Un día de asueto
¡Buenos
días!!!! Espero que todos hayáis disfrutado de un feliz fin de semana. El sol ha sido el rey en casi toda la geografía
española. Sol , calor, agua, mar,
piscina, montaña… ¡Qué bonito es pasar el día al aire libre!
A
mí me llevaron a tomar el sol en la terraza de mi madre. ¡Fue genial! Después
de meses encerrada sin casi ver el aire libre estar estirada en una hamaca fue
lo máximo a lo que podía aspirar. Y además no tenía conexión a Internet ni
ordenador ni libros ni nada de nada. ¡Ya os dije que me tomaba el día libre!
Fue
una jornada de asueto en toda regla. No reflexioné, no pensé, no cavilé durante
horas ni intenté esclarecer cuál es el mejor camino para seguir caminando,
sencillamente dejé pasar el rato a mi alrededor, sacándole jugo a cada
instante, viendo sólo lo bueno.
Por
la tarde fui a ver mi suegro contradiciendo las indicaciones de mi médico. Es
ley de vida que los padres nos abandonen tarde o temprano, pero verle ahí, en
el hospital, con casi la certeza de que no va a salir caminando, me encogió el
corazón de manera irremediable. ¡Le conozco hace veintiún años y es alguien
maravilloso! Creo que me va a ser muy difícil dejarle marchar.
Y
luego nos pusimos una película en la tele para olvidar y no pensar en nada,
sencillamente dejarnos llevar por las tonterías de la pantalla. Compramos
Fuga de Cerebros 2 en una Web y la miramos en la tele, pero
la verdad es que no fue demasiado buena… ¡La primera parte me gustó mil veces más!
Por
la noche me llamó una amiga que hacía muchos años que no escuchaba, el tiempo y
la distancia había debilitado los lazos que nos unían en el pasado, pero como
toda amistad al empezar a hablar surgió de nuevo el compañerismo y la empatía
que en un instante lejano nos permitió vivir juntas un año cuando estábamos en
la universidad.
Sigo
nostálgica, muy nostálgica. Pienso que cuando un cúmulo de situaciones negativas
se acumula a tu alrededor debes bucear entre la realidad que te envuelve y
encontrar la parte positiva, aquella que te va a permitir salir fortalecido de cada
acontecimiento, con una sonrisa fuerte y vivaz, con la ilusión renovada y unas
ganas locas de vivir a tope.
Y
claro que sí, estoy segura de que todo va a volver a un cauce maravilloso, que
pasados los tragos amargos voy a empezar a saborear el sabor dulzón de los
sueños alcanzados, de los días de movimiento, de las horas de baile, de los
paseos, de las caminatas, de la ilusión,…
El
optimismo es lo último en perderse, la última frontera entre la apatía y la
fuerza, una frontera que debemos rozar si es necesario, pero nunca traspasar.
Voy
a ver qué me depara hoy, qué tengo ganas de hacer, con qué me apetece llenar el
tiempo libre y cómo pasar las horas de reposo obligatorio que me tengo por
delante.
Esta
semana tengo una magnífica entrevista preparada para el jueves. Espero que os
sigan interesando las respuestas de los autores… ¡A mí me están encantando! Y a
ver si mañana puedo avanzar con Los Cofres del Saber….
¡Pasad
un gran día!
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