ser escritora y lectora a la vez, cada vez que tecleo me imagino la trama y qué me gustaría a mí que me contara el libro si solo lo leyera…
      ¡Feliz día! J

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¿Qué sería de nosotros sin ilusión?

7:07 Pat Casalà 4 Comments

     ¡Buenos días! A trabajar otra vez… Uffff, tras un día de descanso, con muchas horas por delante para escribir, pasear y disfrutar de las horas libres llegamos a un miércoles cargado hasta los topes de trabajo.
     ¿Qué sería de nosotros sin ilusión? La vida es un compendio de instantes a los que puedes exprimirles la esencia positiva o machacarte con la negativa. Siempre hay motivos de angustia o de emoción, según si ves el vaso medio lleno o medio vacío.
     Evolucionar hacia el optimismo no es fácil, y menos cuando los deseos de alcanzar un sueño son tan intensos que incluso te producen un dolor físico. Pero el ser humano está dotado de un cerebro donde la razón muchas veces se impone a base de fuerza de voluntad, tesón y repetirse mil veces las cosas para acabar de convencerle.
      Cuando llevas mucho tiempo en la oscuridad, perdida en un laberinto de obsesiones y anhelos, y tras mucho trabajo de automotivación para salir a flote, ves la luz al final del túnel y caminas hacia ella. Primero tus pasos son lentos y pesados, parece que arrastres unas cadenas demasiado gruesas para avanzar con soltura.
      Poco a poco andas con un poquito más de firmeza, vas apartando de tus manos y tus pies los grilletes que los aprisionan. Y de repente, no sabes bien cómo, empiezas a correr sin ataduras hacia el aire libre, donde la luz te saluda con todo su esplendor.
      Es difícil cambiar tu forma de ser, complicadísimo conseguir deshacerte de las angustias del pasado y muy arduo perder el peso de las ansiedades, pero no es imposible. Solo se necesita ilusión, fuerza y voluntad.
      La escritura es una manera perfecta para desatar tus instintos creativos, para darle vida en el papel a tu heroína o a tu héroe, para vivir las aventuras que deseas. Quizás por eso hay tantas películas sobre escritores que triunfan en la vida tras muchos años de lucha. ¡Las escriben ellos!
      Pues bien, aquí estoy, con la luz como compañera, las ilusiones disparadas y muchas ideas que ofrecerle al papel. Y sí, se escribe para que te lean, pero tampoco es importante contar el número de lectores, con uno basta para hacerme sonreír. ¡Claro que no haré ascos a muchos más!
      No sé a dónde me conduce el sendero del destino ni si LME, LMR y LDE verán la luz en papel algún día. Voy a darle un plazo extenso a la agencia para colocarlos y si no lo consiguen ya pensaré estrategias para captar lectores. Ahora ya no tengo esa visión romántica del asunto, ya sé que para ganarme la vida tengo otra profesión y que las letras son un complemento a mi felicidad.
      ¡Feliz día! J  

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¿Se puede madurar a los cuarenta?

