Primeras horas en Long Beach (Perhentian Kecil)
¡Buenos días! Ayer por fin desencallé el capítulo
que tenía atragantado de UUDC. Fui al gimnasio, solucioné un par de cosas en
casa y conseguí avanzar muchísimo en la oficina.
Ahora mismo volvería a Malasia, de vacaciones, sin
más obligaciones que escribir, descansar, descubrir mundo… Pero va a ser que
no, hay que levantarse, trabajar, tirar adelante proyectos y ahorrar para el
próximo verano. Aixxxx, me está costando más de lo normal ponerme en marcha.
Llegar a Long Beach, la playa de Perhentian Kecil
donde nos alojamos, me trajo una sensación de paz difícil de explicar. Una
extensión de arena blanca, con el mar turquesa, el hotel enfrente, con aquel
techo de paja tan característico de los destinos tropicales y las hamacas de
madera situadas estratégicamente.
El agobio por la falta de maletas se mitigó
mientras accedíamos a la recepción, situada al lado del restaurante del Bubu
Villa, llamado The World Café. Era al aire libre, de madera, con una chica simpatiquísima
que rápidamente se ofreció a darnos la documentación para hacer el check in.
Nos sentamos a una de las mesas del restaurante, a
degustar el magnífico cóctel de bienvenida y a esperar a que nos dieran la
habitación. En Perhentian todo funciona a otro ritmo, nada es rápido ni
estresado. Hay que ir con la predisposición a sentir la calma y la serenidad
del lugar, sin que las prisas sean el motor de tu momento.
Comimos en el The World Café mientras nos preparaban
la cabaña familiar que teníamos reservada y pagada desde marzo. Tardaron más de
dos horas y media en tenerla preparada, pero no nos importó, el lugar era
paradisíaco, el clima perfecto y estábamos cansados del viaje, de los nervios de
las maletas, de la poca información que teníamos…
Cuando terminamos de tomar unos platos italianos,
preparados y servidos con mimo por el personal del The World Café, aprovechamos
para ir a la habitación. Por suerte mi talla de bikini es parecida a la de mi
hija y pude usar uno de los suyos. Me vestí como pude, añorando mis prendas, la
bolsa de playa que estaba perdida en algún aeropuerto, mis enseres personales…,
y me di un baño en las aguas transparentes de Long Beach. ¡Fue espectacular!
Mientras mis hijos se duchaban hablamos con la
recepcionista del hotel, quien rápidamente se brindó a ayudarnos a recuperar
nuestras maletas. El Wifi es un bien preciado en Perhentian, así que nos costó
bastante comprobar la ausencia total de noticias del servicio de equipajes del
aeropuerto de Singapur en nuestro email. Perdimos un rato precioso reclamando,
siempre con la ayuda del atento personal del hotel.
Cuando ya no podíamos hacer nada más tomamos el
camino que comunica con el otro lado de la isla, una playa llamada Coral Bay.
Me desencantó ese sendero, estaba sucio, descuidado y sin la preciosidad de
paisaje del resto de la isla… ¡Mañana más!
¡Feliz día! J
Volver a la rutina después de estar la mar de a gusto, descansando, es duro, pero es lo que toca. Me alegra mucho que hayas disfrutado de las vacaciones.
ResponderEliminarUn abrazo y me quedo por aquí ^^
Sí que cuesta... Al volver te planteas si podrías hacer vacaciones permanentes... ¡Mil gracias por tu comentario!
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