¡He vuelto!
¡Buenos días! Ya echaba de menos este rinconcito
de la bloggosfera, con una página de Word por delante cada día donde dejar mis
impresiones y constancia de mis devaneos con la vida. Es gratificador volver
aquí, buscar de nuevo palabras para expresarme, encontrar un instante de paz
cada mañana y escribir.
Ayer empecé a trabajar. Es curioso cómo mi cabeza consigue
regresar lentamente de las vacaciones y se adentra en las tareas necesarias
para adaptarse a la situación. Este año me ha costado más que nunca volver a la
oficina, he tenido tres semanas de descanso, con mil momentos mágicos donde
explorar nuevos mundos, sin olvidarme en ningún momento de UUDC, con una
serenidad increíble.
He escrito, a pesar de volar dieciocho horas hasta
Malasia, de disfrutar con el descubrimiento de un país multicolor, de vivir
intensamente cada detalle del viaje mis ideas no se han secado. Tengo ganas de
una novela más pausada, con mucho sentimiento y un sinfín de matices personales
en los personajes.
Por primera vez en mi carrera me dedico a leer y
releer lo ya escrito, en busca de mejoras, del tono concreto, de los detalles
intrínsecos a la historia. Esta vez no quiero crímenes ni mucha acción ni demasiada
adrenalina, simplemente busco una historia donde las emociones de los
protagonistas describan sus dudas, sus acciones, sus deseos.
En el primer avión rumbo a Malasia escribí como
una posesa, con las palabras fluyendo sin dificultad de mi mente ansiosa de
contar una historia. Fueron dos vuelos larguísimos que se intensificaron por el
retraso del primero, la prisa en Dubai para llegar al segundo y la pérdida de
nuestras maletas al llegar a Singapur.
Teníamos que subirnos a otro avión a las tres
horas y media para llegar a Kuala Lumpur, pero el equipaje de mi marido y el
mío se había quedado en Dubai. Volábamos con Emirates, una compañía de prestigio,
y parecía que nos ayudarían a solucionarlo, pero en el aeropuerto de Singapur
se portaron fatal. Después de una hora y media explicándoles que nos íbamos al
aeropuerto de Subang en Kuala Lumpur para coger un vuelo a la mañana siguiente
a primera hora rumbo a Kota Barhu, donde nos recogían para llevarnos a una isla
perdida, quedamos que ellos se encargarían de enviar las maletas a nuestro
hotel, pero la realidad fue que nos dieron un dinero, nos hicieron firmar un
papel y al día siguiente pusieron el equipaje en un avión rumbo al aeropuerto interaccionar
de Kuala Lumpur (a una hora en coche de donde estábamos), y se desentendieron
de lo demás.
Con el dinero que nos dieron compramos una crema
solar, unos shorts de deporte para ir a la isla (iba vestida con unos vaqueros),
y corrimos para coger el último vuelo del día. Mi marido y yo dudamos de nuestros pasos al
día siguiente, no sabíamos si anular el vuelo de primera hora, ir a por las
maletas y volar por la tarde, a pesar del coste y de la pérdida de tiempo. Al
final embarcamos rumbo a Perhentian, un paraíso donde ahora mismo me iría a
vivir…
Os dejo dos reseñas de Los Mundos de Esme:
En el blog El Universo de los Libros (enlace)
En el blog Casa de los Libros Perdidos (enlace)
¡Feliz día! J
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