Afán lector
¡Buenos días! Ayer escribí un párrafo divertidísimo en mi
actual novela y todavía estoy maravillada con esa realidad porque la vida me ha
traído muchísimas cosas buenas y quizás la mejor sea la lectura y la capacidad
de crear historias mías en el papel.
Leo una barbaridad desde que aprendí a juntar las letras,
siempre he sido muy intensa a la hora de descubrir aventuras y de joven llegó
un punto en el que me saqué el carnet de la biblioteca para devorar libros sin
tregua. (Mi presupuesto no daba para tantos deseos lectores y mis estanterías
rebosaban demasiado).
Empecé con lecturas para niñas porque apenas era una mocosa.
Recuerdo que a los seis años tuve una enfermedad que me llevó al hospital
durante quince días y lo único que mantuvo un poco cuerda fueron los libros. Lo
curioso es que soy incapaz de saber cuál era esa serie que mi padre debía
comprarme con una regularidad desesperante. Solo me recuerdo escondida tras las
páginas mientras los médicos me examinaban en busca de una explicación a la
embolia que me había dejado la parte izquierda del cuerpo paralizada y a la
fiebre imposible de revertir. Al final resultó ser una enfermedad tropical
llamada Fiebre Q y salí en los libros
de medicina como un caso insólito porque jamás había viajado más allá de
Europa. Dictaminaron que me había picado un mosquito portador…
A partir de ese momento mi afán lector se incrementó. A
veces incluso desafiaba a mis padres escondida bajo las mantas en la cama por
las noches, armada con una linterna y un libro.
Entonces ya sabía que de mayor quería crear esas historias,
darles vida en un papel, encontrar la forma de convertirlas en uno de esos
libros que devoraba con una necesidad voraz de averiguar cómo continuaban.
Porque para mí eran magia, una sucesión de palabras capaces de arañar mis
emociones e inundar mi corazón haciéndome vivir aventuras sin igual.
A veces, al hablar con personas ajenas al mundo lector ponen
los ojos en blanco cuando les digo que suelo leerme unos doce o trece libros al
mes. En muchas ocasiones me acusan de leer en diagonal. Y a veces lo hago,
cuando esa novela no me acaba de convencer, pero en general no me salto nada
porque suelen interesarme.
Creo que si no fuera escritora sería blogger de libros
porque muchas veces siento la necesidad de hablar de ellos, pero desde mi
posición jamás voy a opinar de forma pública del trabajo de una compañera. Sé
cuánto se valoran esas reseñas y el daño que pueden hacer cuando no son
positivas, así que me las callo o las hablo con mis amigas en privado.
Con los años he aprendido a encontrar mi gusto lector y a
decidirme por novelas que se encuadran en él. Aunque llevo una temporadita que
no acierto y acabo dándole vueltas a cómo es posible elegir tan mal o que
autoras seguras me decepcionen. ¡Habrá que seguir buscando un libro que me
emocione!
¡Feliz día! J
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