¿Rumbo a la selva amazónica?
¡Buenos días! Hace sol, los días
se alargan y la felicidad implícita que se extrae de la escritura es inmensa.
Me gusta novelar, dar vida a los personajes, vibrar con sus peripecias. Es una
terapia perfecta para espantar los nervios. Seguro que esta novela será intensa…
Hoy no tengo demasiadas ganas de
escribir ni de ir a trabajar ni de levantarme de la silla. Uffff, cómo me
gustaría tener horas libres para plasmar las mil ideas que me corroen. Debo
rehacer una parte de la trama ya escrita para incorporar los cambios decididos
esta noche revuelta.
Estas semanas se me están
haciendo eternas, apenas cuento con tiempo para respirar y hay una corriente de
mosqueo continua en la oficina. Hay tensión, faltan muchas cosas y a mí me
duele muchísimo acatar algunos cambios que no acaban de cuajar.
Inspiro, espiro lentamente y miro
por la ventana. Parece que no hay demasiado viento y el color exterior es
perfecto. Cierro los ojos un segundo y busco un conato de serenidad en mi
interior. La noche me ha llenado de inquietud, apenas he conseguido pegar ojo.
Ayer terminé con la lectura y me
enfrasqué con la escritura de mi libro actual, motivada y feliz por tener horas
de conexión con mi mundo paralelo. En los sueños enredados de esta noche se han
sucedido ideas inconexas acerca de Aurora y Bruno, con la constatación de cómo seguirá
la trama.
Me despierto con una mezcla de
sentimientos encontrados. Alegría por el regreso de la inspiración a mi vida,
nerviosismo por los recientes acontecimientos en el despacho, ansiedad por lo
que me espera, ilusión por recibir de una vez por todas las galeradas de El Secreto de las Cuartetas (¿llegarán
algún día?).
Es curioso cómo he conseguido
desafiar las esperas con un estoicismo pétreo, me encantaría tener una fecha real
de publicación, me molesta muchísimo las evasivas y las promesas incumplidas,
pero por suerte no siento el peso de la ausencia de emails.
Tampoco sé nada de la agencia
literaria ni de las editoriales a las que envié manuscritos. No lo entiendo,
¿cómo puede alguien llamarte para interesarse por tu trabajo y después dejar
pasar los meses de esta manera? Cada día veo más claro que continuaré sola y
que quizás Amazon es el camino hacia los lectores.
Me he marcado un plazo para
decidir cómo proceder con las novelas. Tengo muchas y poco tiempo para
buscarles salida. Quizás ha llegado el momento de pensar en las portadas, de corregirlas
y de subirlas a Amazon. Parece mentira, pero casi ocho meses después de subir Ecos del Pasado, sigo vendiendo… Eso da
qué pensar…
¡Feliz día! J
Había leído "Rambo en la selva amazónica". ;-)))
ResponderEliminarJajajajajaja
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