¡Buenos días!!! ¡Viernes! Por fin se acaba la semana y llegan los días de asueto, aquellos en los que puedo disfrutar con los míos y no estoy tantas horas sola en casa. Aunque he de admitir que no está siendo una experiencia tan horrible.

            Ayer por la noche me vino a recoger una amiga para llevarme a una cena, una que os contaré mañana, cuando las impresiones de la entrevista a Blas formen parte del ayer y podamos centrarnos en otras cuestiones, pero ahora me encantaría exprimir las palabras de nuestro escritor semanal.

            Lo que más me ha llamó la atención al leer sus respuestas fue la de su manera de escribir: ¡lo hace a mano! ¡Y luego lo pasa al ordenador! Si la semana pasada ya me pareció peculiar que JJ trabajara en una máquina de escribir, lo de utilizar folios o libretas me parece increíble y admirable. ¡Estos dos escritores son loables! ¡Con lo fácil que es borrar con el Word y permitir que el resto del texto siga en su sitio! ¡Y por no hablar del corrector! ¡Si cuando yo era pequeña no me atrevía a plasmar mis mundos paralelos en el papel por miedo a que estuvieran plagados de faltas y errores y con la llegada del Office a mi vida logré sentirme segura!

            Blas coincide conmigo en cuanto a lo de la soledad del escritor mientras crea. Aunque él escribe por la noche, horas en las que a mí me lo prohibieron y, si os digo la verdad, no sé si sería capaz de ponerme delante de una pantalla de ordenador. ¡Las frases me saldrían torcidas! Yo necesito sol, aire libre, luz…

            ¡Pero Blas escribe en el sofá! ¡Cómo yo! A mí el traumatólogo me dijo que hiciera el favor de escribir sentada, como todo el mundo, y no estirada en el sofá con tres cojines, el portátil pequeñito en el regazo y las manos volando libres. ¡Así me lesioné una de ellas! Pero ya le expliqué que mi inspiración fluye así y que si lo intento sentada en un escritorio no quiere acompañarme. No sé si acabó de entenderlo, la verdad (pero yo voy a seguir escribiendo en el sofá o en mi sillón de Estavar….).

            Blas escribe con guión previo, marcándose hitos. Según extraigo de la entrevista es una persona ordenada y metódica, cosa que muchas veces favorece las estructuras de las novelas. ¡Yo soy caótica dentro del orden! Al terminar Oros se la mandé a mi querida M. Pensaba que ya estaba acabada, pero no he parado de enviarle nuevas versiones solucionando problemas de coherencia. ¡Incluso le inserté un nuevo personaje en el último momento! ¡Así que diríamos que escribo por impulso! Tan ordenadita y metódica que soy para mi trabajo remunerado….

            ¡Me encanta lo que Blas nos explica de su manera de encarar personajes históricos! Es genial estudiar un periodo concreto y dejar volar tu imaginación entre las lagunas históricas, las personas que sabemos que vivieron en ese instante de nuestro pasado y unas inventadas… Y estoy de acuerdo con él cuando afirma que nuestros personajes reflejan nuestros propios pensamientos y obsesiones… ¡En la mayoría de los casos así es! Aunque en mis novelas hay muchos asesinos sangrientos y eso no refleja en lo más mínimo nada mío….

            Y llegamos a la parte más peliaguda, a aquella que lleva unos días dándome qué pensar. Todos los escritores a los que he entrevistado, y ya van seis más dos que tengo en la recámara, han conseguido publicar en un plazo no demasiado dilatado en el tiempo. ¡No he logrado encontrar un caso parecido el mío! ¡Uno en el que los años sumados desde mi primer contacto con la agencia y la actualidad, sin nada en las librerías, sean ya seis! No sé, me da qué pensar… Por un lado La Baraja está recorriendo su periplo, moviéndose entre comités de lectura. Por otro me pesan bastante los años de espera… ¿No debería replantearme la situación? Bueno, ahí quedan mis elucubraciones, hoy no es el día para exponerlas…

            ¡Pasad un gran día!