Un mal despertar
¡Buenos días! Hoy me despierto
con un poco de resaca de sueño y la constatación de que las cosas muchas veces no
cambian con facilidad y que sin la implicación de la otra parte es muy
complicado modificar las conductas individuales de los adolescentes.
Y ahora viene mi típica frase:
¡qué duro es ser padres de chicos de estas edades! Me cuesta muchísimo avanzar
con ellos, aceptar que están en aquella época en la que nosotros pasamos a un
segundo plano y en las que se enfrentan constantemente a las decisiones.
Ufffffff, me encantaría que las
cosas fueran diferentes, que pudiera solucionar los problemas con una simple
sonrisa, pero la vida a veces se muestra caprichosa. Bueno, voy a darle la
vuelta a este mal despertar y a ver la parte positiva.
Ayer fue un día largo, con mil
cosas importantes en el despacho, un sinfín de obligaciones y una nueva
auditoría complicada para principios de año. Sí, la verdad es que con tantas
auditorías voy de cabeza… Incluso hay días en los que me gustaría no levantarme
de la cama para olvidarme de todo.
En este estado de estrés en el
que ando últimamente cometo muchísimos fallos. Equivocarse es parte del
aprendizaje, pero la verdad es que no tengo muy claro cómo parar la inquietud
que me invade cuando mis responsabilidades se multiplican sin detenerse.
Necesito un receso, una pausa
para ordenar mis ideas, para determinar cómo ayudar a mi hija y cómo centrar
mis energías en una única dirección. Está claro que la vida hay que tomársela con
una sonrisa, a pesar de los pesares, y encarar cada escollo con la alegría
necesaria para remendar los errores y los baches.
Me encantaría que mis hijos
fueran solos, que se percataran de la importancia de asumir responsabilidades
de cara a su futuro. Estaría feliz con un cambio de actitud, pero hay que ver
las cosas desde la perspectiva correcta y encauzarlas como son, no como nos
gustaría que fueran.
No puedo trabajar sometida a
tanta presión, mi cabeza no da para tanto. Normalmente hago cuatro cosas a la vez,
voy revolucionada, acelerada, sin encontrar espacio para respirar. Y eso es
malo…
En fin. No voy a cambiar mi
realidad solo escribiendo lo que pasa a mi alrededor, la única opción es poner
buena cara, arreglarse, subirse a la moto e irrumpir en la oficina con el
aplomo necesario para caminar hacia el final de este día con la ilusión que
merece.
¡Feliz día! J
¿ vas a ser abuela antes de tiempo?
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