Ilusión a borbotones
¡Buenos días! Viernes… Ganitas de descanso,
comprar las últimas cosas para que Irene se vaya a Estados Unidos de aquí una
semana, último día de colegio, sol, calor… ¡Es un gran día!
A veces tengo la sensación de que el mundo gira
demasiado deprisa, como si no t
uviera ocasión de suspender los minutos y se sobrepusieran
a una velocidad increíble. Me encantaría parar el tiempo en algunos instantes
para retener el inevitable avance del calendario y gozar durante horas de segundos
placenteros.
Durante años anhelé lo imposible, con una
vehemencia estremecedora y aquella cadencia extraña de la ansiedad. Vivía
pegada al mail, al teléfono, a la falta de noticias, encadenada a una realidad
ficticia que se resistía en materializarse. Ahora siento la necesidad de
caminar lentamente por el sendero de los acontecimientos, sacándole punta a
cada instante, vibrando con el devenir de los días y no con un futuro incierto.
No renuncio a la imaginación ni a la idealista
visión de una meta elevada, aunque soy consciente del suelo por el que piso y
he conseguido redimensionar mi presente para no esperar lo imposible.
Es agradable buscar únicamente la felicidad en los
pequeños logros, saborear cada suceso con la serenidad de quien no desea algo
más, solo conversar con una amiga, cenar con un grupo de personas maravillosas,
disfrutar dándole vida a los personajes en el papel…
Cuando miro hacia atrás me maravilla el camino
realizado con ilusión y confianza, los logros alcanzados con mi trabajo, las
mil personas que pueblan mi ahora con su cercanía perfecta, como si nada
importunara su afecto. Y me siento feliz, inmensamente feliz, como si embeber instantes
lograra convertirse en una píldora de ilusiones.
Esperar frente al teléfono se terminó, a pesar de
las respuestas que no llegan, de la ausencia total de mensajes esperanzadores…
A veces puede ser una buena señal… No tengo ni idea de qué me depara el futuro
ni cuál será el resultado de esas valoraciones que se resisten en
materializarse en una decisión, pero me emociona saber que tengo proyectos,
ideas y un sinfín de posibilidades de sonreír cada día.
Aquí estoy, como cada mañana, compartiendo unas palabras
con la bloggosfera, sin pensar en más
allá, solo con mi ilusión intacta y la paz serena de estas horas silenciosas,
gozando de la capacidad de aporrear las teclas con la emoción propia de quien
desea contar cosas, sentir el impulso de las frases manar a borbotones de su interior.
Ojalá la vida sea siempre así, perfecta, sin
agobios, con esperanzadores días acompañada de gente maravillosa…
¡Feliz día! J
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