Primeras preguntas y respuestas...
¡Buenos
días!!! Voy a empezar a responder algunas de las preguntas que he recibido
estos últimos días tanto en el blog, como en el Facebook, como en mi mail.
Todavía me quedan un par para mañana, pero estáis a tiempo de preguntarme…
¡Jueves y viernes los reservo para dos MEMEs a los queme han nominado!!!
—Calella
es un lugar que aparece en numerosas ocasiones a lo largo de la novela. ¿Por
qué Calella? ¿Tiene un significado especial para ti?
Desde pequeñita he veraneado en Calella
de Palafruguell… ¡Este es el primer verano que no voy a ir! Es un pueblo
maravilloso que guarda muchos recuerdos de mi niñez, en él se encuentra la roca
donde me sentaba cada fin de semana a permitir que mi imaginación se enredara
entre palabras escritas en unos cuadernos que quemé de mayor…
En mis primeras novelas busqué un
símbolo que me ayudara a iniciar la trama, algo que para mí significara mucho.
En El Secreto de las Cuartetas le cedí a Marta Noguera esa roca donde se
iniciaron mis sueños. Recuerdo el inicio de una de mis poesías preferidas, una
que ha marcado parte de mi vida. Era en catalán, pero os traduzco un trocito: “Aquí,
sentada en una roca, mientras la blanca espuma del mar me moja la cara, permito
que mi imaginación viaje a mundos lejanos…”
—¿Cómo
consigues ser tan prolífica escribiendo? Tienes una familia, dos trabajos, y me
consta que también llevabas la contabilidad de tu familia. ¿Cómo lo haces?
Porque cuando me embarco en una novela, mi mundo, mi familia, se sumen en el
caos.
Cuando una idea aparece en mi cabeza
necesito darle forma en el papel, es como si me ahogara si no la dejo salir,
así que busco las horas para darle salida. Trabajo de 8:00 a 16:30, llevo la
casa, la contabilidad de mi padre, voy a bailar cuatro horas a la semana, ayudo
a mis hijos con los deberes y los exámenes… y encuentro momentos para todo. ¡Es
cuestión de organizarse! ¡Y de no descansar más de seis horas al día!
Al principio, cuando decidí apartar
los recelos y los miedos levantados en mi juventud, cuando las profesoras me
aseguraban que nunca lograría escribir bien, vivía inmersa en las novelas,
escribía a todas horas, como si fuera una fiebre creativa que se apoderara de
mí. Con el tiempo he logrado asentar mi necesidad de escribir y adaptarla a mi
día a día.
—Sabiendo
lo que ahora sabes, ¿habrías cambiado algo de estos últimos seis años
literarios?
Empecé a escribir hace diez años.
Desde entonces he tenido muchas facetas: credibilidad absoluta en mí,
expectativas levantadas, expectativas derrumbadas, ilusión, duda, felicidad,
tristeza… ¡Es como vivir en un péndulo que oscila eternamente…
Ahora sé que quizás nunca consiga los sueños
que me impulsan, que tantos años esperando, anhelando y trabajando duro quizás
no lleguen a condensarse en muchas ventas ni en una vida laboral basada en mi
creatividad, pero jamás renunciaría a ella.
Sí que hay algunas decisiones que
cambiaría, sobre todo aquellas que he tomado por miedo a lo desconocido, por
pánico a quedarme sola, a no saber hacia donde ir a continuación. Pero la
gracia del destino está en que nunca podremos saber qué hubiera pasado si mi
camino hubiera sido otro…
—¿Tenemos los noveles un hueco en la edición tradicional? ¿Crees que se ha convertido ese tipo de publicación en una quimera, que sólo unos pocos podrán hacer realidad?
En muchísimas ocasiones os he asegurado
que soy una idealista y una soñadora, así que mi respuesta es clara: todo el
mundo tiene cabida en el mundo literario, solo necesita suerte, lucha y buen
material. Aunque he de admitir que cuando alguna vez pongo los castings de los
programas de talentos de la tele y veo la decepción de los que se quedan fuera
soy consciente de los muchos escritores que no están valorados. ¡Y ya os podéis
imaginas cómo lloro!!
—¿Qué
es lo que más te cuesta al escribir la novela? ¿Crear diálogos creíbles o
buscar nombres que te dejen satisfecha?
Los diálogos, ¡sin duda! Con los
nombres soy un poco extraña. En cada una de las novelas he tenido muy claro
cómo se iban a llamar mis protagonistas principales. En algunos manuscritos,
como La Baraja o El Secreto de los Cristales los nombres deben ceñirse a la
trama. En La Baraja hay una numerología asociada a ellos, así que me costó un
poco tenerlos todos encuadrados. Empecé decidiendo el nombre de mi pareja principal.
Tenía claro que ella contaría con mis iniciales: PCA, y con una abreviatura en
el nombre parecida a la mía, y así surgió Pamela Casas Algabarre. El personaje
masculino se debía llamar Hugo, en esos momentos estaba enganchada a una historia
de amor protagonizada por Hugo Silva, así que decidí que bien valía utilizar
ese nombre… ¡El apellido fue más difícil! Suerte que conté con la ayuda de dos
ingenieros de mi trabajo que me prepararon unos programas para encontrar
nombres con la numerología adecuada. (No os voy a contar más, así querréis leer
La Baraja…)
¡Feliz día!!!
Unas preguntas y unas respuestas muy interesantes. A mí también me cuesta lo del diálogo, de hecho cuando escribo, lo que abunda es la descripción. Y los nombres de los personajes, normalmente no los pienso, sino que me salen solos según voy escribiendo, al igual que la trama, que muchas veces me sorprende a mí misma lo que me va saliendo, jeje.
ResponderEliminarYo pienso que en la literatura puede haber hueco para todos, pero precisamente lo difícil es hacerse ese hueco. Hoy en día casi todo el mundo escribe y la cantidad de manuscritos que deben salir al año deben constituir una cifra demasiado grande para verlo publicado. No obstante, muchas veces también es suerte, estar ahí en el momento oportuno, dar con la editorial adecuada y otro largo etcétera.
Lo de poner título a las novelas, pufff, eso ya es otro cantar, eso me cuesta horrores. Son proyecto 1, proyecto 2,.. jaja
Me has dejado con ganas de conocer Calella después de la novela y también por lo que cuentas en tu respuesta :D
"La baraja" ya te dije que tenía ganas de leerla, pero como nos sigas picandoooooo, jajaja.
Pasa un buen día!!!!!
Esperaré las respuestas de mañana :D
Besosss
¡Me alegra que te gusten las respuestas!!!! BESOSSSSSS
EliminarPat querida, lo de la roca, estaba segura que tenía que tener con tu vida.
ResponderEliminarLo de que apenas duermes... Ya lo sabía. Pero ¿qué otras posibilidades tenemos los escritores para aprovechar el tiempo libre?
Y lo de los nombres de la novela La baraja, me han gustado mucho. Pamela Casas Algabarre, está muy bien. Y el de Hugo, la acompaña perfectamente.
Abrazos.
A veces soy un poco caprichosa con algunos detalles. Ponerle ese nombre a Pam estructuró el resto de la novela. Cuando decidí que existiría una numerología asociada a los buscadores fue la suma de Pam la que me dio el arcano del Tarot asociado a los ellos. ¡Así que armé la casa por el tejado!
EliminarY lo de la roca.... ¡Tengo una foto sentada en ella de mayor! Era mi refugio, mi lugar secreto...
BESOSSS