Va de roturas...

En cuanto a la escritura, mi cabeza sigue dispersa.
Me cuesta centrarme en una novela y no tengo claro cómo conseguiré llevar a
cabo la maratoniana tarea que me impuesto. Aunque quizás deba ir pasito a
pasito, sin agobiarme y con las ideas claras.
Me cuesta corregir, una vez dejo la historia es
difícil retomarla para cambiar algunos aspectos sin embargo, cuanto más tiempo
pasa, menos complicado es ser objetiva con os fallos. Ayer dejé de lado el
avance de NUS para darle un repaso a Dúo,
la primera de la larga lista de novelas que subiré a Amazon en breve. Es la
tercera vez que le dedico mi tiempo y de momento la encuentro entretenida, a
ver qué sucede cuando avance.
Paralelamente una lectora beta me dio sus impresiones
sobre CDTEAT y me rayé con algunas cosas… Al llegar a casa revisé los primeros
capítulos para aportar algunas de sus ideas al manuscrito, con la impresión de
que necesito distancia para darle la última vuelta. A mí esta historia me apasiona
y la protagonista me parece una de las mejores que he creado… Veremos cómo veo
la novela de aquí unos meses, cuando la revise de nuevo antes de subirla a
Amazon…
El viernes pasado por la mañana tuvimos un gran
susto en casa. Estaba dentro de la cama, con mi ordenador preparado para
escribir, y de repente se oyó un estruendo y un «joder, cuanta sangre». Era mi
hijo. Corrí a averiguar la razón de su azoramiento y me encontré con la puerta
cerrada del baño y él dentro, explicándome que la mampara se había roto en mil
pedazos sobre él cuando la había abierto para salir de la ducha.

Por suerte la anécdota quedó en un susto, pero
todavía ahora me pregunto cómo puede una mampara de ducha partirse así, sin
previo aviso. Si mi hijo llega ser más
bajo… Tuvimos a la Providencia de nuestro lado y no pasó nada extremadamente
grave, y me alegro por ello.
¡Feliz día! J
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