Creer, soñar, anhelar....
¡Buenos
días! Hoy me vais a perdonar, pero no me he levantado con buen pie. Paso unas
noches de dolor intenso y, a pesar de medicarme, la pierna parece llena de
alfileres que pinchan cuando se apaga la luz y el sueño aparece a una hora
temprana. Y esos pinchazos se extienden desde la rodilla hasta el pie creando
calambres intensos, despertándome una y otra vez y evitando que el descanso
reparador se ocupe de revitalizarme.
Quizás
lo único que me pasa es que estoy agotada. Me ha pasado dos meses y medio esperando
la operación, con poca movilidad, encerrada en casa y haciendo una rehabilitación
monótona y exigente. Al final he pasado por el quirófano, pero la recuperación
es larga y pesada. Cada vez que me levanto de la cama siento como si mi rodilla
fuera una bisagra a la que le falta aceite de engrasar y por eso chirría y se
mueve con dificultad.
Hago
los ejercicios con regularidad, sueño, amo y creo, pero hay instantes en los
que todo se me viene abajo. Normalmente busco la sonrisa en otra parte y me
miro la situación desde otra perspectiva, encontrando siempre una parte
positiva a los desvelos y las angustias.
Soy
idiota, ya lo he dicho en muchísimas ocasiones, una de aquellas idiotas
idealistas que cree en la gente a pesar de sus múltiples muestras de incumplimiento.
Cuando los compromisos pasan de largo sin llegar a consumar los términos o las
expectativas creadas, tiendo a excusar a las personas, siempre creyendo que las
cosas van a cambiar, que ha sido un desliz,…
Pero
cuando se pierde la humanidad, cuando no hay una empatía entre dos personas que
mantienen cualquier tipo de relación, ya sea laboral, de amistad, amorosa,…, se
pierde el respeto y la igualdad de condiciones. Y es que cuesta tan poco
mostrar un mínimo de interés por el prójimo…
¿A
cuántos os ha pasado que esperáis algo de una persona y no llega? A mí un montón
de veces, pero ya he aprendido a superarlo. Sin embargo lo que nunca voy a
conseguir entender es la manera en la que algunos hacen uso de su pequeño
reducto de poder sobre sus congéneres sin pensar en sus sentimientos, en sus
anhelos, en las frustraciones que pueden ocasionar las expectativas creadas y
nunca alcanzadas.
Y
no, con esta entrada no me estoy refiriendo a un tema en concreto, sólo intento
plasmar en el papel una realidad que me he encontrado durante toda la vida, una
que cada vez que sucede me sorprende y me es difícil de asimilar. Y hoy, como me
he despertado nostálgica y muy cansada, he decidido tocar este tema, intentar
rescatar las emociones encontradas que produce pensar que para alguien eres
algo más de lo que en realidad eres.
Lo
más importante es creer en uno mismo, soñar, ser consecuente con tus ideas,
mostrarte solidario con los demás e intentar cumplir con aquello que te has
comprometido. Para mí son las bases de una buena relación a todos los niveles,
unas bases que no todo el mundo considera necesario cumplir.
Pero
a pesar de que estoy agotada, de que la vida me ha regalado esta realidad, de
que cada noche el dolor me impide descansar y de que al día siguiente las horas
traspasan el reloj con una necesidad intensa de llenarlas sin pensar en mi
situación, yo sigo creyendo, amando, soñando, anhelando….
¡Pasad
un gran día!
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