Esperar, esperar y esperar....
¡Buenos
y congelados días!!! Brrrrrrr… ¡El frío se resiste a desaparecer! Haced acopio
de bufandas, guantes, gorros (a poder ser de Donatzelli, jajajajaja), parkas,
abrigos, botas calentitas y forros polares antes de salir a la calle para
combatir estas temperaturas que parecen venir del Polo Norte….
Ayer
me dio por ponerme a pensar en la ingenuidad, en la confianza, en los ideales y
en la lealtad. De eso tengo yo demasiado…
¡Y quizás debería aprender a no creer tanto en los demás! Pero qué se le va a
hacer, yo soy así, siempre pienso en las buenas intenciones y me cuesta un montón
buscar las malas.
Recuerdo
con nostalgia aquellos primeros posaos hacia la meta tan deseada, aquellos
primeros meses de ilusiones, esperas y felicidad. ¡Fue algo mágico! Realmente
creía que yo tenía la fórmula idónea para llegar y besar el santo, que mi
trabajo, mis desvelos y mis ansias de conseguirlo eran el equipaje necesario
para alcanzar los sueños que moraban en mi interior.
¡He
escuchado tantas historias estos últimos meses! El abrir este blog y
relacionarme con varios escritores inéditos que viven día a día con la misma
ilusión de ver sus libros editados me ha enseñado muchísimas cosas. Algunas las
he adoptado como parte de un credo, las otras las he deshojado para ver la realidad
y muchas las he escuchado, valorado y encajado.
Desde
luego mi camino en la agencia difiere muchísimo del de la mayoría. A mí tardaron
un año entero en responderme el primer mail y tres en hacerme firmar un
contrato, mientras que en general, las personas que han conseguido llenar las
filas de una agencia literaria como sus nuevas promesas recibieron miles de
mails antes de formalizar la relación y fue muchísimo más ágil y rápida. Y eso
me da mucho que pensar, la verdad…
En
mi caso si no llega a ser por la constancia, la perseverancia y el duro trabajo
autoimpuesto jamás hubiera rubricado mi autógrafo bajo un contrato ni estaría esperando
a que esta vez las cosas funcionaran. Yo no cejé nunca en el empeño de mejorar,
de estudiar, de pulir, de volver a escribir y de enviar un mail mensual para
ver cómo andaban las cosas.
Y,
aunque veo la parte positiva, después de tantos y tantos años supongo que el
deseo de coronar la cumbre es intenso por ambas partes, me pesa un poco la
espera, la ansiedad y los restos de inseguridad que han generado tantos años de
perseguir un sueño.
Pensad
que durante muchísimo tiempo lo único que sentía al despertarme era la ansiedad
de la espera, de una espera que nunca obtenía una visión clara del futuro. Esperaba
una propuesta en firme que nunca llegaba, una firma que se posponía, un reconocimiento
que brillaba por su ausencia. Y luego esperé la constatación de que mi trabajo
se encaminaba hacia las editoriales y que deambulaba por los departamentos de
lectura para conseguir un contrato…. Hasta que entendí que no, que eso de
momento no iba a ocurrir y que debía seguir esperando.
Ha
habido muchos momentos en los que las presiones de mi entorno han hecho
tambalear mi absurda y firme decisión de ser leal a mi promesa y creer
ciegamente en la
agencia. Incluso mi propia mente me ha traicionado en
ocasiones… Pero contra viento y marea he seguido ahí, al pie del cañón,
esperando, anhelando, soñando.
Ahora
sólo el tiempo puede hablar a favor o en contra de una decisión que tomé hace
tiempo, aunque haya dudado en instantes puntuales. Y, sobre todo, necesito
aprender a esperar de otra manera, a no sentir constantemente que ya toca que
algo suceda, a despertarme por la mañana con esa sensación de que tras casi
seis años de espera estoy tocando con los dedos mi sueño, pero no lo puedo
agarrar con la mano. Y
en eso estoy, ¡y cómo me llamo Pat que acabaré consiguiéndolo!
¡Os
deseo un gran día!
Seguro que lo consigues en la perseverancia y la constancia esta el triunfo.
ResponderEliminarAnimo Pat!!!
Javier
¡E$so espero!!! Jajajaja. ¡Muchísimas gracias Javier! ¡Eres un sol! ¡Pasa un gran día!
ResponderEliminarYa sabes que cuando hablamos es como mirarse en un espejo. He llegado a una conclusión, las influencias externas son negativas: familia, amigos, conocidos... todos opinan, montan castillos en el aire con nuestros sueños y los derriban a la primera de cambio haciéndonos dudar. Por eso he decidido no hablar con nadie sobre agencia, esperas y publicaciones, y voy a apostar, de momento, por nuestra agente "Dios, es la mejor" No todos lo tenemos fácil, ni nuestro camino es un camino de rosas,rápido y sencillo a la meta. Pero hay que ser positivo y visualizar la meta, éste es nuestro año, Pat. Ese es el pensamiento y no debemos olvidarlo para el próximo bajón, que conociéndonos... :D
ResponderEliminarUn beso, princesa!!!
María!!! Espero que realmente 2012 sea nuestro año... ¡Te imaginas! Las dos a la vez en las librerías!! Jajaja ja... Esperemos no tener más bajones..... ¡Un beso!!
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