Explorar géneros estilísticos
¡Buenos días! Hoy tengo una
larguísima jornada por delante a la que hacer frente y llego a ella con una
energía envidiable. Ayer por la tarde conseguí acabar la larga lista de recados
pendientes y ponerme a escribir, a pesar de las constantes interrupciones del
trabajo.
Debería pasarme las horas
proyectadas tejiendo palabras en la esquina del sofá de mi casa, con varios
cojines estratégicamente colocados para evitar que me sienta incómoda y mi
maravilloso Mac en el regazo, emitiendo canciones de amor que me invaden con una
fuerza colosal y me ayudan a crear mundos paralelos en el papel.
Últimamente las interrupciones
son la moneda de cambio cuando decido explorar la trama de Aurora y Bruno,
arrancándome algunas exclamaciones un poco subidas de tono.
¿Os ha pasado alguna vez desear
con todas vuestras fuerzas conocer a los personajes de una novela? Con mi
actual manuscrito me sucede continuamente, al no encontrar demasiados momentos
para desarrollar la historia mi mente la imagina y le pone tanto sentimiento
que me encuentro con el anhelo de explorar la vida de Aurora y Bruno en la
realidad.
Es una historia de amor, una que
cruza las barreras impuestas con firmeza, zozobrando a veces entre la niebla
espesa que se empeña en obstaculizar el avance de un romance intenso. Suspiro.
Es precioso sentir cómo crece un sentimiento en el interior de tus personajes,
conseguir acompañarles en el camino y emocionarse con sus momentos.
Durante estos últimos dos años he
sondeado varios géneros novelísticos que hacía tiempo deseaba conocer, me he
decidido a dar el salto con una serie inspirada en una inspectora de policía, a
escribir una historia New Adult con un misterio macabro de fondo, a inspirarme
en una época histórica para desarrollar la trama de una mujer luchadora, a
enredarme en una romántica historia donde el trasfondo de suspense cobra vida y
a escribir el manuscrito actual, otra del género New Adult, donde los dos
protagonistas descubren unidos cómo vencer al destino.
Cada vez que me invade la
nostalgia o un conato de frustración por no llegar a las estanterías miro atrás
y descubro la estela de estos últimos dos años, con la satisfacción de las
novelas escritas, con tesón y alegría, siempre con esta energía positiva que me
acompaña. Sonrío entonces, espanto la tristeza que podría invadirme y salgo a
la calle con una emoción intensa acompañándome. Quizás algún día esas novelas
lleguen a vuestros estantes…
¡Feliz día! J
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