El primer cofre...¡La trama 46!!!!
¡Buenos días! Hoy toca continuar con Los Cofres del Saber. Habíamos dejado a Vladymir cuando descubrió dónde estaba la llave del cofre que guardaba su padre...
…Tres noches después de descubrir el lugar donde moraba la
llave del cofre Vladymir encontró la oportunidad de sacársela a su padre. La
fiesta que se había celebrado en el castillo había durado hasta altas horas de
la madrugada, el vino y los licores habían sido protagonistas del banquete y el
padre de Vladymir había permitido que el alcohol regara su comida sin detenerse
a pensar en las consecuencias.
Vladymir esperaba el regreso de su padre escondido tras la cortina, como cada
noche. Cuando su padre llegó, completamente ebrio, los ojos del príncipe
valquio se iluminaron en la penumbra de la noche, sabía que el efecto del
alcohol iba a dormir profundamente a su padre durante el tiempo necesario para
inspeccionar el cofre.
Se acercó a la cama de puntillas, intentando no fregar el suelo con sus
calcetines. La respiración acompasada de su padre, acompañada de algún ronquido
adicional, le mostró a Vladymir su estado de casi inconsciencia. El hombre se
había estirado sobre la cama sin deshacer, vestido y con zapatos.
Vladymir acercó su mano al cuello de su padre. Le temblaba un poco el pulso y
sentía todas las constantes aceleradas, si su padre se despertaba… Aguantó la
respiración mientras agarraba la cadena que colgaba del cuello de su padre,
buscaba la llave en su pecho y se la iba sacando lentamente. Su padre se movió
varias veces de manera un tanto brusca y Vladymir necesitó toda su fuerza de
voluntad para ahogar los jadeos de pánico que acudían a sus cuerdas vocales.
Tras diez minutos de angustia, Vladymir se separó de la cama de su padre con la
llave en la mano. Tenía
el cuerpo empapado en sudor, las gotas perlaban su frente adolescente y un
blanco plomizo se había encargado de ocupar sus mejillas enjutas.
Rebajó la taquicardia con un par de inspiraciones intensas y se agachó para
recuperar el cofre. Antes de repetir el conjuro que abría la piedra le lanzó
otra mirada atemorizada a su padre para asegurarse de que seguía durmiendo. La
ira de aquel hombre era intensa, tan intensa que si descubría las intenciones
de Vladymir nadie lo iba a salvar de un castigo ejemplar.
El príncipe Valquio conjuró en murmullos, sintiendo una fuerte aceleración de
sus sentidos. Presentía que en el interior del cofre encontraría una la clave
de su futuro, un futuro lleno de triunfos, de poder, de riquezas.
El cofre apareció ante la vista de Vladymir en unos minutos. Brillaba en la
penumbra de la noche, como si las gemas que lo decoraban irradiaran una luz
refulgente que insinuaba la grandeza de los secretos que custodiaba. Con la
llave rescatada del cuello de su padre el príncipe valquio abrió la cerradura. Levantó
la tapa con cuidado, sintiendo una corriente eléctrica interior que le indicaba
a gritos la importancia de ese momento.
La luz le cegó. Era una luz intensa, amarillenta, brillante. Dentro del cofre
habitaba una esfera luminosa llena de letras resplandecientes que fueron
saliendo en tropel para ocupar la estancia. Formaban frases, párrafos,
composiciones… Los ojos de Vladymir se quedaron en blanco, la habitación se
borró, sólo quedaron las palabras que iban introduciéndose en su mente para
descubrirle una historia lejana, la historia de los prigenios, de su lucha, de
su secreto.
Lentamente las letras fueron despertando una parte de su cerebro dormido,
permitiendo que el chico evolucionara, que alcanzara un grado de conocimiento
superior al de cualquier humano, acercándole al inicio de los prigenios,
otorgándole una cuarta parte de su poder….
¡Feliz día!
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