Alona Beach Y Belicasag Island (Bohol)
¡Buenos días! Esta semana tengo muchísimo lío, el próximo
lunes me voy a Brasil por trabajo durante una semana y hay mil preparativos.
Será una experiencia agotadora, pero muy productiva.
Durante esos días no habrá entrada en el blog, ya que aparte
de la diferencia de horarios, la jornada laboral se alargará durante muchas
horas y me va a ser imposible escribir.
Ayer nos quedamos en nuestra llegada al Hennan Hotel de
Bohol.
Tras el desafortunado incidente de recepción dejamos las
cosas en la habitación, deshicimos la maleta y nos vestimos con ropa de baño
para ir a dar una vuelta y pasarnos un rato largo en las piscinas.
Necesitábamos planear los días siguientes. Teníamos claro qué queríamos hacer:
una inmersión en Balicasag Island, visitar Virgin Island, ir a ver las
Chocolate Hills y conocer a los Trasiers (unos monos pequeñitos con ojos
enromes).
Paseamos por Alona Beach observando los restaurantes y la
vivacidad de la playa, estudiamos las ofertas de los centros turísticos y
acabamos contratando un pack de varias cosas con un señor local. Al día
siguiente iríamos con una barca a hacer excursiones y a bucear y al siguiente tendríamos
conductor privado para salir pronto del hotel, visitar varios puntos y terminar
en el aeropuerto donde teníamos previsto un vuelo hasta Manila.
Cenamos en un restaurante bastante agradable frente al mar y
terminamos la velada bañándonos en las piscinas iluminadas del hotel. Estaban
repletas de grupos familiares chinos, que suelen ser muy escandalosos.
Había música en directo, como no, una cantante con una voz
prodigiosa entonó el Despacito sin
pronunciar las palabras de una forma coherente.
Por la mañana empezamos la excursión. Me había pasado la
noche con un dolor agudo de oído, necesité varias gotas antibióticas y decidí
no hacer la inmersión, ya que es peligroso, así que me armé con mi Kindle y me
subí a la barca para esperarlos mientras ellos se sumergían por última vez en el
mundo submarino.
Teníamos dos marineros en la barca para nosotros cuatro.
Cuando avistamos Balicasag Island me pareció una isla menos
paradisíaca que otras, pero era auténtica porque nos dejaron en una aldea asentada
cerca de la playa donde prepararon a mi familia para la inmersión. Una con
mucha seguridad, pero no oficial.
Mientras ellos estaban bajo el agua yo me estiré en la arena
con mi libro. Empezaba a chispear, pero el calor húmedo de esta parte del
trópico me acompañó y no me molestaba la fina llovizna que me mojaba. Había
unos niños bañándose en la cercanía, al lado de una barca, y me pasé un rato
viéndolos hasta que decidí seguir su ejemplo.
Mi familia regresó feliz de su experiencia. Unas cuantas
mujeres se acercaron mientras se vestían para ofrecer varios objetos realizados
con conchas. Decidimos comprar unos pisapapeles chulísimos y muy artesanales
para regalar.
¡Feliz día! J
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