La magia de escribir

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Ayer pasé el día estirada en la cama, casi sin hacer nada. Tuve un gran dolor de cabeza, de aquellos que me hacen vomitar cuando me muevo… Hoy estoy mejor, pero no bien del todo. Espero recuperarme durante el día.  Seguro que es culpa de estos cambios de tiempo tan bestias.
No escribí, no escuché música, no hice nada, solo quedarme estirada, con los ojos cerrados, a la espera de que el dolor remitiera. Por suerte a media tarde, y después de demasiada medicación, mi cabeza empezó a serenarse y conseguí abrir el ordenador para mirar los emails de trabajo y hablar con mis amigas.
Con esta última novela voy demasiado rápido, debería detenerme en algún momento para saborear la emoción creativa durante más tiempo, pero es tal el grado de implicación que tengo con la trama, que incluso me paso las noches soñando con ella.
Àlex ayer por la noche nos anunció que había pasado el examen, que ya era cinturón negro de Taekwondo. Me alegro muchísimo por él, es una gran noticia. La constancia, la perseverancia y la ilusión siempre acaban trayendo una recompensa.
A veces no se materializa como esperamos ni nos lleva a la cima de nuestras aspiraciones, pero siempre se recibe un retorno a los esfuerzos. Ayer me dijeron algo precioso, que me llegó al alma. Tras años de trabajar intensamente en las novelas, con momentos álgidos, otros ansiosos y la placentera serenidad de ahora, fue bonito escuchar que a alguien cercano le maravillara mi capacidad para crear historias en poco tiempo, historias con alma, con una lógica, con una trama bien pensada.
Me llena de felicidad una frase así, fácil y llena de emoción. Es curioso, nunca pensé que llegaría hasta aquí, a un lugar donde lo importante es compartir con mis allegados los manuscritos, escuchar sus comentarios y mejorar párrafos por chat.
Esa es la verdadera recompensa de escribir, a parte de la maravillosa sensación de la creación, de caminar de la mano de personas inventadas, de morderme el labio durante el día, suspirando, al  pensar en ellos, acompañarlos en su primer beso, en el descubrimiento del amor, de los sentimientos, de una  traición, de un cambio en su vida…
Sonrisas, lágrimas, suspiros… Es gratificante pasarse el día con la cabeza en las nubes, dándole vueltas a las situaciones imaginarias que pueblan mis manuscritos, vibrando con sentimientos ajenos.
Ojalá nunca pierda esta capacidad, es mágica.

¡Feliz día! J

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