Inspiración a raudales

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Ayer parecía que el cielo quisiera desplomarse sobre las calles. Hubo una tormenta épica, la vi desde la ventana del despacho y luego la sufrí sobre la moto, yendo hacia mi casa.
No me gustan los días grises, y menos cuando la oscuridad de la tarde es plena, sin luz, sin sol, sin el cielo azul. Estamos en otoño, lo normal es caminar por la calle llena de hojas marrones, patearlas, encontrar los árboles pelados y arroparse con el jersey de lana mientras sientes el aire fresco en la cara.
Mi cabeza parece un manantial de ideas. No sé si podré detenerla sin escribir como una posesa todas las horas libres. A veces me gustaría minimizar estas embestidas de la inspiración, pero así soy yo y la mejor manera de luchar contra la ansiedad de tener la mente llena de historias es plasmarlas en una página en blanco.
Ains… Estoy muy enchufada con CDTEAT, me encanta sentarme con el ordenador en el regazo al llegar a casa para avanzar en la trama, con un subidón de adrenalina constante.
Al cerrar los ojos pienso en Julia y en Zack y sonrío, como si fueran parte de mi realidad y estuvieran aquí, acompañándome en mi día. Antes fueron Lúa y Matt, Aurora y Bruno, Jessie y Noah, Marta y Mick y un sinfín de protagonistas que moran en el disco duro de mi Mac.
Cuando pienso en ellos me ilumino, como si fuera una bombilla reluciente. Son parte de mi esencia, me emociona pensar en el después, como si el tiempo consiguiera continuar su historia en mi cabeza, dándoles otros finales, otras situaciones, otros instantes.
Quizás UUDC no ha conseguido la intensidad deseada, ayer le di un par de vueltas a esta realidad. La parte positiva es que era mi novela número dieciséis, tengo un montón de material aguardando a salir a la superficie. Una más no hará daño.
Tarde o temprano tendré el veredicto de mi lectora beta, entonces volveré a releerla, en busca de fallos, con la emoción de darle la vuelta necesaria para funcionar. Y luego se irá a los corazones de mi grupo privado de lectores, con la intención de hacerles pasar un buen rato.
Algún día deberé plantarme y decidir si subo mis novelas a Amazon. Eso será algún día, de momento quiero escribir sin parar, permitir que las historias me abduzcan, sin pensar en la cena, en las obligaciones familiares, en ir a comprar, en cualquier cosa cotidiana que me quite tiempo para crear mundos paralelos.
Si viviera sola, sin trabajo y sin más obligación que escribir, sería anárquica…

¡Feliz día! J

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