Alojamiento en Bako National Park (Borneo)

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¡Buenos días! Hoy me despierto con una gran sonrisa, a pesar del frío, de la lluvia, de la humedad en el ambiente, sonrío. Parezco una batidora, con mil cosas en la cabeza y un sinfín de instantes, quizás esa es la razón de mis cambios de humor, o simplemente cuando doy saltos al vacío las cosquillas en el estómago son mi motor.
A veces recibo mails increíbles, y me alegran la mañana, consiguiendo despejar los los nubarrones de mi cabeza. Hace meses acepté la inevitable verdad de la importancia de ser feliz con lo que se tiene y no con lo que se desea. Y lo aplico cada día, a las pequeñas hazañas, a las ideas, a la sucesión de momentos que componen un día.
Ayer fui incapaz de concentrarme en UUDC… Tenía la sensación de que había escrito lenta, pero no es así, vuelvo a hacerlo a mi ritmo normal, con una previsión de acabar el primer borrador en cuatro o cinco meses. Aunque escribir romántica adulta sin crímenes me cuesta, estoy disfrutando muchísimo de la experiencia.
Sigo sin las fotos del viaje… Espero que mi marido consiga arreglar el ordenador y recuperar la copia de seguridad, porque es una pena perder cuatro mil fotos de un viaje inolvidable. De momento os dejaré las de Internet, donde hay mil instantáneas del paradisíaco Bako National Park.
Ahora, a la vista del álbum Hofman, único recuerdo que me queda del viaje, me percato de la maravilla natural donde fuimos, con recuerdos increíbles de las caminatas, de la sensación de libertad en ese alejado paraje del mundo conocido, de la viveza de una selva llena de vida…
Llegamos al embarcadero en taxi. Habíamos reservado la noche en el parque por Internet, tras una búsqueda en la red para saber cuál era la mejor cabaña. No había muy buenas críticas del alojamiento en Bako, en todas las entradas de blogs hablaban de un lugar lleno de bichos, sin aire acondicionado, mosquitos… La opción más adecuada era una Forest Terrace Lodge Type 5, ya que son las cabañas modernas y no tienen madera ni agujeros para que se cuelen los roedores.
El precio de la habitación es ridículo, veinticinco euros los cuatro una noche. Lo reservamos desde esta dirección (enlace) en el mes de febrero, al cabo de tres días recibimos la confirmación vía email y les escribimos un par de veces para estar tranquilos, ya que pedían el pago una semana antes, pero no nos daban cuenta bancaria. Nos contestaron explicándonos que se paga en la taquilla del parque una vez llegas al embarcadero. Y eso hicimos, abonamos el viaje en barca hasta el parque, las tasas y el alojamiento al llegar.

¡Feliz día! J

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Llegada a Kuching

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¡Buenos días! Parece que el día quiere apagarse, como si la lluvia anunciada ayer estuviera a punto de caer impune sobre la acera. Tengo frío, las temperaturas han bajado para refrescar el ambiente. La casa duerme, solo se escucha el rumor de la ducha, mi hijo está preparándose para ir al colegio…
Hoy me despierto un poco melancólica, quizás es el día, la oscuridad suele apagarme. Cuando le doy vida a unos personajes en el papel intento dotarles con realismo, cediéndoles muchas veces mis sentimientos, viviendo con ellos las desventuras, con las emociones a flor de piel. A veces le doy la vuelta a mi manera de ver las cosas e invierto la manera en la que encararía los acontecimientos.
Por suerte los sentimientos se atemperan con la edad, las ilusiones se redimensionan y la realidad me envuelve en una espiral de instantes felices para conservar en la memoria. Con el paso de las horas luciré una de mis anchas sonrisas, estoy convencida.
Sigo sin fotos del viaje… Y es una pena, porque ahora nos acercamos a una fase donde la naturaleza nos envolvió con su fiereza, anunciando a gritos un espectáculo digno de visitar.
Llegamos a Kuching por la noche, cansados, sin demasiadas ganas de hacer nada. No cenamos, habíamos tomado un helado antes de salir de Langkawi y era tardísimo. Teníamos contratado el hotel Pullman, una cadena asiática con buenas críticas, pero al llegar a recepción no encontraban una de las habitaciones reservadas con Booking desde Barcelona. Tardaron más de la cuenta en darnos las llaves.
El hotel está correcto, pero no es nada del otro mundo. Buen hall, habitaciones adecuadas, pero una zona de piscina y spa muy trotada, con una necesidad imperiosa de reforma.
Nos fuimos a dormir pronto, estábamos tremendamente cansados del viaje y al día siguiente nos esperaba una gran aventura. Kuching es una ciudad fea, sin demasiados alicientes para los viajeros, pero está cerca de Bako National Park, una de las selvas más antiguas del planeta.
A las siete en punto estábamos los cuatro en el buffet desayunando, con deseos intensos de subirnos a un taxi para emprender el camino. Preparamos el equipaje, lo bajamos a recepción, con la mochila al hombro para pasar la noche en Bako, y comprobamos la reserva para dos noches de después. Para nuestra consternación tampoco tenían constancia de una de las habitaciones. Tras evaluar la situación dejamos el equipaje en la consigna, quedamos en hablarlo al día siguiente y salimos a la calle para coger un taxi rumbo a la selva.
¡Feliz día! J  


