¡Buenos días! Ayer me pasó algo alucinante y es de esas cosas que me llenan de emociones demostrándome lo maravilloso que es escribir, crear mundos paralelos, darles forma a las mil ideas que me llenan la mente con sus giros de guion.

Soy una fan indiscutible de The Royals y ayer por don llegó la temporada cuatro. Llevaba casi un año monitorizando las redes en busca de pistas acerca de qué iba a pasar. Mabel me dijo: desde luego, haces bien en no consumir drogas porque te enganchas fácilmente a lo que te gusta. ¡Me impresiona muchísimo! Y es cierto… Aunque tal como le contesté a ella mis adicciones son muy sanas. Bueno, me encanta el chocolate y quizás en exceso tampoco es perfecto para la salud, pero me controlo y solo tomo un poquito cada día.

No bebo nada (nunca, solo en ocasiones muy especiales y esas se presentan una vez cada dos años o más), no fumo ni me interesan las drogas, mis vicios son las series de televisión, las novelas y escribir. De eso sí tengo mono. Y más cuando retrasan tantísimo la emisión de la nueva temporada.

Ayer por la mañana me desperté sin recordar que por fin tenía el capítulo que llevaba un año esperando, la resaca de emociones de la salida de Cuando estoy sin ti, junto con descubrir la portada y los mil mensajes que recibí me emocionaron muchísimo. Por eso cuando abrí el Twitter de The Royals y vi publicada una imagen del final del episodio entre en shock. Literal y absolutamente en shock.

Al llegar al trabajo tardé en concentrarme porque mi mente analizaba un paralelismo con uno de mis finales. Y era demasiado evidente. Por eso necesitaba verlo cuanto antes.

En Movistar no lo van a emitir todavía, no han dado fecha de estreno, así que me tocó buscarlo por la red para lograr mi propósito. Yo prefiero verlo en una de las dos plataformas que pago, Movistar o Netflix, pero no puedo esperar a que anuncien cuándo lo emitirán.

Terminé mirando el episodio en inglés, sin subtítulos. Cuando salga doblado lo volveré a mirar y también los resúmenes de YouTube, pero ayer conseguí quitarme el mono, descubrir cómo se llega a la foto de ese final que me mantuvo en vilo todo el día y que me dejó en un shock mayor que el anterior. ¡Ese era mi final! ¡El mismo de uno de mis libros! Era igual, aunque con matices. Pero en el fondo lo mismo.

Y sí, me quedé alucinada, con mil sensaciones en el cuerpo. Porque es increíble cómo mi imaginación y la de los guionistas coincide. Entendí entonces el efecto de ese final en las lectoras, es duro enfrentarse a él, te crea una necesidad imperiosa de descubrir qué va a pasar a continuación.

Me parece una pasada poder anunciar: ¡Y eso lo escribí yo antes!

¡Feliz día! J