A veces las cosas salen bien...
¡Buenos días! A veces la vida te trae alguna
alegría que te lleva a llorar durante una tarde, sin capacidad para escribir ni
para hacer otra cosa que emocionarte. Es precioso, algo que me gustaría retener
para siempre en la memoria con la ilusión que merece.
Y dices sí, sin tener claro cómo acabará, sin
saber si vale la pena, sin adivinar el futuro, porque te hace feliz decir sí.
Me gustaría que este sí fuera el preludio de un
sinfín de emociones, pero voy a pecar de prudente, a no tirar cohetes hasta ver
en qué se materializa y disfrutar del momento sin pensar en el mañana. Porque
sentir y conseguir vibrar con una noticia es mágico.
Ahora viene la resaca, la sonrisa del día después,
la calma de la espera y el deseo de que la vida me otorgue la posibilidad de saltar
de alegría. Pero si no pasa, si la realidad me muestra una dirección diferente
a la que deseo, no voy a entestecerme. Ha valido la pena cada segundo de felicidad.
Con el paso del tiempo mis prioridades han
cambiado, igual que mis sueños. He aprendido a sonreír con cualquier instante
positivo, a exprimir el jugo de los días con la mirada abierta, a ver el vaso
siempre medio lleno. Me gusta levantarme por la mañana, inspirar una bocanada
de aire y reír por estar ahí, por despertar a un nuevo día, por encontrar
nuevas palabras para novelar mis historias.
De niña tener mundos paralelos en la cabeza me
ahogaba, no entendía cómo se mantenían ahí, por qué me llevaban a sentir más
allá de la realidad, de dónde surgía mi imaginación. Cuando aprendí a
canalizarlos en forma de novelas mi vida dio un giro importante, conseguí acompañar
a mis personajes, sentir como ellos, expandir mi mente con sus peripecias.
Me inicié con ciencia-ficción, probé el thriller
científico y acabé con literatura fantástica de aventuras, con una mezcla de
estilos entre El Ocho y las novelas
de Matilde Asensi. De ese periodo nacieron El
secreto de las cuartetas, El secreto
de los cristales, Indicios, La baraja y Oros. Novelas llenas de acción, con muchísima documentación y unas protagonistas
con poderes paranormales.
De ahí pasé a una serie policíaca con una
inspectora de policía que me encanta y nació la Serie Estrada. Fue como si mi vida diera un círculo por los géneros
que leía de joven, porque he acabado con romántica, tanto adulta como New
Adult, y esas eran las novelas que devoraba de jovencita, cuando el amor era la
base para levantar mis sonrisas diarias.
Adoro escribir romántica, me aporta una dosis alta
de emoción, me adentra en las sensaciones del primer amor y me permite revivir
instantes maravillosos de mi vida.
¡Feliz día! J
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