¡15 años!!!!

8:35 Pat Casalà 2 Comments

             ¡15 años!!!! Pus sí, esos son los años que llevo casada… Corría el 30 de abril de 1996 cuando me desperté dispuesta a casarme con el hombre del que me había enamorado a primera vista cinco años atrás. Quizás decir hombre sea un poco demasiado… ¡Teníamos 23 y 26 años! ¡Éramos muy jóvenes!  
            Fue un día maravilloso. Despertó lluvioso, la tarde anterior había caído tanta lluvia que parecía como si el cielo se fuera a derrumbar sobre la tierra. Recuerdo que se acercaron un par de amigas a la tienda de mis padres donde yo trabajaba por aquel entonces y me dijeron: “novia mojada, novia afortunada”.
            Me fui a la peluquería a arreglarme el pelo. Yo lo quería suelo, con una corona de flores, sin velo y con las puntas hacia fuera. Mientras me peinaban salió el sol. ¡No me lo podía creer! ¡La lluvia se había disuelto en un cielo azul y poderoso que me llenaba de alegría!
            Y me casé. De blanco, rodeada de mi familia y de mis amigos de entonces. Pocos conservo ahora. ¡Mi vida es tan distinta!!!! La ceremonia esconde un secreto que he compartido con poquísima gente, un secreto que a mí me hacía mucha ilusión: una de las lecturas de la boda se la pedí a mi primo Dani, a él le hacía mucha ilusión leer y a mí que leyera (¡es mi único primo barón! ¡Todo lo demás somos mujeres!). Y le dí uno de mis poemas, uno de aquellos que escribía de pequeña en la roca que le cedí a Marta Noguera en El Secreto de las Cuartetas.
            Cunado era una niña llena de ilusiones, de ideas, de deseos de escribir hasta que la mano se me cansara, me sentaba en la roca siempre que podía y me imaginaba mi boda. ¡Siempre deseé casarme joven! Me veía andando hacia el altar, con una sonrisa, y era capaz de despertar en mi interior la emoción de iniciar una nueva vida. Igual que ahora soy capaz de visualizar la presentación de un libro que nunca llega,….
            Dos hijos y quince años después, y sigo tan feliz como entonces. Es como si la intuición que me alcanzó el 19 de abril de 1991 (fijaros en la fecha: año cap y cua ¡Y todo 19!!!!) fuera un presagio de que había elegido bien, de que junto a mi marido iba a tener una vida plena y llena de ilusión. Quizás por eso aquel mismo día había llamado a mi madre para anunciarle que acababa de conocer al hombre con el que me casaría….
           

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Un día gris.....

7:58 Pat Casalà 0 Comments

            Hoy me siento un poco dispersa y muuy descorazonada. Ya sé que es absurdo, que debería dejar de lamentarme de lo que no puede ser y empezar a disfrutar de lo que es, pero el deseo de convertirme en una escritora editada es demasiado fuerte como para ignorarlo.
            Ayer tuve un mal día. Me llegó una mala noticia, una de aquellas que se reciben como una patada implacable en el estómago y por eso te cuestan de digerir. Y es que por mucho tiempo que pase las negativas siempre me duelen. Porque soy tan idiota (ahí va una para el soyidiota.com) que me ilusiono con facilidad.
            Durante todos estos años he conseguido dominar mi impaciencia al máximo (eso quiere decir que sigo esperando, pero sin tanta angustia), entender que los plazos editoriales son largos y que no todo lo que uno desea y se esfuerza por alcanzar llega con rapidez.
            Todo y así, han sido casi ocho años a cuatro horas diarias, con una intensidad demasiado elevada como para no soñar. Ahora, cuando parte de mis sueños han caído a mis pies y los veo desde arriba, sé que esa ilusión era mi motor para no quedarme bloqueada ante la hoja en blanco.
            ¡Cinco novelas acabadas es una pasada! ¡Y tengo otra de la que nunca os he hablado que dejé casi al final! ¿Y todavía sigo creyendo que vale la pena? Pues más bien no. He dejado de escribir con regularidad, ya no me sirven mis argumentos del pasado para perderme otras cosas maravillosas de la vida, no si no veo algún resultado.
            Soy trabajadora, constante y perseverante. Jamás voy a dejarlo del todo, me importa demasiado este mundo y, sobre todo, mis deseos no los puedo aplacar con la razón, están ahí, creando un bucle en mi estado anímico, desapareciendo a ratos para volver a resurgir con una fuerza arrolladora.
           

