Libre de cadenas

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! La senda de la esperanza es feliz cuando consigues sonreír con cada recodo, sin perder la ilusión en las curvas ni al sortear obstáculos. A veces cuesta ver la luz dentro del túnel o encontrar una salida a una situación determinada, pero cuando consigues iluminar tu vida nunca más te envuelve la negrura.
No es fácil cambiar la percepción de las cosas cuando se lleva una vida con deseos determinados, pero es liberador al lograrlo, un soplo de aire fresco que te llena de emoción y consigue arrancar para siempre la visión obtusa de la vida.
Renunciar a los sueños para redimensionarlos nunca es grato, pero una vez has dejado de lado los nubarrones y consigues ver el sol la manera de encarar los días es distinta, con una felicidad intrínseca en cada instante, un colorido vivo y un sinfín de momentos álgidos.
Sonreír es la clave, ver el vaso medio lleno, pensar en quien te acompaña y en el camino recorrido. A veces no puede ser, lo das todo y sigue sin poder ser, y llegas a una encrucijada donde hay dos caminos posibles: o te pasas la vida lamiéndote las heridas o cambias de manera de pensar, encuadras tus sueños en la realidad y disfrutas de lo que te ha tocado en suerte. No dejas de luchar, simplemente lo haces diferente, con la seguridad de avanzar hacia un lugar más acorde a tus posibilidades.
Es una sensación mágica, porque de repente sientes cada instante como merece, sin restricciones ni trabas, sin rencores ni frustraciones, solo con la sensación de libertad que te confiere la creatividad.
Me gusta vivir en un mundo ajeno a la realidad, uno donde las alas para volar son inmensas y me llevan a crear tramas interesantes, como mínimo para mí. Ahora escribo a la velocidad del rayo, sin más interés que vivir la aventura de mis personajes con cosquillas en el abdomen que me acompañan mientras trazo cada escena.
Llevo cuatro días dedicando cada hora libre a releer UUDC y CDTEAT. Antes, al terminar las novelas solo quería encontrarles salida en el mundo editorial, con precipitación, sin disfrutar de la lectura o de la conversación con los lectores beta. Era como si solo valiera acabarla para compartirla con los lectores y era un deseo que nunca alcanzaba.
Es increíble entender que cada lectura me ayuda a no romper los lazos con los personajes y sus vidas. He terminado dos novelas en cuatro meses y medio, las he leído varias veces y de momento solo las he mandado a una lectora, porque ahora ya no necesito darlas a conocer ni encontrar lectores, solo emocionarme al crear una vida llena de color.

¡Feliz día! J

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