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Bye, bye Kuala Lumpur

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¡Buenos días! Hoy es un día de reseca electoral, con momentos para la reflexión, las valoraciones y las nuevas situaciones que se abren en Catalunya. Nunca he hablado de política en el blog, y no voy a empezar a hacerlo ahora, pero sí me gustaría decir que ayer para mí fue un día histórico. Por suerte la participación fue alta y los resultados realmente nos dicen la opinión generalizada. Ahora falta ver qué pasa a continuación…
Mi fin de semana ha sido brutal, con muchísimas horas destinadas a la escritura, releyendo UUDC, en busca de mejorar al máximo. Últimamente solo os hablo de las novelas y del viaje, sin dar paso a otras facetas de mi vida, pero para mí no hay mejor manera de pasar el rato que leyendo o escribiendo.
Vivo un momento extraño, como mi actual protagonista. Tengo RANP preparada para mandar a valorar, pero no me atrevo, dudo de cada parágrafo, de cada escena, de cada palabra. No me apetece para nada volver a la casilla de las esperas ni estar meses sin noticias, como con Dúo. A día de hoy todavía no tengo una respuesta de las dos editoriales, y en una hace casi un año que la mandé y en la otra casi diez meses.
Quizás si me atreviera a mandarla sería atentar contra la serenidad actual, y estoy tan feliz…
Volvamos a Kuala Lumpur. Hoy no os puedo dejar fotos porque el ordenador de casa ha petado este fin de semana y la copia de seguridad necesita un Windows 7 para recuperarse. Tengo una gran confianza en mi marido para resolver este escollo cuanto antes y poder buscar las mejores instantáneas del viaje.
Después de ver las Torres Petonas tuvimos que volver al hotel. No encontrábamos el dinero en efectivo para cambiarlo y nos estresamos muchísimo. Necesitábamos saber dónde lo habíamos metido, sino el resto del viaje se podía ir al traste.
Caminamos bajo un sol abrasador, acompañados por el caos de la ciudad y un calor húmedo y pegajoso. El aire acondicionado del hotel nos dio la bienvenida con emoción y rápidamente solicitamos verificar una cosa de nuestro equipaje, guardado en la consigna.
Por suerte el sobre de los euros se había quedado en la maleta de mi marido, bajo llave. Suspiramos tranquilos y comprobamos cuánto tiempo nos quedaba antes del vuelo a Kuching. En cuatro horas podíamos subirnos al bus turístico para recorrer la ciudad. ¡Carso error! Ni se os ocurra coger este autobús si vas a Kuala Lumpur, es un recorrido casi circular por las mismas calles atestadas de coches, que te lleva a mil centros comerciales.
Nos bajamos cerca del barrio chino, entramos en uno de los mil centros comerciales del lugar, comimos en un Food Court, caminamos por las paraditas del barrio chino y volvimos en taxi al hotel para subirnos a una ban que nos llevaría al aeropuerto. Bye, bye Kuala Lumpur.

¡Feliz día! J  

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Torres Petronas (Kuala Lumpur)

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¡Buenos días! Hoy es un viernes raro, ayer fue fiesta en Barcelona y no acabo de centrarme. Pero en una hora seguro que estaré inmersa en el trabajo, olvidándome de todo lo demás.
Ayer fue un día redondo. Terminé por fin la novena vuelta a RANP y me atreví a un experimento… Como mis beta ya la han leído y necesito la visión del target al que va dirigido la novela, busqué en el gimnasio a un par de chicas jóvenes, les pregunté la edad y les pedí el favor de leerla y darme su opinión sincera. Una vez finalicé la última lectura se la mandé. A ver cómo funciona esta idea loca.
Por la tarde nos habían invitado a mi marido y a mí al pre-estreno de The Marcian, con la premier en directo desde Londres. Me encantó la película, descubrir cómo los actores aparecía en la alfombra roja, las entrevistas… Vimos el film en VOSE y fue una pasada.
Unas actuaciones estelares, sobre todo la de Matt Damon, una dirección de Ridley Scott impresionante, una historia bien tratada, con toques de humor y muchísima energía positiva. Es altamente recomendable. No os voy a dar pistas, es mejor verla en el cine.
El miércoles nos quedamos en el aeropuerto de Langkawi, dispuestos a volar a Kuala Lumpur. La mala suerte quiso que tuviéramos un retraso de una hora. Volábamos tarde y teníamos una hora hasta el centro de Kuala Lumpur. Pero no nos quedaba más remedio que esperar.
Una vez conseguimos aterrizar en el KLIA2 nos desesperamos, en el mostrador de los taxis nos pidieron una cantidad razonable, bajamos a buscar el vehículo y nos dijeron que no nos llevaban. Volvimos a la garita, que estaba lejísimo, y acabamos pagando cincuenta y seis euros por un taxi. ¡Un abuso! Fue una muy mala experiencia.
Pasadas las doce llegamos por fin al hotel, sin haber cenado y sin tiempo para hacerlo. Nos instalamos en el Hotel Maya, situado frente a las Torres Petronas, y nos dormimos.
A la mañana siguiente nos despertamos pronto, desayunamos juntos en un buffet impresionante, hicimos el check out y nos fuimos en el shuttle del hotel a las torres. Impresionan, para mí es lo único que vale la pena de la capital malaya, pero igualmente no vale la pena perder un día para verlas.
Habíamos pagado la visita por Internet, las entradas se pueden comprar con antelación. Fue un acierto, porque no hicimos cola. Una vez arriba contemplamos las vistas, caminamos por el puente que une a las dos torres y nos hicimos unas fotos chulísimas.