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Sugerencias

7:46 Pat Casalà 0 Comments


            Hoy escribiré un post dedicado a las sugerencias que me han ido llegando estos días de muchas maneras. Hay algunos de vosotros a los que les interesa profundizar en aspectos determinados de mi trabajo y me hacéis llegar vuestras inquietudes a través del mail, del móvil o me lo preguntáis directamente.
            ¡Me encantan esas preguntas! Todos cuantos me las habéis formulado habéis recibido un post de respuesta, pues para mí es importante conocer vuestros intereses y responder a las cuestiones que os despierta este incierto mundo de la literatura. ¡Yo también creía al principio que era más fácil! ¡Nadie me había hablado antes de plazos de lectura ni de correcciones ni otras cosas por el estilo! Pero aquí estoy, batallando con todo ello, caminando por una vía llena de obstáculos y aprendiendo a superarlos de uno en uno.
            Desde que empecé a escribir y permití que todos mis mundos interiores llenaran los papeles en blanco he luchado por entender los caminos que debo recorrer hasta llegar a la meta que me he impuesto. En algunos momentos ha sido una ardua tarea, en otros un sendereo de alegría. Espero que todo haya valido la pena y que algún día pueda publicar una entrada en el blog que os cite a todos a una presentación. ¡Os imagináis! Si quisiera mirar la parte positiva siempre podría verme sentada sin cola de personas a las que firmar el ejemplar, pero yo me visualizo en el FNAC de la Illa, en la sala que hay al lado del bar, rodeada de amigos y con una fila de personas que sostienen mi libro…..
            Quizás esa sea la función de poseer una imaginación tan intensa como la mía, poder vivir sucesos sin que hayan pasado, poder sentir la emoción de estar ahí, sentada ante una mesa, con un bolígrafo en la mano y las cosquillas escalando el tubo gástrico al ver cuanta gente ha comprado un libro mío…..  
            Compartir con otras personas estas experiencias es impresionante. Me encanta recibir vuestras inquietudes y contestarlas. Así que hoy os voy a pedir que os animéis a dejar las sugerencias en forma de comentario, aquí abajo, de forma anónima si queréis. ¡Adelante!

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¡Personajes masculinos!!!!!

15:26 Pat Casalà 0 Comments

           ¡Personajes masculinos! Ayer recibí un mail de una amiga que me preguntaba por ellos. Deseaba saber en qué me inspiro para crearlos y cómo los describo. Al ser mujer y muy avezada a conectar con personas de mi mismo sexo, muchas veces se me hace difícil encontrar los matices necesarios para dotar de verosimilitud a un hombre.
            En todas las novelas hay una historia de amor. ¡Me encanta el amor! Yo creo ciegamente en él y en los beneficios personales que aporta el querer a alguien. Y creo en el amor a primera vista. ¡Ya os dije que el día en el que conocí a mi marido supo de inmediato que me iba a casar con él!
            Pues bien, sí hay hombres en mis novelas, y sus personalidades están bien construidas. Laura tiene a Tomás, Sandra a Marc, Marta a Mick, Àngela a George y Pam a Hugo. Todos ellos son luchadores, fuertes y las complementan. Cada uno tiene una edad diferente, así que he buscado inspiración en libros, series de televisión, personas allegadas y películas de varios géneros.
            Me nutro de todo ello para componer las historias y también absorbo los rasgos de cada uno de los hombres que aparecen. En el papel se crea una extraña simbiosis entre las características que mi mente proyecta y las que he almacenado en mi interior.
            Todos mis hombres son geniales. Hay dos americanos y tres españoles. Marc es muy joven y tímido, pero a medida que crece va consiguiendo asentar una confianza en sí mismo que lo acerca a Sandra. Tomás vive un desliz que lo aparta de la mujer a la que ama y remueve cielo y tierra hasta encontrarla. Mick está destinado a Marta desde el principio y no para hasta conseguirla. George es un misterio y Ángela debe decidir si creerle. Y Hugo es muy indeciso, sabe a quien quiere, pero no lo asume.
            También hay secundarios divertidos y que cobran importancia. Para mí el mejor, el que me aporta más, es Ray, un sexagenario muy curioso que tiene un carácter un tanto especial. ¡Le cogí tanto cariño en El Secreto de las Cuartetas que también lo incluí en El Secreto de los Cristales!

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¡A trabajar!!!

8:12 Pat Casalà 0 Comments

Hoy todos volvemos al trabajo tras cuatro días de fiesta. Antes me costaba un mundo regresar a la vida laboral sin sentir añoranza y deseos de volver a estar sin hacer nada. ¡Es tan grato no tener horarios por un tiempito!
            Ahora veo las cosas desde otra perspectiva. Me pasé casi dos años buscando trabajo, en casa, esperando a que me llamaran para una entrevista. Al principio utilizaba todo el tiempo libre para escribir, me esforzaba en sacar adelante novelas las novelas, en trabajar duro en pulir manuscritos y en continuar adelante con mis sueños. Pero a medida que los días se sucedían sin noticias favorables la necesidad de sentirme útil anegaba mi inspiración.
            Hace tres meses encontré trabajo, un buen trabajo. Tengo unos compañeros fantásticos, un ambiente perfecto, un horario maravilloso y unas tareas que puedo asumir con ilusión. ¡Estoy feliz!
            Pensar en regresar a la oficina me pone contenta. ¡Pero que muy contenta! Hay más partes positivas que negativas. Quizás la gente debería valorar más lo que tiene y dejar de lamentarse por lo que podría tener. No he publicado las novelas todavía, se me he escurrido la inspiración y me ha dejado en el banquillo, pero ahora puedo vestirme, llevar a mi hija al colegio e ir a trabajar. ¡Todo un lujo!
           ¡Así que os deseo a todos una buena reentré!!!!!!  :)

