Mala experiencia en el Kawayan Holiday Resort de Siquijor
Buenos días! Por fin viernes… Hay
semanas en las que necesito la llegada de este día, es como si el estrés
laboral me llenara hasta los confines de la paciencia. Vale, la mía no es que
sea muy grande, pero a veces las circunstancias me desbordan y es fácil no
encontrar la forma de acatarlas con serenidad.
Nos quedamos saliendo del hotel
de Malboal…
Durante nuestras inmersiones
conocimos a una pareja simpatiquísima que nos acompañó en el viaje de siete
horas hasta el hotel de Siquijor. Nos subimos a una van hasta el puerto de
Santander, cogimos un ferry, al llegar a puerto necesitamos un triciclo para ir
a otro embarcadero a tomar otro ferry hasta Siquijor y una vez allí nos subimos
a un nuevo triciclo rumbo al hotel. Tardamos siete horas y media en llegar a
destino desde salir de Malboal.
El hotel era el Kawayan Holiday
Resort, un precioso enclave alejado de la civilización que podría haberse
convertido en un establecimiento perfecto si no fuera por la mala atención al cliente
por parte de los dueños. Pasamos cuatro noches allí y nos encontramos con un
director arrogante, prepotente y autoritario, alguien incapaz de hablar de forma
conciliadora para llegar a un acuerdo cuando estábamos en desacuerdo con él.
El hotel es bonito, el personal
son unas chicas muy agradables y las cabañas están muy bien acondicionadas.
Pero el trato es muy importante a la hora de quedarse con una buena impresión.
Está muy lejos de San José, lugar
donde puedes alquilar una moto veinticuatro horas por 300PHP. Ellos las
alquilan por 275PHP durante cuatro horas… Las cogimos la primera noche para ir
a San José y alquilar unas más económicas y no pusimos gasolina. Hicimos mal,
deberíamos haberla puesto, por eso cuando las devolvimos dijimos la verdad y
les sugerimos que nos la cobraran. Un depósito vale 49PHP y no gastamos ni la
mitad… Habíamos firmado un papel al alquilarlas y en él decía que nos cobrarían
200PHP por depósito si no la rellenábamos (pero como muchas veces, no lo
leímos).
A ver, es de cajón que podía
cobrarlo, pero en vez de explicarlo con ganas de llegar a un entendimiento,
cuando preguntamos por ese cargo, sin levantar la voz, solo preguntándole a su
mujer, él salió del despacho con maneras amenazantes y empezó a hablarnos con
una prepotencia que sacó la fiera que llevo dentro. ¡Qué era la cliente! Hay
mil formas de explicarlo y hacernos ver que tiene razón, no hace falta enfrentase
frontalmente a nosotros. Cuando estás cara al público es muy importante encarar
las cosas de otra manera porque al final lo importante es encontrar la forma de
convencerles de que están equivocados sin ofuscarlos.
Y luego tuvimos los mismos problemas
con otras partes de la factura… Y este tipo de comportamiento lo tenía con
todos los huéspedes, no solo con temas relacionados con la factura. Creo que la
atención al público es básica a la hora de fomentar la fidelidad de la gente y
de conseguir que te recomienden. En fin, una mala experiencia…
¡Feliz día! J
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