¡Feliz día! J

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Bye, bye Langkawi

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Mañana es fiesta… Tendré toda la mañana para corregir una vez más RANP. Por la tarde Cinesa nos ha invitado al estreno de una película: The Martian. A ver si me gusta…
No sé qué ocurre últimamente dentro de mi cabeza, le doy mil vueltas a las novelas, leyéndolas una y otra vez, cambiando trozos, con la sensación de que falta algo para dejarlas perfectas.
Ahora estoy con dos a la vez, repasando RANP y avanzando en la historia de UUDC, buscando insistentemente cómo mejorarlas. No quiero dar pasos en falso ni enviar nada para valorar sin el convencimiento de que estará a la altura.
Quizás aprendo a ser más crítica con mi trabajo a medida que las esperas remiten. Ya no siento aquella acuciante necesidad de alcanzar unas metas ni el aceleramiento propio de desear lo imposible, ahora pesa más mi deseo de tener un material impecable, de buscar los fallos indicados por las lectoras beta, de pulir aquellos flecos sueltos y necesarios para que el texto fluya sin fisuras.
Vámonos a Langkawi…
Al salir del Wildlife Park llovía muchísimo. Corrimos hacia el coche, lo pusimos en marcha y seguimos con nuestra ruta por la isla, rumbo a la capital para ver la famosa águila gigante que se aposta frente al mar.
Langkawi, conocido como la joya del  Kedah, es una isla situada en el mar de Andamán. Su nombre viene de las palabras malayas helang, abreviada lang y traducida como águila, y kawi, traducida como color marrón rojizo. Según este estudio etimológico Langkawi se traduce del malayo como Águila marrón rojiza.
Avanzamos entre la tormenta, conduciendo acompañados de una tromba de agua de colosales dimensiones. El tráfico en la capital era intenso, nos costó un rato llegar al puerto, aparcar y correr bajo la lluvia hasta el cobijo de un techo, viendo el águila a lo lejos.
Tuvimos suerte, porque en cinco minutos la tormenta se convirtió en una fina llovizna que nos permitió caminar hasta la estatua, sacarle varias fotos y regresar al centro comercial del puerto para buscar un sitio para comer. Nos decepcionó un poco una vez estuvimos allí y acabamos comprando chocolate para después. En Malasia el precio de este alimento es regalado.
Volvimos al coche corriendo bajo la lluvia, empapándonos, para ir al MacDonald’s que habíamos visto al llegar, nos pareció la mejor solución para comer. Y desde allí nos fuimos al The Danna, con la decepción de no poder despedirnos de la piscina. En el hotel fueron muy atentos y nos dejaron una habitación dos horas para ducharnos y cambiarnos de ropa. Después nos quedamos en los sillones de uno de los salones navegando por Internet.
Aixxxxxx… Y se acabó, metimos como pudimos las maletas en el mini coche, suspiramos y salimos rumbo al aeropuerto para tomar un vuelo a Kuala Lumpur. Bye, bye Langkawi…

¡Feliz día! J

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Gunung Raya y Wildlife Park (Langkawi)

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! A veces las realidades caen por su propio peso y cuando quieres avanzar en una dirección concreta descubres los fallos implícitos en tu trabajo. Hace meses decidí explorar nuevas maneras de escribir, escuchar las críticas, intentar mejorar y no desfallecer en mi empeño de ser cada día mejor escritora.
Los últimos comentarios acerca de RANP son bastante claros: engancha, mi forma de escribir atrapa al lector, pero hay una parte al principio que se hace repetitiva. En mis manos está
cambiarla, darle un giro, conseguir que esta vez sea una novela redonda, así que ayer me puse manos a la obra. 

Esta vez no quiero correr, las editoriales seguirán estando allí en tres meses o en un año y los noes pueden esperar un poquito más. Quiero que mis lectores disfruten de las historias, aunque sean únicamente mis beta. Mi meta actual es plausible: enamorar a mi grupo reducido de lectores con obras lo más pulidas posible.

Nos volvemos a Langkawi…
Después de regresar del Canopy nos pasamos un par de horitas en la piscina, disfrutando de la serenidad del lugar. Mi marido y yo nos decidimos a explorar la playa con una caminata de media hora hasta el hotel Berjaya. Fue agradable, aunque muy cansado después de la aventura en la selva.
Por la noche decidimos ir a Pantai Cenang a cenar. No teníamos claro qué tomar y acabamos repitiendo Kebab.
La mañana siguiente se despertó nublada, con lluvia y oscuridad. Después de desayunar por última vez en el alucinante buffet del The Danna, hicimos las maletas con un poco de morriña, no teníamos ganas de terminar otro apasionante tramo de nuestro viaje.

Tras el obligado Chek Out nos subimos a nuestro coche de alquiler, mapa en mano, y nos propusimos dar un rodeo por la isla.
Nuestra primera parada era la cumbre de Gunung Raya, la montaña más alta de Langkawi. En la cima hay una torre para ver las vistas. La mala suerte quiso que después de una ascensión en solitario por una carretera llena de curvas, la niebla imposibilitara la visión de la isla en lo alto de la torre.
En el descenso nos encontramos con monos caminando por la carreta, un par de vacas y un motorista. La lluvia apareció al llegar a la carretera plana, dirección al Wildlife Park, un impresionante zoo donde se puede interactuar con los animales.
Llovía a cántaros cuando salimos del coche en el parking. El lugar de fuera augura una mala experiencia, ya que es cutre, pero una vez llegas a las entrañas del parque descubres el error de apreciación. Le das de comer a los animales, los pájaros se posan en tus manos, puedes coger a los recién nacidos, darle un plátano a un mono, ver de cerca los cocodrilos… Fue una visita perfecta y altamente recomendable.

¡Feliz día! J

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Canopy por la selva (Langkawi)

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Esta semana se presenta rara, con un festivo el jueves, un par de reuniones importantes y una esperanza intensa en varios pasos que quiero dar. Ojalá la suerte esté de mi lado…
El fin de semana se ha teñido un poquito de gris, con reminiscencias de un pasado lejano e indeseable. A veces un suceso puede trastocar momentáneamente la serenidad alcanzada gracias a meses de intensa voluntad. Por suerte solo fue un escollo pequeño y la fortaleza adquirida con tesón me ha ayudado a despertarme hoy con una ancha sonrisa. Hay que tomar las cosas como vienen.
He avanzado bastante en UUDC, repasando de nuevo la historia, en busca de cualquier escena que no acabara de convencerme y, paralelamente, me he vuelto a leer RANP con vistas a mandarla a alguna editorial para su valoración.
En fin, solo el tiempo contiene la llave del destino…
El viernes dejé mi viaje regresando de las cataratas. Para comer decidimos ir al Food Court del Oriental Village, estaba cerca del hotel, no era caro y había una buena variedad de platos. Fue una elección acertada, porque recargamos las energías y a las 13:30 estábamos en el hall, a la espera de nuestro guía.
Nos recogió en un jeep destartalado y un poco sucio, condujo por las carreteras de la isla hasta un enclave cerca del pico más alto, aparcó en un parking y allí, junto a su compañero, nos preparó con el equipo necesario para realizar la actividad: arnés, correas…, y nos llevó por un camino asfaltado al inicio de una larguísima escalinata.
Allí nos explicó que debíamos subir setecientos diecinueve escalones para iniciar nuestra aventura por la selva. ¡Un poco más y me da un pasmo! Suspiré e inicié la ascensión, con un calor húmedo y la sensación de que no llegaría nunca. Cada cien peldaños nos encontrábamos con uno numerado, que anunciaba cuántos habíamos subido.
Luego caminamos un poco por un sendero estrecho dentro de la selva y finalmente llegamos al inicio del parque de aventura. Tres puentes colgados, subir por una red, tres rappels, dos tirolinas… Uffff, ente el calor sofocante y el ejercicio tenía la sensación de que no lo conseguiría.
Acabamos en la copa de un árbol, a treinta metros del suelo. Mis hijos estaban entusiasmados con la actividad, mi marido y yo impresionados por la belleza de la selva y los guías eran súper eficientes y agradables.
Para bajar del último árbol nos descolgamos por una cuerda hasta el suelo. ¡Uffff! ¡Fue un subidón de adrenalina! Y luego tocó otra caminata por la selva, bajar unos cuantos escalones, deshacernos del equipo y vuelta al hotel con el jeep. ¡Toda una aventura con Langkawi CanopyAdventures!
¡Feliz día! J


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Temurun Waterfall (Langkawi)

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Llego al viernes con una sonrisa de felicidad, deseos de fin de semana y la sensación del trabajo bien hecho. Es altamente satisfactorio terminar las tareas necesarias para el buen funcionamiento de las empresas.
Ayer conté con poco tiempo para sumergirme en el maravilloso mundo de Lúa, pero fue muy provechoso. No entiendo qué me está pasando con esta novela, mi mente no se detiene, analiza concienzudamente cada escena, en busca de fallos, y siempre acabo retocándolas varias veces hasta verlas perfectas.
Estoy contenta con el resultado conseguido hasta ahora y, lo más importante, disfruto con cada adelanto, vibrando con los personajes, sumergiéndome en sus vidas.
Vamos a volver a Langkawi, aunque me da pena avanzar en la narración, porque poco a poco me queda menos para contaros…
El día once de agosto nos despertamos pronto para ir a la última excursión contratada en la isla de Langkawi, pero una tormenta intensa nos dio la pista inequívoca de la anulación del canopy por la selva. Mientras desayunábamos recibimos la llamada de Ashraff, el guía de Langkawi Canopy Adventures, para decirnos que de momento se suspendía la actividad. Si por la tarde era posible nos llamaría para programar la salida.
Mis hijos se tomaron fatal la noticia, deseaban subirse a los árboles de la selva y practicar un poquito de aventura.
Media hora después dejó de llover y decidimos coger el coche para explorar la zona del The Datai, uno de los hoteles más caros del mundo. Por la carretera nos paramos en las Temurun Waterfall, unas cascadas impresionantes donde tomar un relajante baño.
Como el día no era demasiado bueno el parking estaba desierto, igual que el camino preparado para llegar a esta maravilla de la naturaleza. La catarata es impresionante y la solitud del lugar nos envolvió en una calma suave, con ilusión y notas de felicidad.

Mi marido y mis hijos se bañaron contentísimos y yo los fotografíe varias veces, sonriendo, con la energía positiva del momento. No vino nadie a acompañarnos, disfrutamos del lugar con la sensación de sentir la inmensidad de la naturaleza, gozando de sus explosiones de color.
Media hora después volvimos a nuestro utilitario blanco para acercarnos al The Datai, un hotel exclusivo situado en la cúspide de una zona milenaria. Queríamos visitar su playa, famosa por ser la más antigua de la isla, pero los empleados del hotel nos vetaron la entrada, argumentando que es una playa privada. Me dio muchísimo coraje, porque las playas por ley son públicas, pero no pudimos hacer nada.
De vuelta al The Danna nos paramos en una playa muy bonita, tomamos unas fotos y recibimos un mensaje de Ashraff para citarnos a las tres en el hotel. ¡El día se había arreglado!

¡Feliz día! J

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Pantai Cenang (Langkawi)

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! La mañana se presenta movidita, con mil tareas pendientes, reuniones y un sinfín de novedades interesantes. Me queda mucho por hacer, pero cuento con energía positiva para encarar con ilusión la tarea.
UUDC avanza, aunque ayer no me quedé convencida de los últimos capítulos, así que durante el fin de semana me dedicaré a mejorarlos, con la intención de dejar una obra perfecta.
Últimamente me ha dado por pensar en lo agradecida que me siento de mis lectoras beta, de su dedicación a los textos, de su cercanía. A pesar de la lucha diaria no he conseguido entusiasmar demasiado a una editorial, aunque en Amazon mis novelas se venden bien y a veces salen reseñas que me alegran el día.  Antes no veía más allá de la posible publicación, siempre con la idea de llegar a mil lectores, sin ser capaz de vibrar con mis actuales.
¡Qué bien sienta no esperar lo imposible e ilusionarse con pequeñas lecturas! Gracias a mis beta ahora sonrío, me alegro de comentar los detalles de los libros y escribo con una emoción intensa. Con eso me basta para ser feliz.
Suspiro.
Ayer me quedé en las motos de agua, en la última playa de arena blanca… Regresamos a Pantai Cenang a la una, felices, cansados y hambrientos. El día era impresionante, con un sol radiante en un cielo exento de nubes, algo insólito en Langkawi.
El director de hostelería de nuestro hotel era de Canarias y muy atento. Yeray nos aconsejó un restaurante de Kebabs en la zona para comer y nosotros empezamos a caminar por la calle larguísima, llena de locales, tiendas y gente, rumbo al lugar elegido.
Caminamos durante cerca de tres cuartos de hora bajo un sol de justicia, cansados y hambrientos. La zona de Pantai Cenang tiene mucho ambiente por las noches, pero no deja de ser un paseo feo, sin demasiados alicientes. Pero valió la pena seguir la sugerencia de Yeray, ya que el sitio fue buenísimo. Miraré si encuentro el nombre y actualizaré la entrada cuando lo tenga.
Comimos impresionantemente bien, un cordero de primera, humus espectacular y un par de especialidades turcas. Al salir decidimos por fin alquilar un coche y, tras consultar precios en un par de sitios, vimos que lo mejor era ir hasta el aeropuerto en taxi y allí hacernos con un vehículo.
Pasamos un par de horas en la piscina del hotel, refrescándonos, y por la noche nos fuimos en nuestro utilitario hacia Tajung Rhu para ver el sunset en la playa y cenar en otra recomendación de Yeray, en el Scarborough Fish and Chip, un restaurante altamente recomendable.

¡Feliz día! J   

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Mega Water Sports (Langkawi)

7:07 Pat Casalà 2 Comments

¡Buenos días! Las plantas de la terraza se ven magníficas desde esta ventana abierta al exterior. La casa duerme, aunque escucho el rumor lejano de la ducha, donde mi hijo se prepara para su jornada escolar. Cuando pienso que en febrero cumplirá dieciocho años me alucina. Es increíble el paso del tiempo, la sensación de que se te escurre de las manos sin poder atraparlo…
Ya estamos a miércoles, y apenas he tenido tiempo de sostener las horas del lunes y del martes. Quizás hoy estoy más filosófica de lo normal, las nuevas clases de baile prometen. Ayer fue una tarde inolvidable, con la constatación de que a pesar de no tener a mis profesores de siempre, hay otros a la altura. La nostalgia de otras clases y de otros tiempos, perdurará, pero ahora sé que podré disfrutar de mis horas de ejercicio.
No escribí, apenas conté con tiempo de acabar de trabajar, con dos reuniones larguísimas, cocinar la cena y la comida de hoy e irme al gimnasio. Pero tengo planes para la novela, cambios significativos que pueden ser una mejora substancial.
¿Volvemos a Langkawi? ¿A la excitante aventura de Mega Water Sports? Para preparar este viaje a Malasia mi marido y yo nos pasamos seis meses de intensa búsqueda por Internet, primero para decidir los destinos y después para no dejarnos nada interesante en ellos. Y en Langkawi una de las mejores experiencias es la de ir en moto de agua a las islas de alrededor.
Según nuestra investigación en la red la mejor opción para la excursión era sin duda Mega Water Sports, una compañía situada en la zona de Pantai Cenang. Langkawi está rodeada de noventa y nueve islas. Algunas de ellas desaparecen poco a poco por culpa de la erosión del mar y de los elementos climáticos.
Hay varias opciones de tour, nosotros optamos por el de cuatro horas, con una visita a nueve islas distintas, terminando en una playa paradisíaca en una de las ellas. Lo reservamos y pagamos desde Barcelona, por Internet, y también contratamos el viaje de ida hasta allí, aunque no lo recomiendo, es mejor alquilar un coche en el aeropuerto a la llegada y desplazarse en él.
Cuando llegamos a Pantai Cenang descubrimos que Mega Water Sports era una cabañita de madera colocada en un lado de la playa, con varias motos enfrente y un equipo simpatiquísimo. Nos explicaron varias cosas acerca del funcionamiento de la moto y de cómo circular por el mar. Subirnos a las motos fue  chulísimo, íbamos ocho personas en cuatro motos, en una formación en V.
Recorrimos las primeras islas con la emoción de descubrir paisajes idílicos, nos bajamos en una donde hay un precioso lago entre pequeñas formaciones montañosas, nos bañamos en medio de varias islas, vimos cómo las águilas pescaban en el mar, nos metimos dentro de las rocas erosionadas, condujimos a toda pastilla y acabamos en una playa chulísima.

¡Feliz día! J

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Mercado de comida nocturno (Langkawi)

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Ayer el día me pasó despacio, con muchos instantes estresantes y una tarde llena de ideas para escribir. Acabé dos capítulos de cuatro folios, cuatro mil trescientas veintitrés palabras llenas de interesantes escenas… Hacía tiempo que no conseguía tal grado de inspiración.
A las ocho y media dejé el ordenador, sin ganas, deseosa de avanzar en la historia, pero debía cocinar. Macarrones para hoy, tortilla de patatas con tomate y mozarela para cenar, una hamburguesa para mi comida de hoy… Me fui a dormir con imágenes de UUDC, dándole vueltas a algunas escenas, y esta mañana me he levantado con la claridad de mente suficiente para detectar algunos párrafos a mejorar.
Escribo para mí, para saciar esa ansia de inventarme historias, con la emoción de mejorar en cada novela, dándole el máximo de realismo. Y me siento feliz, llena de energía, de sonrisas, de ilusiones.
Ayer nos quedamos en la llegada al hotel por la tarde, después de una mañana en Kayak. El The Danna es un paraíso, su piscina de borde infinito se alarga frente a una playa de arena blanca, con dos islotes a la vista y varios barcos de vela fondeados en la bahía… Es idílico, aunque el agua no es turquesa como en Perhentian.
Las habitaciones son espaciosas, con el suelo de madera oscura, dos enormes armarios con luz interior, una cama con dosel, un baño impresionante con ducha y bañera, un servicio de habitaciones inmejorable, unos silloncitos para descansar…
Realmente se merece el primer puesto en el ranking de TripAdvisor, yo no le encontré ni un pero…
Nos tumbamos en las hamacas de la piscina, disfrutamos del sol, de un baño relajante, de un tentempié que nos ofrecieron y de las botellas de agua fresquitas que nos trajeron.
A veces hace falta un ratito de relax para coger fuerzas y recargar las pilas. Fue una tarde magnífica, con mi Kindle, acompañada del armonioso canto de los pájaros…
Quedamos con los niños a las ocho en punto en el hall para ir en taxi a un mercado de comida nocturno. Estaba a veinte minutos del hotel, en una explanada. Nos encontramos con varias paradas llenas de comida que te hacían al instante, con un olor a los diversos guisos que se entremezclaban y lleno a rebosar de gente.
Picamos varios platos, saboreando la comida recién hecha, caminando entre las mesas, llenándonos del colorido y de las diferencias culturales del lugar. Cuando regresamos al hotel estábamos completamente saciados y felices, el día había dado muchísimo de sí y a la mañana siguiente nos esperaba una nueva aventura.