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Personajes

9:55 Pat Casalà 0 Comments

            Los personajes son algo muy importante para mí. Llegar a conectar con cada una de las personas que da vida al mundo imaginario donde sucede la trama de la novela es intenso y maravilloso. Por unos meses puedes sentir con otra piel, ponerte en situaciones impactantes, pensar cómo reaccionarías ante ellas y reaccionar en el papel.
            Muchas veces aparecen sin más cuando me siento ante el ordenador, son ellos mismos los que van cogiendo entidad y se van nutriendo de varias experiencias almacenadas en mi interior. ¡Es genial ir moldeando a alguien que se te ocurre de un momento a otro! Empiezas a pensar en su pasado, de dónde viene, qué ha sido de su vida y cómo ha llegado hasta aquí. Y lo vas llenando de sentimientos, movimientos y vivencias.
            En realidad es como si empezaran con los trazos imprecisos de un pintor cuando hace un boceto. Primero marca los puntos importantes del retrato con cuatro líneas, delimitando el espacio y la silueta para luego irlo llenando de colorido, expresiones y realidad.
            En ocasiones hay personajes que se apagan solos. Es como si en un momento dado su fuerza e importancia se diluyera hasta desaparecer y ya no fueran relevantes. Entonces se convierten en secundarios, mueren o desaparecen de la escena.
            También pasa al revés. Personas que en un principio sólo pienso delinear para llenar un espacio o dar verosimilitud a una trama cobran importancia para mí, se impregnan de matices interesantes y quieren ocupar un puesto en primera fila. Y así acaban, junto a los principales.
            Mis protagonistas siempre son mujeres luchadoras, pasionales, con mucha fuerza y tesón que en un momento de sus vidas deben sacar todas esas virtudes para acatar el destino. Todas ellas tienen algo mío, algo prestado que las acerca más a mí y me ayuda a quererlas con mayor fuerza.
            Laura LLuna, la protagonista de La Luna de Ónixon, es una mujer joven que hereda el colgante que da nombre a la novela. A ella le cedí parte de mis fantasías infantiles, la hice crecer con mis juegos e invenciones de entonces. Sandra Pons, de Géminis, tiene mi signo como impulso y un logo que aparece en un medallón que una pariente lejana me regaló un día.
            Marta Noguera tiene mi roca, aquella que significa tanto para mí y en la que cada verano me hago una foto. Ángela Harris, de El Secreto de los Cristales, vive una intensa historia de amor que se me ocurrió en un sueño y pasa por ciudades donde yo he estado. A Pamela Casas Algabarre, de La Baraja, le cedí mis iniciales y algo más….
           

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Agentes

11:48 Pat Casalà 0 Comments

            Estos días me han preguntado por mi agente literaria. ¿Cómo la encontré? ¿Desde cuándo la tengo? ¿Por qué no me encuentra editorial? Al principio, cuando escribía sin parar y no medía la dificultad de llegar a las librerías, compartí con un montón de conocidos y amigos mis aspiraciones. Recuerdo que siempre me preguntaban lo mismo: ¿Saldrá un libro por Sant Jordi? Ellos lo veían como yo, algo sencillo: se escribe un libro y luego se publica.
            Ahora, ocho años después de empezar, con una estela de aprendizaje, novelas acabadas y otras a medio camino, me siguen preguntando lo mismo, y a mí se me cae el alma a los pies cada vez que debo admitir que no, que de momento sigo ahí, esperando a que suceda.
            En una de las entradas del blog os hablé de mi agente. Pensad que durante muchos años me ha costado un mundo utilizar ese nombre: agente. He tardado en creerme que eso era cierto, que realmente había alguien que quisiera trabajar para que mis novelas lleguen algún día a editarse.
             Yo creo en las señales, en todas las que te indican en momentos puntuales el camino que debes seguir. Son simples indicativos, situaciones y sucesos que aparecen de improviso, cuando menos te lo esperas. Una de las más potentes que he tenido fue cuando conocí a mi marido. Aquel día, con dieciocho años, le dije a mi madre que acababa de conocer al hombre con el que me casaría. Y cinco años después estaba vestida de blanco con él a mi lado. ¡Nunca había sentido una conexión tan especial con nadie!
            Con la agencia literaria que me representa me sucedió algo parecido. Tras presentar dos de mis novelas a Planeta con la ayuda de mi conocido, al que siempre estaré agradecida, y escuchar sus consejos acerca de la manera de mejorar los escritos, seguí su sugerencia de buscar a un agente literario. Lo busqué por Internet, en una lista que ofrecían varias páginas web. Estudié cada una de las opciones, consultando sus listas de representados, y opté por tres nombres, a quienes envié por mail una carta de presentación, resúmenes argumentales de mis dos novelas acabadas y los manuscritos. Sin embargo, cuando cliqué en enviar a la agencia que ahora representa tuve una corazonada: ¡Ésa era la mía! Así que a ellos les añadí el trocito de El Secreto de las Cuartetas que tenía escrito en aquel momento. Era febrero de 2006.
            Durante cuatro meses no obtuve ninguna respuesta, así que seguí mi instinto y le envié un mail a mi agencia actual, adjuntándole el manuscrito ya terminado. Me respondieron bastante rápido, informándome de que sus plazos de lectura eran largos, pero que siempre informaban si les interesaba o no representar a alguien. Y esperé. Me pasé meses asida al teléfono, consultando el correo electrónico constantemente, con una impaciencia imposible de aplacar.
            En diciembre empecé a dudar. Había seguido mi instinto como en muchas ocasiones anteriores, pero el tiempo se había consumido y mi esperanza se había fundido en un mar de ansiedad. Así que empecé a plantearme la posibilidad de dejarlo, de abandonar. Fui rebajando las horas que dedicaba a la escritura paulatinamente, hasta que en el mes de marzo de 2007 lo dejé por completo. Y entonces llegó el mail, ¡les interesaba! ¡Y me iban a llamar!
            La verdad es que no ha sido un camino de rosas. Durante los primeros años escuché sus consejos por mejorar los manuscritos. Trabajé otra vez a quintetos por hora, puliendo, aprendiendo, leyendo, estudiando la técnica que ahora he logrado dominar, esperando sus mails. Al fin, en 2009 formalizamos la relación. ¡A ver si fructifica!

