Caerse y levantarse
¡Buenos días! ¿Os ha pasado alguna vez despertaros en mitad
de la noche con una punzada de ansiedad en el vientre? ¿No lograr dormir
después porque las ideas se diluyen entre los pensamientos pugnando para salir
a la superficie? A mí muchísimas veces y más cuando las cosas siguen en una
pausa desesperante.
Tengo mucho por lo que sentirme orgullosa. Es una pasada lo
que me ha sucedido los últimos años. Jamás dejaré de disfrutarlo, pero hay
instantes un poco bajos en los que algunas partes de mi realidad me atrapan
para nublarme durante unas horas.
Caerse y levantarse es parte de la vida, así que no me
quejo. Si no nos cayéramos algunas veces no seríamos humanos.
Me gustaría descubrir mil novedades, ver plasmadas mis esperanzas
y encontrarme hoy con la portada de Cuando
estoy sin ti, con una fecha realista de publicación, con noticias tangibles
acerca de cómo están los libros en papel de No
puedo vivir sin ti. De verdad lo deseo. Porque a mí siempre me ha superado
la incertidumbre y me cuesta entender algunas actuaciones.
Pero supongo que va a pasar un día más con desconocimiento.
Esa sensación de no saber dónde estoy y de darme cuenta de
demasiadas cosas que no quiero descubrir induce a mi cabeza a dispersarse, a
levantarme a las tres de la noche para mantenerme despierta hasta el alba, a
necesitar toda mi fuerza de voluntad para luchar contra la ansiedad.
La buena noticia es que los años de práctica me han ayudado
a vencer muchas de esas curvas en mi camino demostrándome que hay mucho más ahí
fuera. O sea que en un par de días recuperaré la calma, la esencia de sentir
cómo crecen los personajes en mi interior y la centralidad necesaria para
dispersar la maraña de ideas inconexas que me bombardean.
Esta noche, mientras pasaban las horas hasta el alba, con
los ojos abiertos mirando cómo los minutos se sucedían en el techo, gracias a
mi súper despertador con proyector, he intentado concretar mis ideas, decidir
cuál de las tres novelas que he empezado estos días de disparar ideas sin ton
ni son voy a seguir o si las dejaré todas. Al final uno de los protagonistas se ha adueñado entonces de mi corazón, aunque
no puedo estar segura que esa conexión dure porque sigo en esa brecha de
incertidumbre que tanto me abruma.
He cerrado una etapa. Ayer mandé el último manuscrito de la
serie Sin ti a la editorial
obligándome a despedirme de esas seis novelas intensas, con mil sentimientos y
momentos, con escenas entrañables y personajes que han calado hondo en mi
interior. Y fue una sensación agridulce porque me han dado tanto que me cuesta
despedirme.
He decidido decirles hasta luego, acomodarlos en un espacio
de mi corazón, recordarlos a ratos y sentir cómo su historia continúa en mi
interior mientras creo otras llenas de sentimientos.
Espero compartirlas todas con vosotros algún día, cederos
todos esos mundos paralelos que me atrapan llevándome a vivir aventuras
increíbles. Ojalá pronto conozcáis a Kristie, Steff y Dennis…
¡Feliz día! J
Ya sabes lo que dicen, la experiencia es la madre de la ciencia y no se escarmienta en cabeza ajena; caerse no es el problema, el problema es no poder levantarse.
ResponderEliminarUn besito.
Eso es muy cierto. Aprender a levantarse es lo más importante.
Eliminar¡Un beso!