Escenas subiditas de tono en las novelas
¡Buenos días! Estoy tan emocionada por todas las compras de
ayer, por vuestro apoyo, por cada uno de los posts acerca de la publicación de Nunca dejes de bailar, por los mensajes
que recibí…, que apenas soy capaz de dejar de sonreír un segundo.
Hay instantes en la vida en los que me detengo a pensar en
por qué escribo. Lo sé, es un poco absurdo darle tanto bombo a la
introspección, pero mi mente, ese ente con vida e ideas propias, es muy
aficionada a darle vueltas a las cosas una y otra vez, como si entrara en un
bucle infinito.
Sé por qué escribo y también que jamás voy a dejar de
hacerlo. Me gusta, me llena, me parece adictivo y es una terapia increíble. Y
lo más importante, me ayuda a centrar mis emociones, demasiado intensas en muchísimos
momentos, tanto que asolan mi cuerpo con su irrupción desmedida y necesitan una
guía para mantenerse a raya.
Las novelas son perfectas para eso.
Ayer me preguntaron por una parte importante de la
romántica: las escenas eróticas, el sexo, el trozo más subidito de tono.
He de reconocer que al principio no era capaz de escribir
esas partes tan importantes en las relaciones amorosas. Me daba vergüenza,
pensaba en la reacción de mi familia al leerlo
y me veía incapaz de darles vida en el papel.
Por suerte a fuerza de leer a otras autoras de romántica un
día me lancé y, a pesar que a día de hoy todavía me ruborizo cuando alguien de
mi entorno me pregunta por esas escenas, me parecen fáciles de escribir.
Una cosa es imaginarlas mientras estoy en el mundo paralelo
de las novelas y otra muy distinta es bajar a la Tierra y hablar acerca de ello
porque entonces cobra una dimensión más real.
Como lectora disfruto de las escenas de sexo en las novelas
cuando están tratadas con sentimiento y es la historia la que me lleva allí.
Pero me disgustan muchísimo cuando son acciones simples y sencillas, sin darles
un pensamiento emotivo o llevarnos hasta ellas con un nexo claro que vaya
incrementando la tensión sexual entre los protagonistas.
Para escribirlas no me nutro solo de mi experiencia porque
cada personaje es distinto y tiene la potestad de ser más o menos pasional, atrevido
o incluso deseoso de probar ideas nuevas.
Mi mejor baza es la imaginación, las novelas que he leído al
largo de mi vida, las películas, las series…, pero sobre todo la química entre
los personajes, cómo lo viven ellos y cómo me llevan a ese instante.
En mis novelas siempre intento dar ese toque de pasión y sentimiento
para que el lector se vea arrastrado a la situación sin sentirla un pegote,
deseándola como los protagonistas. Sea sexo más o menos explícito, mi intención
es siempre buscar un camino hasta ese instante y que sea parte de él, buscar
los sentimientos de la pareja, mostrar sus sensaciones…
¡Feliz día! J
Cuando son excesivas en número y sin venir a cuento me aburren como una ostra, y para mi, la novela pierde puntos.
ResponderEliminarBesitos.
A mí también. Han de ser los personajes quiénes te lleven ahí y por una razón... ¡Un beso!
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