             

             




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Mañana.....

11:32 Pat Casalà 0 Comments

            Mañana se celebra el día del libro, ¡Sant Jordi! Cuando era pequeña era un día especial para mí. Cada año presentaba un escrito al concurso literario de mi escuela con la esperanza de que mis sueños se hicieran realidad. Y cada año, mientras iban concediendo los premios a mis compañeros, yo esperaba en vano que se descubrieran mis dotes literarias. Pero, ¿quién iba a conceder un premio a un escrito plagado de faltas de ortografía y con una letra inteligible? ¡Siempre me iba de vacío! Sin embargo, nunca me rendía y lo volvía a intentar año tras año. Siempre pensé que si trabajas duro en algo al final llegas a tu meta.
            Y aquí me tenéis ahora, ilusionada porque Sant Jordi cae en Semana Santa y no lo voy a pasar en Barcelona. Porque durante muchos años he trabajado con ahínco para llegar a una meta que nunca llega y caminar por mi ciudad un día tan especial como mañana me produce una angustia indescriptible. Al contemplar las paradas con autores firmando libros me siento empequeñecer y la pena me va invadiendo. Es como si lo que he deseado tantos años se convirtiera en un dolor físico que me estruja el corazón y las tripas. Soplo al caminar por la librería, como si enfrentarme a los manuscritos encuadernados de otros autores, listos para vender, fueran la prueba palpable de que yo sigo en el banquillo, escribiendo para nada, luchando por un imposible.
            ¡Así que me alegro de estar fuera! ¡De caminar por las montañas! ¡De no tener que ver ni sentir lo de los últimos años!
            Cuando vencí los miedos que me producía mi disortografía y decidí plantarle cara a los antiguos consejos de mis profesoras, estudiando y superando mis deficiencias gracias al tesón y al trabajo duro, nunca imaginé que llegar a publicar un libro fuera una tarea tan difícil. Mientras escribía mis tres primeras novelas no me paré a pensar en ello, simplemente me dejaba llevar por la intensidad de las emociones que despertaba en mí plasmar los mundos imaginarios que mi mente se encargaba de crear desde pequeña. ¡Fue mágico! ¡Algo que me producía una inmensa felicidad!
            Ahora llevo más de seis meses sin sentir esa felicidad al escribir y al leer. Ni leo ni escribo demasiado, sólo en este blog dejo que las palabras se queden impresas en un papel y de tanto en cuando retomo mi novela. Escribir en el blog me gusta, es agradable volver a sentir las cosquillas al crear algo y terapéutico compartir mis experiencias con quien quiera leerlas, sin necesidad de darles una coherencia temporal ni una consistencia necesaria para constituir una historia. Tan sólo debo pensar en qué me inspira ese día y dejarlo fluir.
            De todas maneras, creo que es importante para la industria editorial que la gente salga a la calle y compre libros, que lean, que se impliquen. Cuanto mejor esté el sector más probabilidades tendré de alcanzar mi meta algún día. ¡Así que mañana todos a comprar!  

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La técnica

12:23 Pat Casalà 0 Comments

            La lucha por aprender técnica es algo arduo y complicado. Para mí, que estudié una carrera de ciencias y no había vuelto a mirar las letras en años, fue una tarea complicada, algo que se me asemejaba a escalar una montaña sin experiencia alguna. De hecho, mientras iba buscando maneras para mejorar, mientras me leía libros sin tregua, subrayando frases, párrafos y metáforas con vistas a crearme un glosario que me diera la pista para encontrar mi propio estilo literario, era como si la escalada se llenara de ráfagas e viento que me devolvían al pie de la montaña o desprendimientos de rocas que me desviaban del camino.
            En medio de esa subida, mientras los salientes donde agarrarme iban clareando, descubrí que no era tan difícil, que yo era capaz de escribir sin errores de sintaxis, que podía transmitir mis mundos imaginarios al papel sin mala técnica. La capacidad de adaptar cada uno de mis textos a una fluidez necesaria para que el lector no se encallara fue fructificando en mí a base de reescribir una y otra vez La Luna de Ónixon y El Secreto de Las Cuartetas.
            Para llegar al lugar donde ahora me encuentro me ayudaron dos personas: una fue un profesor que contraté en la escuela de escritura del Ateneo Barcelonés, Pepe. Él me ayudó a encontrar los últimos resquicios de falta de técnica que quedaban en El Secreto. Trabajé muy duro siguiendo sus indicaciones, retocando yo misma los errores y buscando la solución a todo cuanto él me planteaba. Estudié de nuevo normas ortográficas y de escritura, reescribí otra vez la novela, lo escuché y volví a revisar los cambios con Pepe. ¡Al final la novela estuvo pulida!
            La otra persona que ha guiado parte de mi aprendizaje ha sido mi agente literaria: Lola. Ella creyó en mí desde el principio, cuando tenía mucho que contar, pero no lo contaba bien. Sus consejos me ayudaron a buscar en los libros y en la red la manera de superar mis deficiencias literarias.
            Gracias a todo ello fui capaz de escribir La Baraja en tres meses, sin necesidad de retocar demasiado al acabar. Fue una novela fácil y divertida de escribir. Las ideas convivían conmigo y se traspasaban al papel fácilmente, sin deficiencias, sin faltas, sin errores de sintaxis. ¡Había aprendido a escribir correctamente! ¡Y lo había hecho gracias al tesón y mi trabajo! La verdad es que durante ocho años trabajé cuatro horas en la escritura de lunes a domingo. ¡Espero encontrar esa fuerza otra vez en mi interior!


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El nombre del blog

8:32 Pat Casalà 0 Comments

El lunes Fran, mi profesor de baile, me preguntó por el nombre que le había puesto al blog: “la aventura de crear mundos paralelos”.  A él le llamaba la atención el título y le parecía interesante.
            Le llamé así porque para mí realmente es una aventura adentrarme en la vida de personas imaginarias. Es alucinante poder vivir con mis personajes sus aventuras sin necesidad de levantarme del sofá y abandonar mi realidad, que es maravillosa. Yo puedo estar con mi marido y mis hijos todo el día y viajar a lugares insospechados las horas que paso ante el ordenador.
            Si por unas horas quiero convertirme en otra persona, la creo y me divierto matizándola, sintiendo sus emociones y experimentando sus vivencias. Mientras escribo es como si conectara con otra dimensión, con mi mundo paralelo, y formara parte de él, de las tramas, de los personajes, de todo cuanto describo.
            A medida que las palabras pueblan el papel mi mente se evade a ese lugar donde ellos interactúan y es capaz de describir las imágenes que ve. Incluso durante el día y la noche soy capaz de conectar con ellos.
            Una vez me preguntaron por qué escribo, qué me aporta y de dónde saco las ideas. Escribo porque necesito hacerlo, no puedo dejar que todas las ideas que me invaden se queden estancadas en mi cerebro, es como si ellas clamaran por salir y tomar forma, por insertarse en el papel de manera coherente y vivir sus aventuras una y otra vez.
            Lo que más me gusta de crear tramas es que puedo decidir los destinos de todas las personas que interactúan en los manuscritos. Me convierto en un titiritero que mueve los hilos de todo y que trabaja con la intuición, sin guión previo, improvisando y permitiendo que cada situación desemboque en otra.
             

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Crear mundos paralelos

7:51 Pat Casalà 0 Comments

           Inventar mundos paralelos es una tarea impresionante, algo casi mágico. Significa vivir en la piel de otras personas, pasar por situaciones nada cercanas a tu vida real, sentir otras emociones, trasladarlas al papel y disfrutar con todos los matices que puedes darle al personaje.
            Durante años he convivido con dos realidades: la mía y la inventada. Los protagonistas pasan a ser parte de ti misma y crecen a medida que la trama se complica. Yo jamás he escrito con un guión, me basta con el título y el final. Cada vez que me siento delante del ordenador las palabras se van ordenando en el teclado con facilidad, como si mi mente fuera capaz de conectar con la realidad paralela que mora en el manuscrito a medio hilar y la fuera reproduciendo sin problemas.
            Muchas veces sueño despierta con las tramas. He llegado incluso a olvidarme de donde estoy y a exclamar: “¡Debo sacar a Ángela del hospital!”. Lo hice un día de verano, con mi marido y mis hijos cenando en un mejicano. Ellos hablaban, reían, comían y se divertían, yo sentía el peso de la responsabilidad, necesitaba acabar con el capítulo que había dejado a medias y mi cabeza se dedicaba a continuar con la trama.
            Nunca me ha disgustado esa dualidad de realidades que conviven en mi interior desde pequeña. Cuando me aconsejaban que no escribiera, que me olvidara de mi vena artística, inventaba las historias cada noche, justo antes de dormir. Las recreaba en mi mente como si se trataran de películas y me dormía con mis personajes vivos en la memoria.
            ¡Es emocionante dar vida a alguien imaginario! En mi caso incluso puedo asegurar que es sencillo. Cuando la inspiración no decide abandonarme me siento delante del ordenador y creo sin detenerme a pensar. Es como si todas las experiencias de mi vida se unieran a las ideas que he ido forjando acerca de un libro en concreto y se nutrieran de la investigación realizada sobre el tema y del conjunto de pensamientos acerca de la trama que me han invadido durante el día. Y sale así, sin más, sin necesidad de un esquema que me explique hacia adonde ir. Sencillamente me siento y dejo que fluya. Por eso mi escritura es un tanto desordenada dentro del orden. A medida que avanza la historia debo retroceder en los capítulos para adaptarlos a las nuevas ideas. Es entonces cuando me despierto a media noche con un pálpito y me anoto mentalmente en qué página hay una incongruencia.
           

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Las continuaciones....

