Voy a aferrarme a mis propósitos

Acabo mirando series en inglés en el ordenador,
sin pararme a releer textos antiguos, abducida todavía por la fuerza de Julia y
Zack. Aunque en momentos puntuales me asalta la necesidad de avanzar un poquito
en la historia actual y mi cabeza parece una olla exprés a punto de sacar humo
y pitar.
A veces pasa… Tengo un montón de ideas que me
asaltan, con tareas diversas a la vez y no soy capaz de centrarme en ninguna. Por
suerte mantengo la calma, la sonrisa y la ilusión, porque tras muchísimos años
obsesionada con un imposible hace pocos entendí que mi gran meta es contar
historias, darles vida, llenarlas de pasión.

Soy feliz cuando tengo una historia en mente, paso
las horas libres del día con cosquillas en el abdomen al darle vueltas a las
situaciones, con los sentimientos a flor de piel y una sonrisa inmensa. Es el
motor que me empuja a sorber hasta la última gota de energía positiva del día,
sin ver más allá de contar una historia, en muchos casos para saciar mi sed de
creatividad.
Quizás por eso me cuesta corregir, porque una vez
he rubricado el final de la historia ya sé cómo acaba y pierdo la conexión con
ella, el ansia por conocer el desenlace, mi inquietud por dirigir los hilos
imaginarios de los personajes hacia un lugar concreto. Y quizás por eso ahora
me disperso, porque no me apetece revisar, prefiero darle vida a Cat y a
Bastian, caminar con ellos de la mano hacia una nueva trama llena de misterio.

En fin, a ver si logro centrarme y dar un paso detrás
de otro en vez de liarme las piernas con movimientos en diferentes direcciones mientras
me quedo quieta y no avanzo.
¡Feliz día!
J
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