¡Buenos días!
¡Buenos días! Hace un frío
brutal, solo falta el aire congelado que sopla con fiereza para llevarse las
hojas secas que se acumulan en la terraza de casa. Siento los escalofríos escalar
posiciones en la espalda, como signo inequívoco de que hoy voy a pasarlo mal
con el viento…
No me gusta el frío, yo soy de
calor, sol, días alegres, largas horas sentada a la vera de la orilla del mar o
cerca de un lago en pleno verano, vestida con una camiseta de tirantes y unos
shorts, con la vista perdida en la lejanía, imaginando historias...
Tengo las manos heladas, mi café
calentito al lado y me parece gloria el aroma que desprende. Ojalá vuelva a
lucir el sol en un cielo tan azul como estos tres días de fiesta.
Decidimos quedarnos en Barcelona
para no pasarnos horas en las colas que se forman en la carretera y en las
pistas de esquí. Es el puente por excelencia, el que se llena a rebosar de
esquiadores impacientes por deslizarse tranquilamente por las pistas y pasar un
rato divertido.
Nosotros preferimos ir a
contracorriente… Las colas me agobian un montón, y más si me obligan a pasarme
más horas de lo normal en el coche. Así que decidimos quedarnos en
nuestra ciudad y ejercer de compradores de regalos. Las Navidades se acercan…
Decidí darle una vuelta más a
PELN, la última novela terminada de mis manuscritos inéditos. Tras hablar con
mi amiga Mabel en la distancia detecté algunas cosas mejorables y una manera de
alargar un poco la trama con consistencia.
La verdad es que sigo sin
demasiadas ganas de escribir, apenas abro el ordenador para hacerlo y me parece
que necesito unas vacaciones en toda regla. O sencillamente solo me hace falta
un poco de distancia, apartarme de los personajes y las historias el tiempo
necesario para recuperar esa inspiración que se ha largado con las maletas a otra
parte.
A veces es mejor dejar pasar los
días sin agobiarme demasiado con esa falta absoluta de deseos de escribir. Está
claro que han acaecido demasiadas cosas en mi vida últimamente como para
centrarme en serio en una novela. Una etapa larguísima que terminó sin noticias
positivas, la falta de fecha concreta para el lanzamiento de El Secreto de las Cuartetas, los
contactos con una agencia que nunca más ha vuelto a hablar conmigo, las
negativas, las ausencias de respuesta a muchos emails…
Supongo que es normal mi dispersión,
necesito tiempo para acomodar mis sentimientos y reorganizar las expectativas
literarias, así como decidir el camino a seguir. Y ahora mismo no tengo claro
hacia dónde tirar, así que me quedo quieta, seguro que tarde o temprano se
abrirá una luz al final de un sendero…
¡Feliz día! J
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