8:11 Pat Casalà 0 Comments

          …La Luna de Ónixon se escribió prácticamente sola. Fue como si tantos años de castración vocacional eclosionaran de repente y me proporcionaran la energía suficiente como para ganar la batalla al tiempo y continuar cada día con la novela. Por aquel entonces tenía una niña de tres años, un niño de seis, un trabajo de media jornada en una de las tiendas de mis padres, llevaba la contabilidad de las tiendas y me ocupaba de la casa…. ¡Una vida ya llena de por sí de responsabilidades!
            Sentía que debía continuar, que mi futuro estaba entre las palabras y los mundos paralelos que vomitaba en el papel sin tregua, como si fuera de ese papel todo dejara de cobrar sentido y sólo importaran los personajes, las emociones, la trama, la imaginación…. Dejé de dormir, porque mi cabeza se convirtió en una olla a presión de ideas que colapsaban la capacidad de conciliar el sueño.
            Cuando acabé La Luna de Ónixon empecé Géminis. Había llevado el primer manuscrito a mi amigo de Planeta y me pasaba las horas enganchada al teléfono, esperando una llamada que me catapultara a la fama. ¡Era tan ingenua! Pensaba que todo lo necesario para llegar a mi meta era dejar fluir las palabras en el papel, entregarlas, y ya está.
            El proceso de la escritura fue emocionante. A pesar del insomnio y de las múltiples responsabilidades que no dejé de acatar, inventar personajes, aventuras e historias era fascinante, como si unas cosquillas invadieran todo mi cuerpo y se precipitaran al cerebro, llenándolo de emociones intensas, proporcionándole el acceso a esas personas que había inventado y a sus mundos. Era como si al alargar la mano pudiera traspasar la barrera entre imaginación y realidad y viviera a caballo entre mis dos mundos.
            Por eso cuando en Planeta me dijeron que debía aprender técnica no fui capaz de detenerme en Géminis para mirar atrás. Tenía la necesidad vital de continuar con El Secreto de Las Cuartetas, de dejar salir todo lo que llevaba gestándose tantos y tantos años antes de sentarme a mirar la realidad con la perspectiva que se merecía.               

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Los inicios.....

9:00 Pat Casalà 0 Comments

           Siempre desee ser escritora. En mis noches infantiles, justa antes de dejarme llevar por Morfeo, soñaba despierta con dejar constancia de las ideas que copaban mi mente, de escribirlas en un papel, de que un cazatalentos de Hollywood me descubriera y las llevara al cine y yo firmaría un contrato por el que debía estar ahí y redactar el guión.
            Durante años, en verano, me iba a la roca donde empieza una de mis novelas, El Secreto de las Cuartetas. Es una roca especial para mí, por eso en esa novela se la cedí a Marta Noguera, para que tuviera una conexión conmigo. Allí, sentada frente al mar de Calella de Palafrugell, escribía a hurtadillas en mi libreta Enri y dejaba bagar mi imaginación.
            Todavía conservo algunos de los cuadernos, los guardo con celosía en uno de los cajones del despacho de casa y cuando flaqueo los leo para volver a ser aquella chiquilla ilusionada que no se atrevía a explicar sus aspiraciones. ¿Cómo iba a hacerlo? ¡Alguien como yo! ¡Con rasgos disléxicos! ¡Algo que hoy en día se llama disortografía! Mis cuadernos, mis trabajos, mis apuntes estaban colmados de faltas de ortografía. Cuando les insinuaba a mis profesoras mi deseo de ser escritora me aconsejaban con buenas palabras que abandonara, que me dedicara a las mates, que en esa asignatura siempre sacaba excelentes. Incluso recuerdo a una profesora que me dijo que yo era muy inteligente, pero que jamás conseguiría escribir nada sin una secretaria al lado.
            Les hice caso, abandoné del todo mis ansias de dejar constancia escrita de los mundos que poblaban mi cabeza infantil y convivían conmigo,  me dediqué a las mates. Pero no se puede luchar contra tu propia naturaleza, porque mi deseo de escribir seguía en mi interior dando guerra, inventando nuevas historias, ahogando mis estudios.
            Uno de mis mundos imaginarios era Ónixon. Tengo muchas poesías de esas que escribí sentada en mi roca dirigidas a ese lugar imaginario. Cunado tenía treinta años, dos hijos y la vida encaminada empecé a ver una serie de televisión llamada Luna Negra, donde la protagonista escribía una novela y una parte de la trama giraba entorno a ella. Y yo ya no pude más, estallé, me revelé contra todo y dejé de mentirme a mi misma.
            Durante cerca de medio año estudié ortografía con ahínco, como si me fuera la vida en ello. Al final me senté en el ordenador un día al mediodía y empecé a teclear. No se lo dije a nadie, ni siquiera a mi marido. La angustia me escalaba por el tubo gástrico y casi me impedía respirar ¿Acaso tendrían razón las profes y no valía? Lo primero que escribí fue el título: La Luna de Ónixon, luna por la serie que me había dado alas y Ónixon por mis juegos de infancia…..

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¡Oda a mi hermana!!!!

