Bye, bye Langkawi

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Mañana es fiesta… Tendré toda la mañana para corregir una vez más RANP. Por la tarde Cinesa nos ha invitado al estreno de una película: The Martian. A ver si me gusta…
No sé qué ocurre últimamente dentro de mi cabeza, le doy mil vueltas a las novelas, leyéndolas una y otra vez, cambiando trozos, con la sensación de que falta algo para dejarlas perfectas.
Ahora estoy con dos a la vez, repasando RANP y avanzando en la historia de UUDC, buscando insistentemente cómo mejorarlas. No quiero dar pasos en falso ni enviar nada para valorar sin el convencimiento de que estará a la altura.
Quizás aprendo a ser más crítica con mi trabajo a medida que las esperas remiten. Ya no siento aquella acuciante necesidad de alcanzar unas metas ni el aceleramiento propio de desear lo imposible, ahora pesa más mi deseo de tener un material impecable, de buscar los fallos indicados por las lectoras beta, de pulir aquellos flecos sueltos y necesarios para que el texto fluya sin fisuras.
Vámonos a Langkawi…
Al salir del Wildlife Park llovía muchísimo. Corrimos hacia el coche, lo pusimos en marcha y seguimos con nuestra ruta por la isla, rumbo a la capital para ver la famosa águila gigante que se aposta frente al mar.
Langkawi, conocido como la joya del  Kedah, es una isla situada en el mar de Andamán. Su nombre viene de las palabras malayas helang, abreviada lang y traducida como águila, y kawi, traducida como color marrón rojizo. Según este estudio etimológico Langkawi se traduce del malayo como Águila marrón rojiza.
Avanzamos entre la tormenta, conduciendo acompañados de una tromba de agua de colosales dimensiones. El tráfico en la capital era intenso, nos costó un rato llegar al puerto, aparcar y correr bajo la lluvia hasta el cobijo de un techo, viendo el águila a lo lejos.
Tuvimos suerte, porque en cinco minutos la tormenta se convirtió en una fina llovizna que nos permitió caminar hasta la estatua, sacarle varias fotos y regresar al centro comercial del puerto para buscar un sitio para comer. Nos decepcionó un poco una vez estuvimos allí y acabamos comprando chocolate para después. En Malasia el precio de este alimento es regalado.
Volvimos al coche corriendo bajo la lluvia, empapándonos, para ir al MacDonald’s que habíamos visto al llegar, nos pareció la mejor solución para comer. Y desde allí nos fuimos al The Danna, con la decepción de no poder despedirnos de la piscina. En el hotel fueron muy atentos y nos dejaron una habitación dos horas para ducharnos y cambiarnos de ropa. Después nos quedamos en los sillones de uno de los salones navegando por Internet.
Aixxxxxx… Y se acabó, metimos como pudimos las maletas en el mini coche, suspiramos y salimos rumbo al aeropuerto para tomar un vuelo a Kuala Lumpur. Bye, bye Langkawi…

¡Feliz día! J

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