Remembers...

7:07 Pat Casalà 2 Comments

¡Buenos días! Hoy me he despertado escuchando a Madonna, con aquellas canciones de mi adolescencia con las que me emocionaba cantando y bailando frente al gran espejo de pared del salón de mi casa. Ains, ¡qué recuerdos! Eran momentos increíblemente álgidos en sentimientos, con primeros amores, primeros besos y nuevas experiencias.
Recuerdo la pinta de la cantante, fue transgresora, se llenaba de crucifijos, con guantes hasta los codos y vestidos blancos sedosos, puntillas y volantes, como si quisiera emular a una novia divertida. Me encantaba verla, escucharla, sentir cada una de sus letras, con la emoción de transportarme a otro lugar.
Con el tiempo cambié de música, de hábitos,  de ideas e incluso de manera de pasar las tardes. Realmente mi tendencia a bailar en el salón de casa, con la música a todo volumen y cantando a viva voz, con mi poca afinación, debía martirizar a los vecinos y a mi pobre hermana.
Por aquella época patinaba sobre hielo, era mi deporte favorito, dos veces a la semana me vestía con mi mallot de patinadora, la faldita, unas mallas y me iba a clase, deslizándome por el hielo mientras escuchaba la música y aprendía a saltar, a hacer piruetas, a volar mientras ponía el turbo en la pista.
Los fines de semana me los pasaba enteros en la pista de hielo, mañana y tarde, entrenando, con unos cascos, mi Walkman (jejejejeje, ahora nos parecería un trasto) atado a la cintura, y los patines, practicando y viviendo en mi mundo. La pista estaba lejísimos de mi casa, aprendí de muy jovencita a bajar la calle Ganduxer hasta la Diagonal para coger el autobús. Por suerte tenía una taquilla en la pista y no tenía que cargar con mis súper patines…
No he vuelto a patinar demasiado desde los dieciséis años, cuando abandoné para siempre este deporte. A veces cierro los ojos y recuerdo la libertad de deslizarme sobre el hielo, la ilusión de saltar por los aires, de dar vueltas y más vueltas, de dominar la pista, con la velocidad propia de haberme pasado años aprendiendo y las emociones a flor de piel.
De mayor, si mis hijos tenían una fiesta en la pista de hielo, el olor me traía reminiscencias de la adolescencia, de esos fines de semana patinando, acompañada por un elenco de personas maravillosas a las que no he vuelto a ver. Era mi mundo secreto, mi lugar de peregrinación, mi reducto de ilusiones.
Tengo los patines en mi casa de la montaña, guardados, preparados para volver a deslizarse algún día por el hielo, con la emoción de regresar por unas horas a ese pasado emocionante. Quizás lo haga, me los ponga y deje vagar mi imaginación para trasladarme a esa jovencita con la cabeza llena de ideas emocionantes.
Ains, cuantos recuerdos me ha traído escuchar a Madonna…

¡Feliz día! J  

You Might Also Like

2 comentarios:

  1. Haz una obra autobiográfica de tu adolescencia. Por como la contaste sería muy interesante, no hay duda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estaría bien, pero me cuesta muchísimo escribir sobre mí... :-)

      Eliminar