9:09 Pat Casalà 4 Comments


¡Buenos días! Me levanto con muchas ganas de crear mundos paralelos en el papel, con una idea clara de cuál será el giro argumental de la novela y de cómo rubricaré un final que no me esperaba.
LDE es una novela diferente en muchos aspectos a las que había escrito hasta ahora. Este año me he pasado a las policíacas y he abandonado la fantasía que llenaba mis cuadernos infantiles. Quizás en esa nueva forma de ver la escritura influye la maduración personal de los últimos tiempos.
¿Se puede madurar a los cuarenta? Yo creo que sí, y más si nos referimos a un mundo tan diferente al habitual como la literatura. Mi proceso de cambio empezó en este espacio de la bloggosfera, acompañada por personas que me ayudaron a darme cuenta de lo mucho que me perdía con mi actitud.
Es fácil entender la visión romántica que tenía yo de escribir. Durante mi infancia soñaba cada noche en convertirme en una escritora tan famosa que acababa en Hollywood dando vida en la gran pantalla a sus personajes inventados. Lo anhelaba tanto que se convirtió en mi deseo platónico.
Ser disléxica no ayudaba a que los profesores apostaran por mi vocación. Jamás gané un concurso literario, aunque cada año me esmeraba por plasmar esa imaginación que convivía conmigo en una hoja de papel, con un boli y mi incapacidad para construir una frase sin faltas de ortografía y con la letra clara.
Estoy segura de que los consejos bienintencionados de mis maestras fueron el detonante para que en mi interior creciera todavía más el deseo de demostrarles que se equivocaban. Aunque cuando llegué a la adolescencia terminé por escucharlas y entender que jamás lograría escribir nada con coherencia.
Me decanté por estudiar económicas. Era extraño que me entendiera tan bien con los lenguajes matemáticos, ¡fui el único diez de mi promoción en el examen de mates de selectividad! Y decidí dedicar mi vida a los números, a pesar de mis anhelos.
Pero la creatividad no se puede esconder bajo un manto de indiferencia, un día sale a la luz y te posee con frenesí. Yo crecí, me enamoré, me casé y tuve hijos muy joven, tal como soñaba de pequeña, y un día me descubrí con parte de mis anhelos cumplidos y con el deseo interno de novelar mis mundos paralelos.
Tras un año estudiando ortografía y gramática, con unas cosquillas inquietantes en el abdomen, me senté frente a un ordenador para teclear mis primeras palabras. Fue una sensación adrenalítica, llena de emociones intensas, que me descubrió un mundo nuevo y excitante.
En siete meses tenía mi primera obra terminada, me sentía orgullosa de mí misma, de haber demostrado que no era verdad lo que me decían, que sí tenía capacidad para hilvanar una novela. Por eso caminé por las brasas de la idea romántica de publicar, anhelando que mis sueños se cumplieran.
A partir de ese instante escribir fue mi única fuente de felicidad, siempre en busca de nuevos retos, de nuevas ideas, de nuevos argumentos. Pero el castillo de naipes se derrumbó tras años de lucha infructuosa. Conseguí una agencia literaria de la talla de Antonia Kerrigan, pero en vez de alcanzar la cima me quedé a medio camino, siempre con un nuevo consejo para mejorar mi técnica. Durante años no me rendí, leí, subrayé, estudié, reescribí una y otra vez, pulí y volví a reescribir.
Ahora mis sueños están marchitos, ya no pienso que alcanzaré la gloria, ya no escribo para que me lean, ya no espero constantemente una llamada ni un email. Ya no dedico toda mi energía a las letras ni permito que la escritura domine mi vida, es algo intrínseco a mí a lo que nunca renunciaré, pero ya no es el centro de mi universo.
Solo el tiempo puede decidir qué sucederá con mis novelas, de momento para mí son una fuente inagotable de sonrisas.
¡Feliz día! J

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¿Qué es la esperanza?

7:07 Pat Casalà 4 Comments

     ¡Buenos días! Empieza una semana rara, ya que mañana es fiesta en Barcelona. Por suerte hoy el día en la oficina no se presenta demasiado estresante como otras veces y podré sacar el trabajo adelante sin mucha dificultad.
   Maurice Maeterlinck, ensayista y dramaturgo belga, postuló que «la desesperanza está fundada en lo que sabemos, que es nada, y la esperanza sobre lo que ignoramos, que es todo». Es una bonita forma de ver la vida y una realidad interesante.
      ¿Qué sabemos del futuro? No tenemos una bola de cristal ni la capacidad de marta Noguera para pronosticar los acontecimientos que vendrán, solo poseemos la suficiente entereza como para desear y sentir que el Cosmos gratificará nuestros esfuerzos con actos positivos.
      Las palabras de Thomas Hobbes, «al deseo, acompañado de la idea de satisfacerse, se le denomina esperanza; despojado de tal idea, desesperación», ayuda a comprender que si dejas de sentir la capacidad de alcanzar tus anhelos te internas en un pozo de angustias y frustración.
       Últimamente mis posts parecen una sesión de coaching. La verdad es que ahora analizo cada día aspectos de la realidad a los que antes no daba importancia, y me doy cuenta de lo mucho que he cambiado gracias a estas entradas diarias.
       Desde que aparqué la obsesión me nutro de esperanza. ¿Qué sería de nosotros sin sueños? No podríamos sonreír ni vibrar ni sentir que la vida tiene mucho que ofrecernos. Luchar por algo es parte de nuestra esencia, cerrar los ojos y verse en el lugar deseado tiene una compensación mágica.
      Esta nueva manera de ver la realidad que ha florecido en mi interior me ayuda a sonreír en cada instante y a escribir mejor. Mis novelas ahora tienen pausas, no son estresantes ni con una acción trepidante ni las escribo con aquella necesidad de conocer el final. Ahora, cuando me siento frente al ordenador, siento que debo releer algunas partes para situarme y ofrecer más profundidad a los personajes para entenderlos mejor.
      El poeta inglés Alfred Tennyson dijo: «Nunca será tarde para buscar un mundo mejor y más nuevo, si en el empeño ponemos coraje y esperanza». Es cierto, no nos podemos rendir a pesar de los pesares, nunca es tarde para intentarlo ni para estudiar ni para cambiar de vida, lo importante es no perder de vista lo maravilloso que tenemos a nuestro alrededor.
     Ahora tengo la sensación de que escribo poco, durante el día y el fin de semana no renuncio a otras actividades para escribir, vivo cada instante con emoción, bailo, cocino, paseo, salgo con amigos, disfruto de mi familia y no camino únicamente al son de las teclas. Pero cuando miro el resultado final y me doy cuenta de que en un mes he creado la mitad de una novela, me percato de que hay tiempo para todo si sabes aprovecharlo.
      El escritor español Noel Clarasó resumió mis palabras: «en cada amanecer hay un vivo poema de esperanza, y, al acostarnos, pensemos que amanecerá».
      ¡Feliz día! J

