Inmersiones en Siquijor
¡Buenos días! A veces hay instantes en los que me paro a
pensar en cómo resumir mi vida y darle una vuelta, en qué es lo que me impulsa
a seguir adelante y en si vale la pena continuar. En general soy optimista,
pero en algunos aspectos de mi vida tiendo a mirar la parte menos agradecida.
Entonces aparece una reseña como esta (enlace) y me hace recuperar la ilusión.
La administradora del blog Viajera entre páginas ha mostrado su entusiasmo a la hora de
expresar las opiniones, tanto de la Serie
Sin ti como de Rumbo a ninguna parte,
y me siento feliz, agradecida, entusiasmada.
Volvamos a Filipinas…
Nos despertamos al día siguiente y la tormenta seguía
descargando su furia sobre Siquijor. Habíamos quedado en ir al centro de buceo
en moto, pero era imposible montarnos en la moto sin acabar empapados. Así que
les llamamos para anularlo. Sin embargo nos ofrecieron recogernos en su jeep y
llevarnos igualmente a bucear.
No tenía muchas ganas, lo admito. Después de mi mala experiencia
en Malapascua era un poco reacia a bucear, aunque ya me había quitado la
espinita en Malboal y sabía que es maravilloso.
Una vez llegamos al Sea Pearl Divers no pensé demasiado en
lo que venía después, simplemente me coloqué el neopreno, charlé un poco con
Valerie, la Dive Master que nos acompañó y les seguí a la barca. Fue una de las
mejores experiencias del viaje, ya que teníamos a un barco pequeñito para los
cuatro y dos personas a parte de Valerie para ayudarnos en todo. ¡Ni siquiera
cargamos los equipos!
Dejó de llover al cabo de unos instantes y salió un amago de
sol que consiguió alegrarme porque la luz bajo el agua sería más viva.
Cuando me tocaba tirarme me preparé sentada en un banco,
cerca de la plataforma preparada para mi salto. No pensé en el mal rollo pasado
ni en otra cosa que en pasarlo bien. Al levantarme no podía moverme, ¡suerte de
la colaboración de uno de los chicos! Gracias a él pude ponerme en pie, dar un
paso de gigante y meterme en el agua.
Esta vez, sin ejercicios ni obligaciones para conseguir un título,
conseguí disfrutar muchísimo. Vimos tortugas libres, peces multicolores, coral…
Iba todo el rato con los ojos muy abiertos, sin dejar de descubrir la viveza
del fondo marino, en paz, como si esa soledad que proporciona nadar bajo el
agua acompañada de mi traje, del equipo, de esas gafas que consiguen mostrarme
la magnificencia de la vida submarina.
Hicimos dos inmersiones increíbles y al regresar estaba pletórica
por haber bajado y superado mis miedos hasta el punto de ser capaz de disfrutar
tanto de la experiencia.
¡Feliz día! J
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