El alcance de los sueños

9:09 Pat Casalà 2 Comments

¡Buenos días! Empieza un sábado soleado, tranquilo y con muchas horas por delante para comprar regalos de Navidad y pensar en la mejor manera de darle rienda suelta a mi imaginación en la novela.
Hay tantas cosas que me llenan la cabeza con sus ilusiones, tantos anhelos que me arrancan una sonrisa de felicidad, tantos momentos intensos que deseo guardar en la memoria para siempre… Quizás esa necesidad imperiosa de novelar mis creaciones internas no sea más que una manera de vivir a través de los escritos las emociones que me vapulean.
Estoy en un momento para experimentar, dispuesta a darle cabida a otro tipo de personas en las novelas, de intentar meterme en la cabeza de alguien muy distinto a mí. Lo intenté con un hombre, con un protagonista masculino, y lo logré a medias. Por suerte tengo mis lectoras beta que me ayudan a cambiar mi percepción de Pablo.
Ahora me he trasladado a una nueva localización geográfica, tal como me sugirió mi agente, he cambiado a las personas cercanas a mi edad por otras más jóvenes y quiero que la profundidad de sus personalidades traspase el papel. Me paso las horas del día dándole vueltas a eso, con la intensidad de ideas que aparecen sin tregua para pintar una Jessie y un Noah con matices interesantes.
A veces cuesta superar un reto. Yo me propuse terminar tres novelas en un año, y lo cumplí antes de tiempo sin demasiado esfuerzo. Ahora estoy metida de lleno en algo muy difícil para mí, un cambio de registro, un giro hacia otra manera de narrar.
Es curioso cómo me alejo de la novela fantástica, cómo aquella visión de los sucesos paranormales que acompañó mis primeras creaciones se aleja de mí con tanta vehemencia. Ahora quiero casos reales, sensaciones ciertas, instantes robados a una cotidianidad más cierta de lo que a veces nos creemos.
Hay tantos acontecimientos fuertes en nuestro entorno, tantos crímenes que permanecen impunes, tantas personas con tendencias macabras… No hace falta recurrir a los dones de la naturaleza para toparnos con sucesos interesantes y rocambolescos que puedan salpicar las novelas.
Por eso ahora me nutro de las noticias, de las realidades que aparecen plasmadas en un periódico, de las atrocidades que la humanidad es capaz de cometer. Y mis personajes intentan sustentarse en existencias alejadas de mi entorno, pero que muchas veces conviven entre nosotros.
Ayer le decía a mi marido que EDP no va a ser una novela fácil de escribir, que no va a llevarme únicamente tres meses de trabajo y que pretende ser más intensa que las anteriores. Él se rió y me contestó: «Vale, ¿qué tardarás, un mes más?»…
No lo creo, supongo que para conseguir la tensión que tengo en mente me costará mucho más que eso. Sin embargo, ¿qué más da? De momento mis escritos siguen inéditos, mis anhelos intactos y mi futuro literario tan incierto como siempre.
Cambiarme de agencia fue un subidón, al principio sientes que algo va a cambiar, que la vida dará un giro, que al fin tienes algo sólido. Y sí, han cambiado algunas cosas, ahora hay una relación más fluida y cómoda con mi agente, pero en el fondo sigo estando en la línea de salida, en el lugar donde se inician los sueños para convertirse en algo grande o desvanecerse en el olvido. Y solo el tiempo dirá dónde me conducen los míos…

¡Feliz día! J

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