¡Al fin!
Hoy no tengo mucha inspiración, creo que la agoté toda ayer al escribir, por fin, dos capítulos seguidos. ¡Qué lejos quedan esos cuatro o cinco diarios que escribía en verano! Muchas veces pienso que es la inspiración la que me juega malas pasadas, pero en realidad es la falta de confianza en lograr lo que durante tantos años he considerado una meta alcanzable.
Recuerdo con ilusión la primera vez que entré en el edificio Planeta con un manuscrito bajo el brazo. Era La Luna de Ónixon, mi primera novela, una de tantas que engrosará la memoria de mi ordenador acumulando polvo y esperanzas rotas. Caminé por el vestíbulo con un nerviosismo que casi no me dejaba ni respirar, apreté el botón del ascensor y sentí una corriente de autoconfianza llenar ese nudo que se me agarrotaba en la boca del estómago.
Meses después, cuando hablé con el amigo que había conseguido que valoraran el manuscrito, repetí la experiencia. El tiempo de espera se me había hecho interminable, me pasaba el día pegada al teléfono y al mail, con la sensación de que si me apartaba la llamada o el correo se iban a perder en la bruma del olvido. Escuchaba la melodía del móvil en cualquier rincón y corría a mirar de quién era la llamada fantasma que mi cabeza había inventado. Seguía escribiendo sin parar, con la meta clara planeando en mi cabeza, la de llegar a publicar y dedicarme a aquello que siempre había soñado.
Cuando al fin recibí la llamada de la secretaria de mi amigo de poco se me atragantan las palabras. Las cuerdas vocales se tragaron parte de mi determinación y obligaron a mi boca a emitir un sonido apagado y un tanto agudo entre jadeos. Y volví al edificio Planeta, al que tantas veces había mirado con ilusión. Y me dijeron que valía, que tenía madera, que mi historia era buena, pero que debía aprender a escribir, que me faltaba técnica y que debía pulir muchísimo el manuscrito para llegar a las librerías. Ahí empezó mi lucha, la verdadera, la de aprender. ¡Me pasé tantos años hasta lograr escribir bien!
Aún ahora, tantos años después, miro ese primer informe cuando me siento exhausta de seguir esperando a que suceda. Mi puntuación fue un 5, y Planeta con un 7 se plantea publicar. ¡No está mal!
Tú puedes!!!
ResponderEliminarAriadna