¡Qué bien sienta desconectar dos días!!!!
¡Buenos días!
Ya vuelvo a estar aquí dispuesta a dar mucha guerra… ¡El fin de semana de desconexión
y tranquilidad me ha recargado las pilas de ilusiones y alegrías! ¡Qué bien se está
dos días sin obligaciones ni nervios!
Este verano
será el primero en muchísimos años que no iré a Calella de Palafrugell unos días,
así que mi marido y yo decidimos aprovechar que llevábamos a nuestro hijo mayor
a unas colonias en La Fosca (una población de Palamós, en la Costa Brava) para
reservar una habitación en un hotelito rural muy mono y disfrutar del paisaje.
El sábado por
la mañana nos lo pasamos en la magnífica Platja
del Castell, un enclave paradisíaco en medio de la naturaleza. ¡Me pareció
increíble el precio del parking este año! Realmente es abusivo… Los dos últimos
años dejar el coche todo el día en el único lugar posible para acceder a la
playa te costaba dos euros, ¡este año cinco!
De todas
maneras la playa se lo merece… Como todavía no puedo andar demasiado nos
decidimos a pagar unas hamacas. ¡Fue un día de lujo!
Y por la
tarde nos fuimos al hotel, nos duchamos y nos fuimos a dejar a mi hijo a la
casa de colonias donde pasará las próximas dos semanas. Ya sabéis que soy una
persona previsora, de aquellas que siempre lo tiene todo preparado, pero esta
vez me lo dejé absolutamente todo. No tenía ni el DNI del niño, ni la tarjeta
sanitaria ni la fotocopia del carnet de vacunación ni el dinero que le dejaba
preparado… ¡En fin! ¡Un desastre! Suerte que me propusieron que hoy se lo
hiciera llegar todo por FAX...
La verdad es
que cuesta un poquito dejar a los niños tantos días, pero cuando ves lo
contento que se queda lo empiezas a digerir. ¡Mi niño se ha hecho mayor! Por
eso está en unas colonias de adolescentes, sólo admiten niños de secundaria. Y
las hormonas se respiraban en el ambiente… ¡Se lo va a pasar de miedo!
Pasamos el
resto de la tarde en Calella, paseando por sus callejas, recordando instantes maravillosos,
contemplando la roca de Marta Noguera, un enclave donde mis ansias de escribir
salían a la superficie cuando era pequeña y me pasaba las horas del día
disimulando esa afición.
El relieve de
Calella es mágico cuando lo contemplas desde arriba con el sol bajo y el mar en
calma. Me senté unos instantes en el muro frente al hotel Mediterráneo, respiré
el aroma cargado de salitre y humedad, recordé mis juegos infantiles, mis ilusiones,
mis anhelos…
Cenamos con una amiga y su hija en un
restaurante de pescado, disfrutando del pica-pica que nos sirvieron, charlando
animadamente. Y después un clásico: un helado en la Jijonenca. Mi niña y su
amiga disfrutaron de lo lindo. Tal como manda la tradición nos sentamos con los
helados en el muro frente a la playa de La Vela y nos lo comimos lentamente,
disfrutando del sabor y de la noche serena frente al mar.
Ayer amaneció
un día gris. La Tramontana soplaba con brío, enredándose en la copa de los
árboles. Me desperté pronto, escuchando las embestidas del viento, el
repiqueteo de la puerta cerrada, el silbido intenso que anunciaba una jornada
sin sol. Desayuné tranquilamente en el bufet del hotel y respiré por última vez
la tranquilidad de la costa.
¡Hoy ya estoy
de vuelta! Y me toca rehabilitación… ¡Así que os deseo un feliz día!!!! ¡A
disfrutar de la semana!
No pinta nada mal el fin de semana que habéis pasado.
ResponderEliminarYo tengo mono de playaaaaa.
Besotes
¡Fue un gran fin de semana!!!! Seguro que en pocos días vas a la playa... ¡Feliz martes!!!
Eliminar¡Besossss!