¿A quién le gusta cumplir años?
¡Buenos días! Mañana es mi cumpleaños… De pequeña adoraba celebrarlo,
con aquella intensa sensación de felicidad y las inmensas sonrisas que me
acompañaban durante las horas diurnas. Me apasionaba llevar chucherías al
colegio, repartirlas entre mis compañeros, soplar las velas, tomar un buenísimo
pastel después de comer o de cenar…
Ayer me puse a pensar en esos momentos y me vino a
la cabeza algo que pasó hace tiempo y ahora, bajo la perspectiva de la
distancia, considero increíblemente fuera de lugar. A veces, cuando estamos
inmersos en una espiral de malas vibraciones, no somos capaces de ver la dureza
de algunas situaciones.
Fue en primaria y una chica de la clase trajo
chucherías para todos los alumnos, incluso para el profesor, pero no para uno
de los niños. El hecho en sí ya es un atentado contra la integridad de cualquier
chico de esa edad, pero lo peor fue la actitud del maestro: se quedó con su bolsa
de chucherías, le dio un par al niño y no reprendió a la niña. ¡Increíble!
Lo sé, la madre debería haber puesto el grito en
el cielo, denunciar este hecho públicamente y no solo ir a la directora a contárselo,
pero esa solo era una de las mil putadas que le hacían y en el colegio se
portaron fatal, no lo ayudaron y las cosas llegaron a un punto demasiado
álgido.
Ahora, muchos años después, y tras la experiencia
muy positiva de los centros escolares donde acuden mis hijos, veo la
maravillosa experiencia de tener unos docentes entregados y de constatar cómo
en estas escuelas se valora la convivencia en las aulas por encima de todo. A
veces, si el colegio no es lo esperado, más vale cambiar.
En fin, la vida es un cúmulo de instantes que
debemos colocar en un lugar justo, sin mirar demasiado hacia atrás, viendo solo
el futuro que se extiende ante nosotros y la emoción de caminar hacia un horizonte
mejor. Suerte que mi niño es genial y que tiene un montón de amigos que le
quieren.
Mañana celebraré mi cumpleaños con la felicidad
intrínseca a tener una gran familia, a sentirlos cerca, a vibrar con su compañía.
Mi hijo es una gran persona, mi niña es preciosa y maravillosa, mi marido el
mejor y mis padres y mi hermana son perfectos.
Todo se supera, los malos momentos suelen ayudar a
ver mejor las posibilidades de nuevos giros de timón, de cualquier situación
adversa se extraen cosas positivas para encarar el futuro. Sonreír es básico
para positivizar…
No sé si me apetece demasiado cumplir años ahora,
ya no soy aquella chiquilla entusiasmada que repartía chuches con una auténtica
sensación de estar en la cúspide del mundo durante un día. Ahora entiendo que
me hago mayor… ¡Gracias por acompañarme en esta aventura!
¡Feliz día! J
0 comentarios: