Antes muerta que sencilla
¡Buenos días! Hoy tengo una
reunión importante, una que probablemente deje las cosas como están, sin
cambios significativos, a pesar de que deberían producirse. Me costó más de
diez minutos elegir el vestuario para asistir (me lo preparo siempre por las
noches).
Deberéis pensar que suena
frívolo, buscar una manera elegante de vestirse para una reunión, a pesar de
saber que no servirá de nada. Pues bien, ahora es cuando os recuerdo el éxito aplastante
que tuvo la canción Antes muerta que
secilla.
Ayer por la noche abrí la caja
donde guardo mis súper botas negras con un tacón de palmo, desde que me
operaron de la rodilla me cuesta más subirme a ellos, me miré la ropa que
almacena mi armario, en busca de la adecuada, y decidí cuál me pondría.
Sé que es absurdo pensar que por
llevar uno u otro vestido las cosas van a salir mejor, pero si eres mujer y
alguna vez te has calzado unos altísimos tacones sabes a qué me refiero cuando
afirmo que desde ahí arriba se pisa con mayor seguridad en ti misma.
Así que ahora mismo, cuando
termine de aporrear el teclado con el frenesí que me caracteriza a estas horas,
es posible que algún día mi marido me mande a freír espárragos por el ruido, me
ducharé, me vestiré con el modelito que espera paciente sobre el cesto del baño
y sonreiré, porque cuando vas a la guerra y sabes que perderás, siempre hay que
sonreír.
Hay cosas muy injustas en la vida…
Pero siempre debemos encontrar el lado bueno, mirar más allá del ahora y saber que
posiblemente en el futuro encuentres la senda recta hacia un destino mejor del
esperado.
La buena noticia es que ayer me
armé de valor y llamé a la editorial de El
secreto de las cuartetas. Por fin parece que hay luz después del túnel y
que en pocas semanas las librerías lo lucirán en sus estantes. ¡Es emocionante!
La publicación se ha retrasado por culpa de la extensión no prevista del libro,
¡va a tener más de setecientas páginas!
Estoy feliz, no quepo en mí de
ilusión, a pesar de que todavía queda un poquito para tener las galeradas, para
ver la portada, para disfrutar del olor del libro… Ahora me toca plantearme
cómo voy a encarar la campaña de marketing, la promoción, la presentación… ¡Hay
tanto en qué pensar!
Hoy voy a perder algo que me
correspondería por derecho, pero me da igual, desprenderme de una parte de las
mil obligaciones que acumulo no es triste. La ilusión de saber que por fin voy
a cumplir uno de mis sueños es tan maravillosa que eclipsa cualquier atisbo de
emoción contradictoria. ¡Por fin! Ahora solo queda esperar a que se venda…
(Pero esa es otra lucha…).
¡Feliz día! J
0 comentarios: