Cable Car y Sky Bridge (Langkawi)
¡Buenos días! Hoy es víspera de festivo en
Catalunya, este fin de semana se compone de tres largos y placenteros días para
disfrutar de la serenidad y la tranquilidad de tener tiempo para mí. Mis horas
libres me gusta dedicarlas a escribir, a disfrutar con la creación de
historias, a vivir aventuras.
Mi vida como escritora ha cambiado tanto desde que
abrí el blog… Entonces parecía un alma en pena, no tenía las ideas claras ni
disfrutaba como ahora de las tramas. El tiempo ha impuesto su madurez,
consiguiendo desligarme de esa absurda idea de anhelar dedicarme únicamente a
la escritura, otorgándome la capacidad de vibrar con cada giro argumental, con
la construcción de los personajes, con los hilos invisibles de los que dispongo
para moverlos a mi antojo.
Ayer me costó entrar en el capítulo que tenía por
delante, pero al final conecté con Lúa, consiguiendo desencallarme y meterme en
su piel. ¡Es algo mágico! Nunca renunciaré a esa sensación de libertad que concede
ser la dueña de su destino.
¿Volvemos a Langkawi?
Nos quedamos en el Oriental Village, esperando a
la hora de subir al Cable Car. El día se fue aclarando lentamente, con la
aparición esporádica del sol detrás de las nubes. A la una menos diez nos
presentamos en la entrada, con la ilusión de ver la cima de la montaña
despejada.
La cola arriba de las escaleras era larguísima, y
te llevaba primero a un cine 3D donde proyectaban una película alucinante. Era
como si estuvieras montado en una vagoneta, recorriendo una impresionante
montaña rusa en Marte… ¡Me mareé un montón! Tardamos veinte minutos en entrar
al cine y después casi veinte más en llegar a nuestro turno en la cestita.
El Cable Car es como un telehuevo de una pista de
esquí que se enfila en una montaña casi en paralelo para llevarte a una altura
considerable. Teníamos muchísimas ganas de subir, es una de las atracciones
turísticas más importantes de Langkawi y realmente vale la pena.
Nos pareció curiosa la composición de la cola.
Éramos los únicos occidentales entre un centenar de personas, la mayoría
chinos, indios y árabes. Había muchas jóvenes recién casadas con burkas, otras
que únicamente llevaban velo en la cabeza y algunas indias con saris
espectaculares. Los chinos me demostraron su falta absoluta de educación,
colándose y hablando a gritos… Está claro que en Langkawi reciben turismo oriental,
con pocas muestras de occidentales.
Finalmente subimos a la cestita, acompañados de
una pareja árabe en luna de miel. Las vistas son inmejorables, con una
sensación impresionante cuando te colocas en posición vertical. Una vez arriba
vimos nuestro próximo destino a pocos metros: El Sky Bridge, un puente de
cemento colgado entre dos picos de montaña por el que deseábamos caminar.
Para llegar a él hay que realizar un trekking de
diez minutos por la selva, siguiendo un sendero de escaleras y tierra. Estaban construyendo
una vagoneta para llevar a los turistas, quizás en poco tiempo esté terminada.
Si vais a Langkawi alguna vez no podéis perderos
el Sky Bridge. Está suspendido por un pilón de ochenta y dos metros de altura,
dejándote a cien metros del nivel del mar. Caminas con la sensación de estar en
la cima del mundo, con la vista del mar, las montañas y el litoral de la isla
como compañera… ¡Simplemente impresionante!
¡Feliz día! J
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