Muy orgullosa de mis chicos
¡Buenos días! Muchas veces la tarea de madre es
ingrata, sobretodo en la adolescencia de los chicos, cuando la relación con tus
hijos empieza a convertirse en un campo de batalla en el que siempre necesitas
armarte de paciencia. Por suerte encuentras instantes maravillosos en el camino
y te paras a sonreír con emoción, felicitándolos.
Ayer mi hijo mayor se examinó de cinturón negro de
Taekwondo frente a un examinador de la federación catalana de Taekwondo. Àlex
lleva desde los siete años practicando este deporte dos tardes a la semana, con
constancia e ilusión. Es un honor llegar a cinturón negro, espero que se lo
den.
Hace dos años que tenía pendiente realizar el
examen, pero nosotros le aconsejamos esperar. En España llegar a este nivel
significa que te conviertes en arma blanca y por lo tanto pesa en tu contra si
alguna vez te defiendes en un incidente, a pesar de que te ataquen primero.
Mi hijo es una persona pacífica, nunca se ha
metido en ninguna pelea ni tiene intención de hacerlo. Así que el año pasado ya
le dimos permiso para empezar a prepararse para el examen. Consta de diversas
partes: una teórica, realizar algún pumse (coreografías de ataque y defensa), combinación
de patadas, combinación libre de defensa y ataque con las manos, combate y rompimiento
de tablas. Duró una hora y media…
Fuimos a verle a él y a sus cinco compañeros.
Hacía años que no iba a la academia ni acudía a sus exámenes para no ponerle
nervioso, sin embargo ayer mi marido y yo decidimos apoyarle. Detrás de una prueba
de este nivel hay un estudio importante, años de preparación y disciplina, es
un momento importante para alguien que lleva diez años trabajando para llegar
aquí y queríamos estar con él.
Me sentí orgullosa al comprobar cómo ha mejorado,
su técnica, su manera de moverse, la ilusión con la que afrontaba el examen.
Estaba muy nervioso, llevaba desde el viernes estudiando y preparándose. Fue
una hora antes a la academia para acabar de repasar con el profesor.
Mañana sabremos si ha logrado convertirse en
cinturón negro, espero que lo consiga, se lo merece por su perseverancia y su
constancia. Era el más joven de los aspirantes y el único de los que empezaron
con él que todavía continúa en la academia Juntai.
Son esas veces de la vida en las que sientes la
emoción de ser madre, de estar ahí acompañándoles en sus logros. Para mí ya
tiene el negro de corazón.
Y para rematar la jugada mi hija Irene ha sacado
un diez en un examen de matemáticas. Si tengo en cuenta que suele suspender
esta asignatura, es un logro alucinante.
¡Hoy me siento feliz de ser madre de unos chicos
maravillosos!
¡Feliz día! J
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