Superar las dificultades
¡Buenos días!
Hoy me gustaría hablar acerca de las dificultades que muchos encontramos en el
camino y logramos superar con mucha fuerza y tesón. Me he despertado con ganas
de escribir, con emociones intensas pululando por mi interior y con los recuerdos
más frescos que nunca.
¡Es curiosa
la mente humana! Hacía tiempo que no evocaba mis días de infancia y de
juventud, las palabras categóricas de mis profesoras y aquellos folios llenos
de tachaduras en rojo que denotaban mis dificultades a la hora de escribir. ¡Y
yo seguía emperrada en querer convertirme en escritora! Aunque no lo compartía con nadie…
Cuando yo era
una estudiante de EGB y de BUP no existían los ordenadores ni el Word ni los correctores
ortográficos. Los escritores utilizaban máquinas de escribir u hojas
manuscritas para entregar sus obras a los editores. ¡Y si hubierais
visto mi letra y mis faltas de ortografía no hubierais leído ni una frase!
Durante toda
mi escolarización tuve el mismo problema: me suspendían los exámenes por culpa
de la ortografía, me hacían pasarme las tardes estudiando normas ortográficas,
el verano haciendo dictados, ejercicios,… ¡Y no sé cómo yo misma superaba los
traumas, porque seguía estudiando como la que más! Siempre iba a los exámenes
con la lección aprendida, así que las notas de conocimiento eran altas. ¡No
entiendo que no me frustrara cuando me decían: tienes un diez en contenidos,
pero te suspendo por tus faltas!
Fui
luchadora, saqué adelante mis estudios, conseguí acabar una carrera y de mayor,
cuando quise iniciarme en el mundo de la escritura, fui capaz de superar las
dificultades de la disortografía gracias al afán de superación y la vocación
que anidaba en mi interior.
Estudié
ortografía y gramática un año seguido antes de empezar a teclear las novelas. Leí
sin parar desde que tengo uso de razón. Aprendí técnicas de escritura gracias a
horas enteras de análisis de libros ajenos. Y ahora soy capaz de escribir páginas
enteras sin una falta.
Os explico
todo esto porque me encantaría transmitir mi fuerza a los niños que tienen
problemas disléxicos. Mi hijo ha heredado mi disortografía, gracias a las
pruebas que le han realizado a él he podido darle nombre a lo mío. Cuando los
profesores me llaman con regularidad para advertirme de sus dificultades yo
siempre les digo que tarde o temprano escribirá mejor, que el tiempo ayuda a
superar los obstáculos.
Si os digo la
verdad los profesores me miran como si no acabara de entender que mi hijo tiene
un problema. Insisten en que le busque ayuda, en que ha de superarse, en que
debe avanzar. ¡Pero él hace la mitad de faltas que yo a su edad!
Entiendo lo
que me dicen, pero también tengo una gran experiencia en ese sentido y no estoy
conforme con muchas de las ideas actuales acerca de la enseñanza. A mí las
apreciaciones de las profesoras, su obsesión por “curarme”, sus inasistentes
discursos acerca de las múltiples dificultades que tendría en la vida me
destrozaron la
autoestima. Acabé quemando en una hoguera de San Juan todas
mis libretas y estudiando empresariales para llevar números y no volver a ver
un libro en mi vida.
Pero cuando
una nace con una vocación nada puede impedir que la ignore eternamente. Así que
si yo pude superar mis dificultades sé que mi hijo también lo hará. Aunque he
de admitir que intento ayudarle, que cada tarde hace un resumen cortito y lo
analizamos, tanto a nivel ortográfico como gramatical y estructural. Intento
animarlo, señalarle las cosas que ha hecho bien y hacerle entender que si lee y
escribe con regularidad su problema irá disminuyendo…
Así que creo
firmemente que la metodología escolar necesita un cambio, que todos los padres
que tenemos hijos con rasgos disléxicos hemos de luchar para que ellos se
sientan fuertes y preparados, para motivarlos, para no hacerles renunciar a cualesquiera
que sean sus sueños.
¡Feliz día!
Pensaba que era un problema de no leer, hasta que leí el casi al final. Lo siento. Sea el problema que sea, preferiría que nadie lo tuviera. Pero me alegro que tuvieras esa gran fuerza de voluntad, esa vitalidad y determinación. Eres un ejemplo modelo de cómo las cosas se consiguen si te esfuerzas, y que no eres "especial", todas esas dificultades son retos. Y te ha tocado superarlos. mucho ánimo.
ResponderEliminarBesos,
Mª José
Lo mío y lo de mi hijo se llama disortografía. Es un trastorno parecido a la dilexi que sólo afecta a la lecto-escritura. Para mí fue un handicap a la hora de seguir mi sueño, pero siempre he pensado con ilusión, ganas y empeño todo se supera.
Eliminar¡Muchas gracias por tu comentario! ¡Un beso!
Querida Pat, me emocioné leyendo lo que cuentas, aunque ya lo sabía, es lo de siempre, cuando se escribe desde las emociones, desde los sentimientos... estas quedan reflejadas para siempre en el texto y por eso hay obras que logran superar el paso del tiempo, porque cualquier persona puede identificarse en ellas.
ResponderEliminarSé que un día escribirás una novela sobre todo esto.
Un abrazo.
La verdad es que he intentado muchas veces escribir acerca de mí y mis emociones, pero me cuesta un mundo... En mi vida hay muchas historias para contar, ¡la verdad!
EliminarEspero que mi lucha llegue algún día a buen puerto...
¡Un beso!