1.      ¿Cuándo supo que quería dedicar su vida a las palabras? ¿Cómo lo supo?

Siempre me ha encantado leer, desde que comencé con tres años. A escribir me animé de adolescente, como muchos otros: quería emular a Tolkien.

Después de terminar “El Silmarillion”, más vasto y complejo que “El Señor de los Anillos” escribí mis primeros relatos sobre Gil-Galad. Aún los tengo, encuadernados. Ése fue el inicio.

2.   ¿La imaginación ha formado parte de su vida desde pequeño? ¿Escribía ya en libretas o en folios?

En hojas sueltas. Con la llegada de la era del ordenador, comencé a pasar a limpio lo que antes escribía a mano. Sigo haciéndolo así, será porque me gusta el Medievo; me gusta lo arcaico y artesanal.

3.      ¿Cree que la creatividad es innata a las personas o que se puede cultivar?     

La creatividad es innata. Se puede potenciar, creo, de forma que se pueda exprimir al máximo. Lo importante es trabajar esa creatividad y darle forma, y eso sí se puede aprender.

4.      A la hora de sentarse a escribir, ¿tiene un lugar predilecto? ¿O puede hacerlo en cualquier sitio?

Soy animal de costumbres. Me gusta mi sofá, con mis zapatillas de fieltro de andar por casa. Necesito sentirme cómodo para que fluya la inspiración, aunque el estrés del día a día también alimenta las emociones de mis personajes.

5.     ¿Escucha música mientras escribe? ¿O para inspirarse? Si es así, dígame qué tipo de música le gusta para cada circunstancia

A veces necesito música medieval; otras, me basta con el soniquete de la televisión como murmullo de fondo.

Existen en la Red canales de música stream muy interesantes, mis preferidos son Radio Nacional de España, y AncientFM

6.   ¿Sigue algún patrón a la hora de crear? ¿Sigue un horario pre-establecido? ¿O simplemente espera a que le sobrevenga la inspiración para sentarse a escribir?

Entre semana, después de una cena ligera, por la noche hasta la madrugada es mi mejor momento. La inspiración llega durante el día, ya que no abandono en ningún momento a mis personajes; por la noche, escribo todo lo que se me ha ocurrido durante el día.

7.    ¿Trabaja con esquemas previos, fichas de personajes y subtramas o se lanza a escribir a partir de una idea?

Hago un guión previo general, con algunos hitos bien definidos, que actúan como ejes de referencia centrales. Escribo a partir de ahí, rehaciendo la trama y los personajes de continuo, según la inspiración, las nuevas ideas, y los nuevos datos del proceso de documentación.

8.      ¿Cuál sería su consejo para todos los que escribimos y seguimos en la sombra?

Primero, debes conseguir emocionarte con lo que escribes. Debes disfrutar

con lo que haces. Segundo, debes ser sincero. Si es necesario destruir capítulos enteros, debes hacerlo y comenzar otra vez. Tercero, no escribas porque desees publicar y obtener fama o reconocimiento o el calor de los lectores; escribe porque tus personajes gritan en tu cabeza.

9.    ¿Cómo logró publicar su primer libro? A todos los escritores noveles nos interesa conocer de primera mano si nuestros desvelos también han acosado a los editados.

Primero busqué a un agente literario que me aceptara; yo creía que mi primera novela era digna de ser publicada. Era diferente. Era novedosa. Lo logré, después de un año, y varias correcciones del manuscrito, buscando que quedara lo más perfecto posible. A partir de ahí, me puse en sus manos. Para mí ha sido muy importante contar con mi agente; no es imprescindible pero sí deseable, ya que son el primer filtro serio, fuera de la familia y amigos, y opinan con sinceridad sobre tu obra y sus posibilidades. Es necesario un agente si se desea saltar al mercado internacional.

10.   ¿Cuáles son sus libros imprescindibles? ¿Aquellos que le han hecho vibrar?

Los últimos que he leído: “El sueño de Justiniano”, de Salvador Felip. “El caballero del Alba”, de Sebastián Roa. La biografía de Thomas Andrews, ingeniero diseñador del Titanic. La trilogía de Bizancio de Lord John Julius Norwich. Imprescindibles: “El Silmarillion”, de JRR Tolkien. “La Ilíada” y “La Odisea”, de Homero. “La isla del tesoro”, de Stevenson.

11.  En muchos momentos, al sentarme frente al ordenador, siento la soledad del escritor. ¿Usted cree que plasmar nuestros mundos paralelos en el papel es un camino solitario?

Lo es en el momento que el escritor insufla vida a sus personajes no hay nadie más, sólo ellos y el autor. Pero fuera de la escritura en sí, un autor debe estar abierto al mundo; a nuevas voces, a nuevos libros, a nuevas perspectivas de la vida.

12.   Sus novelas se nutren de la historia para traernos unas tramas llenas de pasiones. ¿Cuánto hay  de realidad y cuánto de ficción en ellas? ¿Cómo encara la tarea de documentarse? 

Intento documentarme todo lo que puedo, sin dejar que el exceso de datos saturen mis páginas. El lector busca descubrir otros mundos en la literatura, no convertirse en un catedrático de historia. Si leyendo una obra de ficción, un lector siente ansia de saber más, entonces esa ficción ha logrado su objetivo. Junto a muchos personajes y hechos reales yo presento algunos personajes ficticios, que me permiten total libertad creativa. Las lagunas en la Historia también permiten algunas licencias a favor de la trama, que siempre deben ser creíbles. Para documentarme, indago en todos los detalles que puedo. De hecho, compro y leo más libros de documentación que de lectura: nunca se ha aprendido suficiente para recrear la vida de hace mil años.

13.  Está a punto de salir a la venta su última novela: El Mármara en Llamas, ¿puede hacernos una breve sinopsis?

Siglo VIII. En Constantinopla, el Imperio Bizantino se enfrenta a la mayor amenaza de su historia. Los ejércitos del Islam asedian la capital y la supervivencia del imperio está en las manos de un hombre y su secreto. Pero ese secreto quedará en peligro en las misteriosas tierras de Egipto. Ese hombre se llamaba Calínico.

14.  Siempre he creído que a través de las páginas de un autor puedes llegar a su alma. ¿Está de acuerdo conmigo?

No sé si al alma, pero sí a algunos de sus pensamientos y obsesiones, es inevitable que los personajes sean espejos de sus autores en algunos aspectos; seres que viven y sufren los sinsabores de la vida, y buscan ante todo esperanza.

15.  Por último, tras agradecerle su dedicación, me gustaría que sintetizara en una única frase qué le aporta esta profesión.

Lo resumo con una frase de Giordanno Bruno, quemado por hereje en Italia en 1600: “No sólo existe este mundo. Hay otros.”