8:22 Pat Casalà 4 Comments

Falta muy poquito para que se cumplan dos meses de la chocante muerte de Alberto, el chico que vivía con mi hermana desde hacía cuatro años. Así que hoy voy a abandonar por un momentito las alusiones a mi trabajo y centrarme en admirar el coraje con el que Carla ha encarado el gran reto de quedarse viuda a los 32 años.
Todo empezó una tarde de febrero, cuando mi cuñado se fue a caminar por la Carretera de les Aigües (en Barcelona) y decidió cortar por una trialera, una de tantas donde los ciclistas, los motoristas y los caminantes remontan la montaña sin imaginarse los peligros que esconde. El suelo estaba fangoso por las lluvias que habían caído los días previos, tan fangoso que cuando Alberto pisó en una zona en concreto el barro se lo tragó. Cayó en un pozo natural de 10 metros de profundidad porque el suelo se había hundido a su paso. La providencia le proporcionó la fuerza de voluntad suficiente como para recomponer el móvil, que se había partido en la caída, y llamar a mi hermana para que avisara a los bomberos. ¡Lo increíble fue que tuviera cobertura!
Tras un rescate difícil, la zona era un tanto inaccesible para los bomberos, un desmayo de mi hermana y muchos nervios, mi cuñado llegó al hospital. Dos días después fue trasladado a otro, donde le operaron el pie y le estiraron en una cama a la espera de que sus cinco roturas de cadera fueran soldando. Hasta aquí es una historia  increíble, pero con un pronóstico favorable. Fueron dieciocho días de cama en el hospital sin poderse mover ni un ápice, con el consiguiente trastorno para la vida de mi hermana y de su suegro, quien, al vivir en Madrid, y gracias a estar jubilado, tomó el AVE y se instaló en Barcelona.  
Ahora empieza la parte surrealista: de repente Alberto se empezó a encontrar mal. Durante dos días seguidos no paró de quejarse de dolor en los intestinos y en un glúteo. Y la madrugada del segundo día un paro cardíaco se lo llevó a la UCI. ¡Tenía una bacteria de hospital! ¡Una de esas que mata en cuestión de horas! Y esa misma tarde falleció.
Ahora quiero alabar a mi hermana, quien, en vez de caer en un pozo más profundo que él, ha sabido encarar el dolor con una entereza envidiable y ha decidido continuar con su vida capeando el temporal que azota en su interior. La he visto llorar en muchos momentos, experimentar picos de ansiedad, descomponerse al recordar. Pero también he logrado arrancarle una sonrisa, un comentario alegre y una promesa de recomponer los pedazos rotos de su interior.
Desde aquí le envío toda mi fuerza, mi cariño y mi consuelo. ¡Eres una luchadora, Carla!

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¡Al fin!

8:08 Pat Casalà 1 Comments

Hoy no tengo mucha inspiración, creo que la agoté toda ayer al escribir, por fin, dos capítulos seguidos. ¡Qué lejos quedan esos cuatro o cinco diarios que escribía en verano! Muchas veces pienso que es la inspiración la que me juega malas pasadas, pero en realidad es la falta de confianza en lograr lo que durante tantos años he considerado una meta alcanzable.
Recuerdo con ilusión la primera vez que entré en el edificio Planeta con un manuscrito bajo el brazo. Era La Luna de Ónixon, mi primera novela, una de tantas que engrosará la memoria de mi ordenador acumulando polvo y esperanzas rotas. Caminé por el vestíbulo con un nerviosismo que casi no me dejaba ni respirar, apreté el botón del ascensor y sentí una corriente de autoconfianza llenar ese nudo que se me agarrotaba en la boca del estómago.
Meses después, cuando hablé con el amigo que había conseguido que valoraran el manuscrito, repetí la experiencia. El tiempo de espera se me había hecho interminable, me pasaba el día pegada al teléfono y al mail, con la sensación de que si me apartaba la llamada o el correo se iban a perder en la bruma del olvido. Escuchaba la melodía del móvil en cualquier rincón y corría a mirar de quién era la llamada fantasma que mi cabeza había inventado. Seguía escribiendo sin parar, con la meta clara planeando en mi cabeza, la de llegar a publicar y dedicarme a aquello que siempre había soñado.
Cuando al fin recibí la llamada de la secretaria de mi amigo de poco se me atragantan las palabras. Las cuerdas vocales se tragaron parte de mi determinación y obligaron a mi boca a emitir un sonido apagado y un tanto agudo entre jadeos. Y volví al edificio Planeta, al que tantas veces había mirado con ilusión. Y me dijeron que valía, que tenía madera, que mi historia era buena, pero que debía aprender a escribir, que me faltaba técnica y que debía pulir muchísimo el manuscrito para llegar a las librerías. Ahí empezó mi lucha, la verdadera, la de aprender. ¡Me pasé tantos años hasta lograr escribir bien!
Aún ahora, tantos años después, miro ese primer informe cuando me siento exhausta de seguir esperando a que suceda. Mi puntuación fue un 5, y Planeta con un 7 se plantea publicar. ¡No está mal!

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¡Ufffff!

8:08 Pat Casalà 2 Comments

Ayer intenté continuar con la novela sin éxito. Como soy cabezona hoy voy a probarlo otra vez, a ver si a costa de abrir el ordenador y forzar a mi mente a trabajar lo logro. ¡Creo que tengo demasiadas cosas en la cabeza para centrarlas en Pamela Casas y sus amigos!
Estoy escribiendo una serie de cinco novelas llamada El Pentáculo. En ella los protagonistas buscan los secretos de la magia a través de una baraja de Tarot y las pistas que esconde desde la época egipcia. La primera novela de la saga, llamada La Baraja, la escribí en tres meses, con una intensidad y una facilidad pasmosa. Fue algo mágico, como si las palabras manaran de mis dedos en forma de manantial. Las páginas se llenaron de historias, personajes, búsquedas, aventuras….
Sin embargo, una vez le entregué La Baraja a mi agente literaria, mi inspiración se secó y me está costando un mundo avanzar con Oros, la segunda novela de la serie. Llevo tantos años soñando, creyendo que iba a entrar en una librería para descubrir alguna de mis obras en la estantería, que ahora la determinación se me cuela por los recovecos de la incertidumbre y empiezo a creer que nunca lo lograré, que sólo fueron sueños inalcanzables. ¡Incluso hay momentos en los que me gustaría encontrar una Web llamada “soyidiota.com” para dejar constancia de mi propia idiotez!
¡A ver si hoy hay más suerte!

