Gunung Raya y Wildlife Park (Langkawi)
¡Buenos días! A veces las realidades caen por su
propio peso y cuando quieres avanzar en una dirección concreta descubres los
fallos implícitos en tu trabajo. Hace meses decidí explorar nuevas maneras de
escribir, escuchar las críticas, intentar mejorar y no desfallecer en mi empeño
de ser cada día mejor escritora.
Los últimos comentarios acerca de RANP son
bastante claros: engancha, mi forma de escribir atrapa al lector, pero hay una
parte al principio que se hace repetitiva. En mis manos está
cambiarla,
darle un giro, conseguir que esta vez sea una novela redonda, así que ayer me
puse manos a la obra.
Esta vez no quiero correr, las editoriales
seguirán estando allí en tres meses o en un año y los noes pueden esperar un
poquito más. Quiero que mis lectores disfruten de las historias, aunque sean
únicamente mis beta. Mi meta actual es plausible: enamorar a mi grupo reducido
de lectores con obras lo más pulidas posible.
Nos volvemos a Langkawi…
Después de regresar del Canopy nos pasamos un par
de horitas en la piscina, disfrutando de la serenidad del lugar. Mi marido y yo
nos decidimos a explorar la playa con una caminata de media hora hasta el hotel
Berjaya. Fue agradable, aunque muy cansado después de la aventura en la selva.
Por la noche decidimos ir a Pantai Cenang a cenar.
No teníamos claro qué tomar y acabamos repitiendo Kebab.
La mañana siguiente se despertó nublada, con
lluvia y oscuridad. Después de desayunar por última vez en el alucinante buffet
del The Danna, hicimos las maletas con un poco de morriña, no teníamos ganas de
terminar otro apasionante tramo de nuestro viaje.
Tras el obligado Chek Out nos subimos a nuestro coche de alquiler, mapa en mano, y nos propusimos dar un rodeo por la isla.
Nuestra primera parada era la cumbre de Gunung
Raya, la montaña más alta de Langkawi. En la cima hay una torre para ver las
vistas. La mala suerte quiso que después de una ascensión en solitario por una
carretera llena de curvas, la niebla imposibilitara la visión de la isla en lo
alto de la torre.
En el descenso nos encontramos con monos caminando
por la carreta, un par de vacas y un motorista. La lluvia apareció al llegar a
la carretera plana, dirección al Wildlife Park, un impresionante zoo donde se
puede interactuar con los animales.
Llovía a cántaros cuando salimos del coche en el
parking. El lugar de fuera augura una mala experiencia, ya que es cutre, pero
una vez llegas a las entrañas del parque descubres el error de apreciación. Le
das de comer a los animales, los pájaros se posan en tus manos, puedes coger a
los recién nacidos, darle un plátano a un mono, ver de cerca los cocodrilos… Fue
una visita perfecta y altamente recomendable.
¡Feliz día! J
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