Sigo muy dispersa

Muchas veces las conversaciones con mis lectoras
beta me ayunan a encontrar fallos importantes en el contenido de las novelas.
Ellas son más objetivas a la hora de valorar la manera en la que se desarrolla
la trama y señalan puntos flojos. La semana pasada envié los últimos dos
manuscritos para su valoración y espero con ansia sus comentarios, la opinión
de la avanzadilla no coincide demasiado con mi punto de vista y, a pesar de
pulir algunos escollos gracias a sus evaluaciones, ahora necesito más puntos de
vista para acabar de ver si mi radar de historias está averiado.

Ahora me cuesta encararme con algunas críticas,
aunque suelo hacerles frente con la intención de mejorar. A veces, cuando
escribes con una emoción intensa, es difícil escuchar opiniones contrarias a mi
idealismo, pero la única actitud coherente para aprender es ponderar cada
crítica constructiva para caminar hacia un perfeccionamiento de la técnica.

Necesité releer cuatro veces un diálogo para
entender que se habían equivocado en el nombre de la persona que hablaba y por
eso era incoherente, la puntuación al final de las comillas o los paréntesis
era diferente en diversas partes del libro, sin definirse y encontré algunas
faltas ortográficas y algunas coletillas en la traducción que no acabaron de
convencerme.
Me parece increíble que Planeta cobre doce euros por
un libro maquetado así, pero es lo que hay. En cuanto a la historia, me gustó
un poco menos que las anteriores, pero es adictiva. Diana Gabaldón tiene la
virtud de enseñarnos la historia a través de sus letras y me fascina su
narrativa fluida y maravillosa.
¡Feliz día! J
0 comentarios: