Un concierto genial

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Parece que quiere llover… Hay muchísima oscuridad en el exterior, he abierto la ventana para observar el cielo y parece completamente tapado por nubes amenazantes de tormenta. Uffff, hoy me apetecía sol, luz, claridad…
Este fin de semana me he dedicado a releer UUDC y me ha pasado algo extraño. A medida que avanzaba me sentía menos segura de mis letras, sin acabar de seguir el ritmo, como si le faltara una vuelta de tuerca. No sé si estoy negativa o si la novela no funciona, a veces me pasa, leo y no estoy receptiva.
Puede que esta historia no esté a la altura o simplemente que este fin de semana estuviera un poco negativa. Para averiguarlo he decidido mandarla a una única lectora beta, la más crítica de todas, y dejarla en la recámara mientras avanzo con CDTEAT.
La distancia consigue darme una visión más acertada. Con los años he aprendido a esperar para retomar las lecturas desligada completamente de ellas, sin la pasión de la escritura. Es la mejor manera de encontrar los fallos, porque cuando termino de escribirlas todavía siento el cordón umbilical que me ata a la trama.
Ayer, después de convertir el manuscrito a Mobi con el Calibre, de mandarla por email a la persona adecuada y de descansar un poco escuchando música, abrí el Word para continuar con mi nueva historia CDETEAT.
El fin de semana se ha llenado de momentos maravillosos, empezando por el concierto de mi padre el viernes en La Garrafadel Beatles. Mi padre es el mejor ejemplo de persona luchadora, con una energía envidiable y una capacidad para compartir su pasión por la música con el público.
El viernes fue su primer concierto sin Marco, su pareja en el escenario desde tiempos inmemoriales. Fue emocionante recordar sus inicios, la cantidad de veces que tocaron juntos, su presencia, su fuerza.
Para acompañar a mi padre, Toni Casalà, también actuaron Albert Cobos, el otro compañero de Marco durante los meses de veraneo,  Carlos Marine, con una aportación de dos canciones cantadas con su increíble voz, y Óscar González, la pareja de mi hermana, un gran guitarrista.
El concierto fue espectacular, el bar estaba lleno, no cabía ni una persona más, estábamos apretados en los sofás, había gente en los taburetes bajos, personas sentadas en sitios imposibles y una gran expectación.
Me alucina cada vez que veo a mi padre tocando, su fuerza, su manera de transmitir con la guitarra y la voz, su ilusión por seguir adelante, con horas dedicadas a su pasión, su perseverancia y su sonrisa diaria. Es una fuente inagotable de inspiración para mí.
Destacar también las aportaciones de Albert Cobos, de Óscar González y Carlos Marine. Los tres estuvieron tan grandes como mi padre.

¡Feliz día! J






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