¡Feliz día! J

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Kilim Geopark (Langkawi)

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¡Buenos días! Es lunes… Vuelta a empezar la jornada laboral… Después de tres largos y placenteros días de descanso y escritura me cuesta un montón levantarme, despejarme e ir al despacho. Sin embargo es maravilloso tener un lugar al que ir a trabajar, así que fuera legañas, adiós a las sábanas y a despertarse.
Este fin de semana mi marido y yo nos hemos ido a la montaña solos, mis hijos se han quedado en Barcelona, el mayor en casa e Irene en casa de una amiga. Fuimos al cine, a ver Anacleto, Agente Secreto. ¡Hacía tiempo que no me reía tanto! Os la recomiendo cien por cien, los personajes están bien buscados, con una caracterización inmejorable, los gags son divertidos y nada exagerados y la actuación de cada uno de los actores es impresionante. De verdad, vale la pena ir al cine a descubrirla.
También he escrito, avanzando en UUDC, con la fijación de repasar una y otra vez cada capítulo, retocando diálogos, instantes, escenas, gestos… Ojalá el resultado final esté a la altura de mis expectativas…
En fin, volvamos a Langkawi.
Lo dejamos en lo alto del Sky Bridge, observando las vistas… Volvimos sobre nuestros pasos por la selva, bajamos al Oriental Village en las vagonetas y buscamos un food court para comer. Mientras pedíamos los platos una tromba de agua se desató sobre el asfalto, dejándonos sin nuestras horas de piscina.
Regresamos al The Danna en taxi y ocupamos nuestras habitaciones para deshacer las maletas, darnos una ducha y descansar un poco. Mi marido y yo nos fuimos a explorar el puerto que hay frente al hotel, dejamos la ropa a lavar en una lavandería donde valía 8RM el quilo (más o menos 1,7 euros el quilo…) y regresamos a la habitación.
Un par de horas después cenamos en una pizzería del puerto y nos fuimos a dormir pronto, estábamos reventados.
A la mañana siguiente el despertador sonó pronto, teníamos un tour por los manglares en Kayak y nos recogían a las 8:45. Desayunamos en el impresionante salón de nuestro hotel, con abundante comida y un servicio impecable. Unos minutos después subimos a la ban que nos llevó a la parte norte de la isla. Recomiendo muchísimo Dev’s Adnenture, una de las mejores agencias para recorrer este paisaje idílico.
Existen dos maneras de visitar los manglares: en barca a motor o en Kayak. Nosotros elegimos la segunda para adentrarnos en los canales pequeños, pero tras la experiencia personal sé que será la primera y la última vez que me suba a un Kayak. Àlex y yo no conseguíamos sincronizarnos, la barca zozobraba de un lado a otro y llegamos siempre los últimos, con una diferencia increíble.
El tour empieza en la cueva de los murciélagos, donde ves miles de ellos colgados del techo. Luego te lleva a visitar la maravilla de las águilas cómo pescan para, después de un baño relajante en las aguas del río, adentrarse en los pequeños canales donde descubres la impresionante creación de los manglares.
Terminamos con una comida en el restaurante flotante, una charla animada con los otros componentes del grupo y nuestro guía y una tranquila vuelta al hotel para sumergirnos en las preciosas aguas de la piscina de borde infinito…

¡Feliz día! J  

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Cable Car y Sky Bridge (Langkawi)

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¡Buenos días! Hoy es víspera de festivo en Catalunya, este fin de semana se compone de tres largos y placenteros días para disfrutar de la serenidad y la tranquilidad de tener tiempo para mí. Mis horas libres me gusta dedicarlas a escribir, a disfrutar con la creación de historias, a vivir aventuras.
Mi vida como escritora ha cambiado tanto desde que abrí el blog… Entonces parecía un alma en pena, no tenía las ideas claras ni disfrutaba como ahora de las tramas. El tiempo ha impuesto su madurez, consiguiendo desligarme de esa absurda idea de anhelar dedicarme únicamente a la escritura, otorgándome la capacidad de vibrar con cada giro argumental, con la construcción de los personajes, con los hilos invisibles de los que dispongo para moverlos a mi antojo.
Ayer me costó entrar en el capítulo que tenía por delante, pero al final conecté con Lúa, consiguiendo desencallarme y meterme en su piel. ¡Es algo mágico! Nunca renunciaré a esa sensación de libertad que concede ser la dueña de su destino.
¿Volvemos a Langkawi?
Nos quedamos en el Oriental Village, esperando a la hora de subir al Cable Car. El día se fue aclarando lentamente, con la aparición esporádica del sol detrás de las nubes. A la una menos diez nos presentamos en la entrada, con la ilusión de ver la cima de la montaña despejada.
La cola arriba de las escaleras era larguísima, y te llevaba primero a un cine 3D donde proyectaban una película alucinante. Era como si estuvieras montado en una vagoneta, recorriendo una impresionante montaña rusa en Marte… ¡Me mareé un montón! Tardamos veinte minutos en entrar al cine y después casi veinte más en llegar a nuestro turno en la cestita.
El Cable Car es como un telehuevo de una pista de esquí que se enfila en una montaña casi en paralelo para llevarte a una altura considerable. Teníamos muchísimas ganas de subir, es una de las atracciones turísticas más importantes de Langkawi y realmente vale la pena.
Nos pareció curiosa la composición de la cola. Éramos los únicos occidentales entre un centenar de personas, la mayoría chinos, indios y árabes. Había muchas jóvenes recién casadas con burkas, otras que únicamente llevaban velo en la cabeza y algunas indias con saris espectaculares. Los chinos me demostraron su falta absoluta de educación, colándose y hablando a gritos… Está claro que en Langkawi reciben turismo oriental, con pocas muestras de occidentales.
Finalmente subimos a la cestita, acompañados de una pareja árabe en luna de miel. Las vistas son inmejorables, con una sensación impresionante cuando te colocas en posición vertical. Una vez arriba vimos nuestro próximo destino a pocos metros: El Sky Bridge, un puente de cemento colgado entre dos picos de montaña por el que deseábamos caminar.
Para llegar a él hay que realizar un trekking de diez minutos por la selva, siguiendo un sendero de escaleras y tierra. Estaban construyendo una vagoneta para llevar a los turistas, quizás en poco tiempo esté terminada.
Si vais a Langkawi alguna vez no podéis perderos el Sky Bridge. Está suspendido por un pilón de ochenta y dos metros de altura, dejándote a cien metros del nivel del mar. Caminas con la sensación de estar en la cima del mundo, con la vista del mar, las montañas y el litoral de la isla como compañera… ¡Simplemente impresionante!