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Vivencias

8:07 Pat Casalà 0 Comments

Siguiendo el hilo de las ideas os explicaré que todo cuanto nos rodea es susceptible de ser transformado en parte de la trama. Si intentáis absorber las experiencias, escuchar conversaciones de personas al azar, inventar vidas para transeúntes anónimos que caminen a vuestro lado en algún momento, pensar en las historias de las tiendas por las que pasamos cada día,….
Pasa lo mismo con todo aquello que nos interesa. ¡Cualquier afición o curiosidad se puede aprovechar! Probadlo, indagad acerca de las cosas que os motivan, de aquellas por las que estáis interesados, ahondad en las vidas ajenas de todos cuantos os rodean, elaborad una idea principal que os ayude a iniciar la escritura, algo que os de pie a unos cuantos párrafos.
Nunca he podido hablar en los libros de mis vivencias personales de una manera directa, más bien las aprovecho para armar a los personajes y las tramas. En cada momento me nutro de algo que vi, oí o leí. He de admitir que la imaginación ha formado parte de mí desde que nací. Crear mundos paralelos siempre se me ha dado bien, así que el día que me senté por primera vez ante el ordenador fui capaz de iniciar algo que todavía continúo. Entonces escribí tres novelas en dos años y medio, ganándole la batalla al sueño. ¡Ahora tengo cinco y estoy intentando encontrar la ilusión para continuar con la sexta!

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Las ideas

8:07 Pat Casalà 4 Comments

Las ideas para crear una historia están en todo cuanto nos rodea. No es difícil extrapolar una situación vivida y convertirla en la trama principal o secundaria de una novela, sólo necesitamos agudizar nuestros sentidos y permitir que la imaginación vuele.
Uno de los manuscritos a los que les tengo más cariño es El Secreto de las Cuartetas, donde una mujer llamada Marta Noguera se enfrenta al asesinato de sus padres y al rapto de su hija menor a manos de su marido. En su búsqueda de la niña descubre que es descendiente de Nostradamus y que también posee el don de la profecía….
El libro es largo y complejo, pero os he contado a grandes rasgos la base de la historia. ¿Sabéis cómo se me ocurrió la idea? Fue una mañana en el coche, cuando mis hijos eran pequeños. Volvía de dejarlos en el cole y estaba escuchando Los Cuarenta Principales. Era un programa de humos, hablaban sobre la reciente muerte del Papa y una profecía de Nostradamus que anunciaba un Papa negro. Ahí mi imaginación fue trazando los primeros escollos de El Secreto de las Cuartetas. Al llegar a casa empecé a investigar, me pasé un mes navegando por los mundos del profeta, leyendo sus profecías, viendo vídeos acerca de él…. ¡No existía nada acerca de un Papa negro!
A través de las pesquisas lo que había empezado como una pequeña idea se fue hilando hasta convertirse en la base de la novela. Así fui recopilando datos para iniciar la escritura. Y en diez meses estaba preparado el primer borrador.

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A partir de mañana....

20:21 Pat Casalà 0 Comments

He pensado mucho en qué podía explicar. Desde luego no he abierto este blog para lamentarme de mi falta de inspiración ni de las dificultades que encuentra una escritora novel para publicar sus novelas. Tampoco voy a negar que eso frustra un poco… ¡Pero es lo que hay!
Pues bien, creo que ya lo tengo, que la mejor manera de recuperar la ilusión por continuar con la novela es compartir con los demás el proceso creativo. ¡Quizá a alguien le interese!
Una vez preparé unos cursos de escritura. La enseñanza me gusta y, aun que mi profesión esté muy alejada de las letras (soy contable), siempre me he sentido tentada a compartir mis devaneos con la literatura.
Así que mañana empezaré a compartir con todos los que quieran leerme de dónde vienen mis ideas, cómo les doy forma en el folio y las vicisitudes que las acompañan hasta que se convierten en una novela. ¿Qué os parece???

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¡Ay Pat!!!!

10:06 Pat Casalà 0 Comments

Sí, ¡ay Pat!. ¿Qué voy a hacer conmigo misma? ¿Con esa desidia que me acompaña últimamente? Cada vez que abro el ordenador dispuesta a seguir escribiendo mi novela actual lo cierro sin haber logrado teclear ni una sola vez. Y la verdad es que cada día me cuesta más abrir el ordenador... Así que ¡Ay Pat!!!
NECESITO UN EXPERTO EGIPTÓLOGO. Voy a dejar de lamentarme por haber perdido la ilusión y a intentar abrirme a la posibilidad de que algún día no muy lejano las palabras vuelvas a fluir de mi cabeza embotada. Así que si alguien conoce a un egipitólogo que pueda ayudarme con un problemilla en la trama.....
He decidido dejar de jugar al FarmVille y ocupar las horas en continuar con mis sueños.... ¡Qué difícil va a ser! Espero que mis amigos granjeros me entiendan. La verdad es que este juego en concreto me ha proporcionado una grata experiencia. Jugando he conocido gente maravillosa, he ido a cenas super divertidas y he compartido mi tiempo con verdaderos genios. Pero ha llegado el momento de aprovechar esas horitas para algo más productivo, ¡A ver si es verdad!

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