Bye, bye Kuala Lumpur
¡Buenos días! Hoy es un día de reseca electoral,
con momentos para la reflexión, las valoraciones y las nuevas situaciones que
se abren en Catalunya. Nunca he hablado de política en el blog, y no voy a
empezar a hacerlo ahora, pero sí me gustaría decir que ayer para mí fue un día
histórico. Por suerte la participación fue alta y los resultados realmente nos
dicen la opinión generalizada. Ahora falta ver qué pasa a continuación…
Mi fin de semana ha sido brutal, con muchísimas
horas destinadas a la escritura, releyendo UUDC, en busca de mejorar al máximo.
Últimamente solo os hablo de las novelas y del viaje, sin dar paso a otras
facetas de mi vida, pero para mí no hay mejor manera de pasar el rato que
leyendo o escribiendo.
Vivo un momento extraño, como mi actual
protagonista. Tengo RANP preparada para mandar a valorar, pero no me atrevo,
dudo de cada parágrafo, de cada escena, de cada palabra. No me apetece para
nada volver a la casilla de las esperas ni estar meses sin noticias, como con Dúo. A día de hoy todavía no tengo una
respuesta de las dos editoriales, y en una hace casi un año que la mandé y en
la otra casi diez meses.
Quizás si me atreviera a mandarla sería atentar
contra la serenidad actual, y estoy tan feliz…
Volvamos a Kuala Lumpur. Hoy no os puedo dejar
fotos porque el ordenador de casa ha petado este fin de semana y la copia de
seguridad necesita un Windows 7 para recuperarse. Tengo una gran confianza en
mi marido para resolver este escollo cuanto antes y poder buscar las mejores instantáneas
del viaje.
Después de ver las Torres Petonas tuvimos que
volver al hotel. No encontrábamos el dinero en efectivo para cambiarlo y nos
estresamos muchísimo. Necesitábamos saber dónde lo habíamos metido, sino el
resto del viaje se podía ir al traste.
Caminamos bajo un sol abrasador, acompañados por
el caos de la ciudad y un calor húmedo y pegajoso. El aire acondicionado del
hotel nos dio la bienvenida con emoción y rápidamente solicitamos verificar una
cosa de nuestro equipaje, guardado en la consigna.
Por suerte el sobre de los euros se había quedado
en la maleta de mi marido, bajo llave. Suspiramos tranquilos y comprobamos cuánto
tiempo nos quedaba antes del vuelo a Kuching. En cuatro horas podíamos subirnos
al bus turístico para recorrer la ciudad. ¡Carso error! Ni se os ocurra coger
este autobús si vas a Kuala Lumpur, es un recorrido casi circular por las
mismas calles atestadas de coches, que te lleva a mil centros comerciales.
Nos bajamos cerca del barrio chino, entramos en
uno de los mil centros comerciales del lugar, comimos en un Food Court, caminamos
por las paraditas del barrio chino y volvimos en taxi al hotel para subirnos a
una ban que nos llevaría al aeropuerto. Bye, bye Kuala Lumpur.
¡Feliz día! J
0 comentarios: