Un poquito de Perdida en la niebla

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Llevo unos días ausente, he tenido un montón de trabajo y mil instantes estresantes, pero vuelvo a estar aquí con deseos de escribir, sonreír y dejar volar la imaginación.
Con tiempo y perspectiva las cosas se ven mucho mejor. Por fin he conseguido terminar mi maratoniana corrección de LB y estoy dispuesta a que mi mente regrese a la inspiración anterior, con esa agitación interior que me impulsaba a pasarme las horas aporreando el teclado y la excitación propia de la creación.


A veces necesito esa distancia para relajarme y encontrar la vía directa a escribir con la fuerza necesaria porque las escenas merecen intensidad. Por suerte las ideas no cesan, tengo un montón de ellas para revisar NDDB y quizás empezar una nueva historia, dándole vueltas a una trama que se me ocurrió en un sueño.
Ayer salió una reseña de Perdida en la niebla que me gustó (enlace). Cristina Pardo, la administradora del blog Libreando con Cristina, explicó de una forma poética la historia que podéis encontraros en las páginas de la novela y capta la realidad de Ernesto y Sussie.


En esta novela es importante la ambientación de Puerto Rico para las primeras páginas, el romance lento y pausado que se forja entre dos personas muy opuestas en formas de pensar y de afrontar la vida, esa interacción entre ellos que hace surgir los sentimientos lentamente.
Sussie está instalada en la casa contigua a la de Ernesto. Le gusta salir al porche a observar la playa de noche. Allí es donde poco a poco se conocen con charlas bajo la luz de la luna. Os dejo un trocito del primer día de Sussie en ese lugar:

Salgo al porche con la taza de té entre las manos. Es una taza grande, con una sola asa y las iniciales de Nueva York sobresaliendo de unos dibujos de rascacielos. Supongo que en otra época fue un souvenir de esa ciudad a la que algún día me gustaría ir.
Me siento un rato a mirar al horizonte oscuro y ennegrecido. Son las estrellas parpadeantes las que llaman mi atención, brillan con una luz tan intensa…



Y en esta él camina hacia ella para pasar un rato juntos:

Descubre la luz del porche de la casa de invitados en el mismo instante en el que ella la enciende. Se la imagina con una taza de té en la mano, sentada en uno de los sillones, con aquella mirada extinguida posada en el océano y alguna lágrima rebelde resbalando por sus mejillas sonrojadas a causa de la exposición solar de la mañana.
Son sus piernas las que deciden caminar hasta allí, actúa guiado por un instinto primario.
—¿Es té? —pregunta sobresaltándola.
—Rooibos de vainilla. —Ella sonríe con tensión al cerciorarse de que no hay peligro—. Por la noche no puedo tomar teína si quiero dormir… ¿Te sirvo un poco? La tetera es grande y cabe muchísima agua.
—Yo soy más de bourbon, ron, tequila o vino, la verdad.
Ernesto acepta su invitación tácita y se sienta en uno de los sillones.



Os animo a leer esta novela, en ella hay un romance a fuego lento, un misterio, secretos, intriga, mentiras familiares…

¡Feliz día! J

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