Cosas que me desagradan en el cine
¡Buenos días! Llevo un tiempo desparecida del blog. Mi
inspiración, ese ente caprichoso y voluble que me acompaña desde niña, ha
decidido tomarse unas largas vacaciones y cuando me levanto por las mañanas no
sé de qué hablar. La idea de repetirme hasta la saciedad no me seduce en lo más
mínimo, así que no escribo.
Mi marido y yo vamos una vez a la semana al cine. Estamos en
esa época de la pareja que temía de joven, cuando los hijos se hacen lo
suficientemente mayores para hacer planes ajenos a la familia y nosotros nos
volvemos a encontrar.
Siempre me asustó llegar a este punto. Me casé a los
veintitrés, mi hijo mayor nació dos años después y casi tres más tarde la niña.
Eso significa que hemos madurado con ellos, formado esos lazos familiares que
ahora nos devuelven al punto de partida para reencontrarnos como pareja.
De jóvenes el cine nos apasionaba, era uno de nuestros nexos
en común, así que ahora hemos vuelto a las salas una vez a la semana porque por
suerte seguimos siendo una pareja sólida y estar juntos nos llena de felicidad.
Y en la vida se trata de explorar unidos las experiencias que nos emocionan.
El sábado, mientras veía Tomb
Rider con mi marido y mi hijo, se me ocurrió una idea genial para una
entrada: cosas que me desagradan en el cine. Porque las hay y la mayoría son
culpa de los espectadores.
No soporto que la persona de atrás ponga los pies en mi
butaca o la golpee sin querer o lo que sea que hace sin tener en cuenta que hay
un espectador delante. Eso me pasa muchas veces y es incómodo. A ver, cuando no
hay nadie delante a mí me encanta poner los pies apoyados en la butaca, pero si
hay alguien sentado soy respetuosa.
Los anuncios… Nosotros vamos siempre al Cinesa Diagonal
porque cae cerca de casa. Y cada vez, sin excepción, vemos dos anuncios que me ponen
de los nervios porque aparte de la repetición al final ponen: isens y no sé qué
más, solo en las salas… ¡Y ninguna es la nuestra! ¿Entonces por qué lo anuncian?
¿Acaso quieren que no repitamos en esa sala?
Mientras la película está en marcha odio los sonidos de la
gente. A ver, un susurro o un pequeño ruido no es molesto, pero una bolsa de
plástico de esas que no para de resonar mientras comen o una parrafada larga y
pesada, sin tener en cuenta a la gente cercana… El domingo los de atrás se iban
pasando comida en una de esas bolsas ruidosas y de verdad… ¡Estuvieron como
quince minutos haciéndola rasguear!
Lo peor es cuando rompen la armonía de la película con una risa
en un momento emotivo o hablando en voz alta. Eso consigue romperme la emoción
y de verdad que les gritaría. Pero no solo a ellos. Soy una sensiblera de esas
que se llora al minuto uno. Y me siento muy vulnerable ante la mirada de mi
marido o de mis hijos… ¡Quiero llorar tranquila!
Adoro las palomitas, de verdad. Pero si me las dan sin sal o
de las que han hecho hace rato me molesta porque las venden a precio de oro y
me encantan recién hechas, con el punto justo de sal…
¿Y a vosotros? ¿Qué os molesta del cine?
¡Feliz día! J
Lunes, primera sesión, solo ocho personas en el cine, solo ocho y hubo móvil sonando, comedor compulsivo de pipas, parejita comentando la película secuencia por secuencia ¡Y éramos 8! 😡😡😡😡😡😡😡
ResponderEliminarGrrrrrrrrrr. ¡Hay gente que no tiene ningún respeto por los demás!!!!! ¡Un beso!
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