Hablando de muchas cosas

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Hoy me despierto con una sensación agridulce, aunque con muchísima energía positiva y deseos de seguir con mi día sin dejarme vencer por nubarrones que me llenan la cabeza y amenazan con amargarme las horas.
A veces me dejo arrastrar por corrientes que no deberían zarandearme y me meto de lleno en una situación absurda. Debería aprender a capear esos temporales con una ancha sonrisa y no perder de vista cuál es la mejor manera de vencer los obstáculos que entorpecen mi camino.


Cierro los ojos, inspiro una inmensa cantidad de aire por la nariz y lo suelto con lentitud por la boca para serenar mi alma revuelta. Nunca dejaré de ser una persona inquieta ni voy a dejarme arrastrar por esa maraña de emociones encontradas que suelen vapulearme. Puedo hallar la sonrisa perdida, disfrutar del momento y ver el vaso medio lleno. Puedo hacerlo de verdad. Y pienso hacerlo.
El fin de semana ha sido perfecto, llevaba demasiado tiempo encerrada en mi burbuja para no dejarme seducir por una velada perfecta con amigos. Tras un sábado perfecto de esquí bajo un sol de justicia mi marido y yo nos fuimos a cenar con un grupo de amistades. Terminamos la noche bailando como posesos en un bar-discoteca.


¡Cuánto tiempo hacía que no salía por ahí! Me lo pasé muy bien, aunque ayer no era persona. Creo que me vino bien ese soplo de aire fresco, esa manera de dejar atrás los problemas por unas horas y solo pensar en pasarlo bien, bailar, reír, ilusionarme con los momentos compartidos con personas geniales.
Mientras bailaba observaba a la gente de mi alrededor con vistas a documentarme. Incluso la conversación de la cena me sirvió para darme cuenta de algunas cosas importantes a la hora de escribir y encarar algunas opiniones.


La visión de las relaciones difiere de una persona a otra, incluso la manera en la que se interpreta a una persona dista mucho entre los interlocutores. La conversación de la cena en un momento dado nos llevó a hablar acerca de las relaciones de pareja, de qué ponderaba cada uno de ellos a la hora de elegir una persona.
Todas estas experiencias me ayudan a llenar lagunas cuando escribo, a darles una personalidad diferente a los personajes y a encontrar una manera de dotarlos de realismo.


Acabo de leer una preciosa reseña de Cada día te espero a ti en el blog Viajando a otros mundos (enlace). Toñi ha sabido encontrar la esencia de Julia y aunque al principio se le ha hecho muy lento, ha disfrutado de la lectura.

¡Feliz día! J

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