¡Ya estoy en casa!
¡Buenos días! Ya estoy en casa. Cansada, un poco dolorida y con una venda
que me inmoviliza totalmente la rodilla, pero en casa. ¡Qué bien se está! Y eso
que en la clínica me dieron una habitación magnífica y me trataron súper bien,
pero como en casa en ningún sitio, ¿no?
La verdad es que el jueves
fui a la operación con muchos nervios, ¡estas cosas a mí no me gustan nada! ¡Y
menos cuando hay agujas de por medio! Pero me armé de valor, salí a la cale y
me peroné en la clínica dispuesta a pasar por el quirófano.
Me cogieron pronto y me
bajaron al quirófano toda vestida de verde, con gorrito y pies del mismo color,
y en una camilla. Creo que ese es el peor momento, porque te vas acercando a la
realidad de lo que te va a tocar y empiezas a temblar.
El camillero iba diciendo:
“esta señora es el cruzado del dr. Godall” y yo pensaba, bueno, soy algo más
que eso, ¿no? Pero así se me quedó, era el cruzado y punto. Me llevaron a un
sitio donde hablé con el anestesista, un señor muy simpático que se avino
enseguida a hacerme anestesia general. ¡Suspiré un poquito más tranquila!
¡Y luego me llevaron al
quirófano! Cuando veía a alguien del equipo me preguntaba: “¿Qué rodilla es?” A
lo que yo contestaba bromeando: “la derecha, ni se os ocurra operarme la
izquierda, ¡Jajajajajaja!” Y bueno, ya no recuerdo nada más que despertarme en
mi cama de la habitación y pasarme la tarde entre vómitos y sueños.
La anestesia no me sienta
bien, nunca lo ha hecho. Así que para tolerar la comida tuve que esperarme al día
siguiente. La noche fue un tanto extraña, empecé a tener unos espasmos raros en
el cuerpo y en la mandíbula y notaba la lengua pastosa. ¡Pensé que era la
ansiedad de la operación! Pero cuando me desperté y fue a más llamé a la
enfermera.
Mi mandíbula parecía poseída,
se iba de un lado a otro contrayéndose. La lengua se me hincho y casi no podía
ni hablar y la enfermera no sabía qué hacer. Llamó al médico de urgencias para
que me viera. El doctor me explicó que era una reacción alérgica a algunos de
los medicamentos que me pusieron para reanimarme de la anestesia, pero que no
podía pautarme nada si no me veía el neurólogo.
Eso fue ayer por la
mañana. El teléfono y el Whatsapp no paraban de sonar y yo casi no podía ni
hablar, pero tampoco tenía ganas de explicar mi situación. Creo que incluso
estuve antipática con gente, pero es que estaba hecha polvo.
Dos horas después apareció
el neurólogo, un señor muy simpático que me pautó una medicación y en unos
minutos mi mandíbula y mi lengua volvieron a la normalidad. ¡Qué susto pasé! ¡Y
qué angustia! Pero ahora ya está, pasé el resto del día bien, en familia, con
mi madre y mi hermana, mi marido a ratos y m i padre. También me vinieron a ver unos amigos y mi cuñada.
Por la mañana, tras el
incidente de la anestesia, el médico ya me dejó levantarme y caminar con ayuda
de las muletas hasta el baño. ¡Fue genial! Y luego me conecté con el WiFi de la
clínica y logré explicaros cuatro cosas.
La noche ha estado bien.
Me he quedado sola, puesto que mi movilidad era menos reducida que el día
anterior y he dormido poco, pero muchísimo mejor que el día anterior. ¡Que con
el mal rollo de los espasmos no había pegado ojo. ¡Y yo pensando que todo era
una crisis de ansiedad! Desde luego…
Y hoy por la mañana me ha
venido a buscar mi marido, me han sacado la vía y me he venido para casa. ¡Ahora
estoy estirada en mi rinconcito del sofá! ¡Con el ordenador encendido y unas
ganas locas de volver al blog!
¡Os deseo un sábado
genial!!!!!
Pat, me alegro que haya ido todo tan bien!!
ResponderEliminarMira que si hubieran encontrado en tu rodilla un objeto misterioso como en tu novela Géminis, jajajaja.
Un abrazo.
Jajajajaja.. ¡NO lo había pensado!! ¡Pero tienes razón!! ¿Te imaginas? Aquella novela la tengo llena de polvo y telarañas... ¡Quizás algún día la saco a la luz! Un beso José Antonio!!!!
ResponderEliminarPat, me alegro de que ya haya pasado todo, aunque me parece un poco lamentable tener que esperar tanto para que vinieran a mirarte esto de los temblores.
ResponderEliminarEn fin, un beso enorme y verás que pronto estás corriendo por ahí xD
Gracias JJ!!! Estoy segura de que no tardaré en andar bien!!! Y sí, fue una lata esperar tanto, pero qué le vamos a hacer. ¡Ahora ya estoy en casa!
ResponderEliminarImportantissim, t'ha tret la via :)
ResponderEliminarFes bondat!!
Uf, qué angustia. Hostia, lo lamento todo esto.
ResponderEliminarPor cierto, lo de la anestesia intentaré recordarlo, por si me pasa, no asustarme demasiado.
Saludos, calma. ¡en casa! No, no hay nada igual.
Hola a los dos! Sí, Ati, ara ja no tinc agulles, aixxxxx, però cada tarda m'he de punxar jo sola l'eparina!!! (imagina quin suplici!)
ResponderEliminarIgor, fue un poco angustiante, la verdad, más que nada porque no podía hablar y tenía la mandíbula moviéndose de un lado a otro, pero ya pasó, fue una anécdota para contar en el blog, ¿no?
¡Un beso a los dos!!!