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Quien espera, desespera

10:01 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Os dije que quería pasarme el fin de semana descansando, y así voy, ayer no toqué el ordenador más que un ratito por la mañana para dejaros una huella escrita en el blog de mi paseo por las letras…
Tras dos semanas de envío cibernético de LME empiezo a sentir las cosquillas inquietantes de la espera, aunque dije y repito que no las iba a dejar entrar. No quiero pasarme el resto de mi vida con la sensación de que algo mágico va a pasar, porque en realidad la magia está en cada instante, en exprimir lo que se tiene y en soñar sin anhelar.
 Ya lo decía Amado Nervo, poeta y periodista mexicano: «No es aventurado esperarlo todo. No le cuesta más trabajo a esa corriente formidable de la vida, en que están las causas y los efectos, llenar un ánfora grande que un ánfora pequeña». Hay que saber hasta dónde llega nuestra capacidad de sonreír y darle la importancia justa a cada deseo.
Muchas veces escuchamos ese dicho popular tan sabio que dice que «quien espera, desespera». Y sí, es tan difícil renunciar a lo que una desea desde niña que a veces la frustración de no saber si se llegará algún día a la cima de tus esperanzas desestabiliza el equilibrio. Pero me prometí a mí misma que dejaría a un lado esas esperas infructuosas que lo único que levantaban eran castillos en el aire sin una base sólida que los sustentaran, y cuando se derrumbaban por un embiste del viento aniquilaban mi serenidad.
Friedrich Wilhelm Nietzsche, poeta, filólogo, músico y filósofo alemán, lo resumía en una frase interesante: «La pasión no sabe esperar. Lo trágico de la vida de los hombres estriba frecuentemente en no saber esperar». La pasión es indomable, cuando alguien desea llegar a una meta con fervor es difícil detener el engranaje de las emociones para calmar el espíritu y pararse a disfrutar del camino. Normalmente nos ciegan los anhelos de lograrlo y no somos capaces de ver lo que hemos conseguido a base de lucha y perseverancia hasta que un día nos plantamos y miramos a nuestro alrededor con la capacidad de sentir la magia que nos envuelve.
Un poeta alemán conocidísimo, llamado Rainer Maria von Rilke, postuló: «No olvides nunca formular tu deseo. Creo que no se cumplen, pero hay deseos a largo plazo que duran toda la vida, de modo que no podía esperarse su cumplimiento». Es una manera de vivir muy acertada, pedir, desear y sentir sin que ese deseo te pese demasiado.
Cada vez que encuentro una pestaña la pongo sobre la palma de mi mano y le pido al Cosmos que me traiga un deseo antes de soplarla. Las velas de mi cumpleaños siempre reciben la misma petición cuando cierro los ojos un segundo, cuando las luces están cerradas y solo ilumina su llama, luego soplo y sonrío. Tengo una pulsera de cordel en la muñeca desde hace dos años, a ella le pedí algo importante y pensé que tendría posibilidades de conseguirlo mientras no se desatara… Esas pequeñas supersticiones me ayudan a sonreír, quizás la Providencia me conceda algún día ese deseo, pero de momento soy consciente de lo mucho que tengo y de lo importante que es disfrutarlo.
Ya lo decía el escritor y filósofo francés Bernard le Bovier de Fontenelle : «Esperar una felicidad demasiado grande es un obstáculo para la felicidad». ¡Una gran frase! Me costó demasiados años entenderlo…
¡Feliz día! J

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