¡Feliz día! J

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Llegada a Langkawi

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Hoy me levanto con resaca de emociones, la sonrisa perenne y un sinfín de idas pululando libremente por mi cabeza. Entre mi actual novela, las notas de mis hijos, las mil tareas del trabajo y la vuelta a la rutina, apenas cuento con tiempo para percatarme del paso de los días.
No quiero regresar del todo de las vacaciones ni enfrentarme de nuevo a las decisiones largamente aplazadas. Es frustrante enviar una novela a una editorial en octubre del año pasado y a otra a principios de diciembre y a día de hoy seguir esperando la respuesta. Me cansa, porque a pesar de mis propósitos cada vez más adoptados de no agobiarme, a veces me es difícil mediar con la incertidumbre.
Me digo: «ha pasado demasiado tiempo, ya no van a contestar», pero luego me da rabia esta manera de funcionar, su falta de respuesta a mis emails, la manera en la que tratan el tema. Y, como no hay nada que hacer, he tomado la decisión de iniciar de nuevo la búsqueda de editorial, descartando finalmente esas dos.
Yo ahora mismo me iría a Malasia a perderme en sus playas, sin obligaciones ni deseos. Pero la realidad me muestra otro camino…
Cuando nos levantamos en el Tune Hotel KLIA2, de la cadena de AirAsia, no habíamos dormido demasiado. Era pronto, teníamos hambre y estábamos cansados, pero la ilusión de descubrir Langkawi funcionaba como motor. El hotel no es ninguna maravilla, pero está frente al aeropuerto y cuenta con un acceso directo a él.
Anduvimos por el túnel que une el hotel con la terminal, perdidos, sin tener clara la dirección a seguir. Gracias a una familia china simpatiquísima, finalmente llegamos a una cola larguísima frente al mostrador de AirAsia. Uffff, conseguimos facturar en el último momento, sin tiempo para desayunar. Por eso cuando llegamos a Langkawi y, tras recoger las maletas, nos sentamos en el Starbucks a tomar un café y un muffin de chocolate.
En la terminal, frente a la cinta de las maletas, hay un montón de agencias de alquiler de coche. Mi consejo si vas a Langkawi es no hacer lo mismo que nosotros y alquilar un coche. La isla carece de transporte público y, aunque se conduce por el otro lado, es un lugar perfecto para ir en tu propio vehículo.
Nosotros fuimos a los mostradores donde venden los tickets para taxis y finalmente nos dirigimos al The Danna, un hotel impresionante. Es fabuloso, si vais a la isla no dudéis en buscar una oferta en él, porque nos apasionó. Hacía mal tiempo, empezó a lloviznar mientras nos daban un masaje de bienvenida y nos informaban de que nuestra habitación estaría preparada a las dos de la tarde.
Como no teníamos nada mejor que hacer y nuestros planes consistían en ir al Cable Car, nos la jugamos subiéndonos a un taxi y yendo al Oriental Village, lugar por donde se accede a esta impresionante atracción turística. Al llegar dejó de llover y nos colocamos en una larguísima cola para sacar los tickets. Mirando a la cima vimos cómo la niebla se ensañaba con las cabinas, pero decidimos jugárnosla.
Eran las once y media. En taquilla nos dijeron que solo podíamos subir a partir de la una, y a nosotros nos pareció perfecto, quizás la niebla se dispersara entonces… Caminamos por el Oriental Village, mis hijos cogieron una súper serpiente, compramos un par de recuerdos y miramos esperanzados a la montaña…

¡Feliz día! J

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